Google aumenta sus emisiones de carbono por uso de inteligencia artificial
La explosión de la IA y la demanda de potencia informática complican la reducción de emisiones de carbono. Google, Amazon y Microsoft enfrentan desafíos para alcanzar sus metas ambientales.
La inteligencia artificial (IA) es motivo de debate por la exposición de datos, por la difusión de información errónea y por la posibilidad de que ponga en riesgo puestos de trabajo. Ahora, también lo es por la cantidad de emisiones de carbono que se generan durante su desarrollo: Google reveló que produjo más emisiones de CO2 en 2023 debido a la explosión de la IA y la consecuente necesidad de mayor potencia informática.
En este sentido, la empresa estadounidense detalló que el año pasado vio cómo sus emisiones de gases de efecto invernadero alcanzaban los 14,3 millones de toneladas de CO2, un aumento del 48% respecto a 2019, según su informe medioambiental anual.
La causa es un aumento del consumo de energía en sus centros de datos, los edificios que albergan los servidores informáticos que constituyen la columna vertebral de la nube y, por tanto, los sitios web, las aplicaciones móviles, los servicios en línea y todas las nuevas herramientas de inteligencia artificial generativa como ChatGPT.
"A medida que integremos la IA en nuestros productos, reducir las emisiones podría resultar difícil", señala el grupo californiano.
Asimismo, argumenta que las crecientes necesidades energéticas son impulsadas por la IA, la cual demanda mayor potencia informática. Además, señala las emisiones asociadas a sus inversiones en infraestructura, como la construcción de nuevos centros de datos o la modernización de los existentes.
De esta forma, Google parece alejarse de su objetivo de cero emisiones de carbono que se ha comprometido a lograr en todas sus operaciones para 2030.
Amazon y Microsoft enfrentan el mismo problema
Pero no es el único que se enfrenta a este problema: sus competidores Amazon y Microsoft tienen situaciones similares.
Los tres gigantes estadounidenses destacan sus esfuerzos para reducir los residuos y sustituir el agua que consumen (para enfriar los servidores), así como sus inversiones en energías renovables y en tecnologías emergentes para capturar y almacenar el CO2 ya presente en la atmósfera.
Pero el éxito de la IA generativa corre el riesgo de poner en duda sus avances.