La joven turca sin brazos que se transformó en récord de natación
Hasta los seis años, Sevilay Öztürk no quería salir de su casa. Pero un encuentro en el hospital cambió su vida. Hoy, con 21 años, es campeona paralímpica de natación y una inspiración para los jóvenes.
Sevilay Öztürk pasó los primeros seis años de su vida dentro de su casa, en la ciudad de Kahramanmaraş, Türkiye. El motivo: padecía deficiencia bilateral de las extremidades superiores -es decir, nació sin brazos. Antes de enfrentarse a las miradas, Sevilay prefería permanecer puertas adentro. Hasta que un encuentro cambió su vida para siempre.
Durante una visita al hospital para un chequeo médico, conoció a Beytullah Eroğlu, campeón paralímpico de natación. Beytullah había nacido sin brazos y con una pierna más corta y, como Sevilay, hasta los siete años no se animó a salir de casa. La natación le dio una razón para encontrar un propósito, salir al mundo y mostrar su valor. Su ejemplo inspiró a Sevilay.
Nadar para aferrarse a la vida
A los seis años, Sevilay se arrojó por primera vez a una piscina. Tuvo miedo de ahogarse, tuvo miedo de no poder salir a flote, tuvo el triple de miedo de una persona normal cuando se arroja al agua. Pero algo en ella la sostuvo. “Era una forma de aferrarme a la vida, una forma de creer en mí misma y avanzar”, recuerda Sevilay en diálogo con TRT Español.
Pero no fue fácil. Sevilay tenía entrenador personal y utilizaba dispositivos de flotación para ganar confianza. Con el tiempo, tras prueba y error, sucedió algo mágico. Sevilay evoca el momento y se le iluminan los ojos. "Me di cuenta de que el agua era un mundo diferente para mí. Un mundo donde realmente podía ser yo misma", dice.
Y así la natación se convirtió en su lugar de escape. Su segundo hogar.
"Hay un mundo diferente para mí bajo el agua. Me siento como un pececito, porque los peces no tienen brazos; se mueven como yo o mejor. Es una sensación tan hermosa, como si hubiera un mundo aparte allí, como si tuviera un hogar aparte bajo el agua".
Con perseverancia y dedicación, Sevilay se ha convertido en un símbolo de superación y una fuente de inspiración para muchos. Foto: Mohammad Bashir Aldaher
Del miedo a las medallas de oro
A medida que la natación se convertía en su nuevo hábitat, Sevilay comenzó a participar en competencias locales. En el 2014, se apuntó al Campeonato Turco para Atletas con Discapacidad Física. Superó todas las expectativas: ganó tres medallas de oro en la categoría S6 (S1 representa la discapacidad más severa, mientras que S10 es la más leve).
Su debut a nivel global fue en el 2016, en el Campeonato Internacional de Natación en Berlín. Otro éxito: obtuvo el primer lugar en los 50 metros mariposa y el segundo en los 100 metros espalda.
Ese mismo año la eligieron para representar a Türkiye en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro, en Brasil. Con solo 12 años, se convirtió en la atleta más joven en la historia de la competencia.
Cuatro años más tarde, ganó la medalla de bronce en los 50 metros espalda en los Juegos Paralímpicos de Tokio. El mundo la conoció como "La Chica Pez", tal como la bautizaron sus compañeros de secundaria.
En 2024, lideró la delegación turca en los Juegos Paralímpicos de París. Obtuvo una medalla de bronce en los 50 metros mariposa por llegar a meta a los 43,70 segundos. Y trajo a casa un nuevo hito: Sevilay “la Chica Pez” era la atleta más joven en la historia en competir en tres Juegos Paralímpicos. Tenía 21 años.
En 2014, Sevilay ganó tres medallas de oro en el Campeonato Turco para Atletas con Discapacidad Física. Foto: Mohammad Bashir Aldaher
Transformación bajo el agua
La natación ha sido una fuerza transformadora en su vida. La ayudó a liberarse de las limitaciones sociales y a pasar de ser una niña tímida a una persona segura de sí misma.
"Nadar me conectó a la vida. Me hizo una persona más sociable. Además, recibí premios, y este trabajo se ha convertido en mi profesión.”
Su vida ahora gira completamente en torno al agua. Tiene un riguroso programa de entrenamiento seis días a la semana: su práctica comienza al amanecer, y por la tarde va al gimnasio para mejorar su fuerza y velocidad en el agua. Pero aún habría más desafíos por delante.
La historia de Sevilay refleja la importancia de encontrar un propósito y aferrarse a él con todas las fuerzas. Foto: Mohammad Bashir Aldaher
Una prueba inesperada
A principios de 2022, llegó otra prueba inesperada. Un terremoto sacudió la ciudad donde vivía, Kahramanmaraş, al sur de Türkiye. Decenas de miles de vecinos perdieron la vida allí. El gimnasio, y las piscinas donde entrenaba quedaron devastados.
Sevilay tomó una decisión difícil, la única alternativa para seguir su vocación. Debió mudarse a Gaziantep, al sur del país. Su familia no pudo acompañarla. Sólo se llevó de su viejo hogar a León, su gato. Pero en medio de las dificultades, se volvió más fuerte.
"Vivir sola y gestionar mis propias necesidades fue una experiencia fortalecedora”, reflexiona. “Me enseñó que, con esfuerzo y fuerza de voluntad, podía lograr cualquier cosa”.
"Vivir sola y gestionar mis propias necesidades fue una experiencia fortalecedora", reflexiona Sevilay. Foto: Mohammad Bashir Aldaher
Heroína nacional e inspiración para los jóvenes
Su historia de entrega y determinación se hizo viral en Türkiye. Los medios narraban una y otra vez la tenacidad a prueba de todo de Sevilay, la joven que había vencido sus limitaciones y luego al terremoto que rompió su ciudad en mil pedazos.
En el 2019, tras ganar la medalla de bronce en el Campeonato Mundial de 2019, la recibió el presidente de Türkiye, Recep Tayyip Erdogan, en el Complejo Presidencial, y le otorgó un honor especial en reconocimiento a sus logros. Y así Sevilay, Sevilay, se convirtió en heroína nacional e inspiración global.
Hoy, otros jóvenes discapacitados encontraron en su historia la motivación para dedicarse de lleno a la natación. También ellos descubrieron allí un hogar, bajo el agua. Un lugar que no los juzga, que no los limita, que sólo los abraza y les abre camino.
"Sevilay es un modelo a seguir. Cuando llegan niños nuevos al club, pueden sentirse asustados al principio. Pero cuando la ven nadar sin brazos, eso los anima a creer en sus propias habilidades", dice su entrenador, Ali Albas.
"Nací sin brazos, pero no dejé que eso definiera mi futuro. Cada vez que enfrenté dificultades, recordé que podía lograr cualquier cosa con trabajo y dedicación”.
Sevilay mira las medallas que año tras año se multiplican en su casa. A pesar de tener 21 años, ya ha vivido muchas vidas. Dice que cada vez que recibe una condecoración, no lo siente como un logro personal. Es, para ella, un logro colectivo.
“No son solo una victoria para mí”, concluye. “Estas medallas son para todos aquellos que enfrentan desafíos en sus vidas. Y aún así no se detienen."
"Me di cuenta de que el agua era un mundo diferente para mí, donde realmente podía ser yo misma", dice Sevilay. Foto: Mohammad Bashir Aldaher