Por qué la cumbre por paz de Ucrania fue un fracaso para terminar la guerra

Con Rusia excluida de la cumbre y sin margen para lograr acuerdos de posguerra, ¿estaban estas conversaciones destinadas a terminar en un fracaso?

El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, estrecha la mano de la presidenta federal de Suiza, Viola Amherd, en la Cumbre por la Paz de Ucrania, cerca de Lucerna, el 15 de junio de 2024. Foto: AFP
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El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, estrecha la mano de la presidenta federal de Suiza, Viola Amherd, en la Cumbre por la Paz de Ucrania, cerca de Lucerna, el 15 de junio de 2024. Foto: AFP

Representantes de más de 90 países se reunieron en Suiza durante el fin de semana para la Cumbre por la Paz de Ucrania. En medio de toda la fanfarria, el evento de dos días el 15 y 16 de junio no ofreció avances significativos para poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania. De hecho, a Moscú ni siquiera lo invitaron a la cumbre

La mayoría de los países mantuvo una postura crítica frente Rusia y se emitió un comunicado conjunto que respalda la “integridad territorial” de Kyiv.

La guerra entre Ucrania y Rusia se acerca a una etapa delicada. Moscú quiere legitimar su control sobre varios territorios reclamados durante las hostilidades, mientras que Kyiv insiste en la retirada completa de las fuerzas rusas para empezar las conversaciones. Además, la futura integración de Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es otro punto de discordia: Moscú insiste en que Kyiv debe abandonar el intento por ser miembro del bloque para respaldar el impulso de una posible tregua.

Entonces, ¿es posible evitar puntos conflictivos clave y preparar el terreno para un acuerdo que será difícil?

La exclusión de Rusia y la OTAN

La inclusión y participación de Rusia en cualquier cumbre de paz es un punto clave para que las negociaciones sean creíbles. Al asegurar la ausencia de Putin en el evento, los aliados occidentales de Ucrania debilitaron su propio compromiso con el “diálogo entre todas las partes” y el logro de una “paz integral, justa y duradera”.

Tanto Kyiv como Moscú tienen un interés compartido en evaluar los escenarios de acuerdos de posguerra, así como de gestionar las expectativas sobre posibles retiradas de tropas de las regiones orientales de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia. Es probable que ni Kyiv ni Moscú acepten una retirada total de estas regiones. Pero su actual déficit de confianza podría reducirse si al menos se consideraran sus términos y condiciones en la cumbre.

Precisamente en eso la conferencia se quedó corta. La declaración final no tuvo en cuenta el acuerdo de posguerra ni los intereses de la retirada de tropas, lo que indica una oportunidad perdida de promover deliberaciones significativas sobre temas clave.

En lugar de ello, las percepciones de amenazas aumentarán. Los ataques aéreos transfronterizos entre Rusia y Ucrania se han incrementado, mientras Washington está interesado en desarrollar las fuerzas armadas de Ucrania y en promover su candidatura para ingresar a la OTAN. Un mayor apoyo de Estados Unidos al ejército ucraniano complica las perspectivas de una reducción de la tensión, dada la insistencia de Putin en que Kyiv debe abandonar su intento de pertenecer la OTAN para un posible alto el fuego.

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Los ministros de Defensa de la OTAN se reunieron en la sede de la organización en Bruselas el 13 de junio de 2024 para discutir la posición de Ucrania. Foto: AFP

La cumbre también tuvo dificultades para reducir las tensiones nucleares. Recientemente, Rusia advirtió sobre una creciente discordia después de que el jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijera que la alianza podría desplegar más armas nucleares y tenerlas preparadas. Esto va en contra del consenso final de la cumbre que señala que “cualquier amenaza o uso de armas nucleares en el contexto de la guerra en curso contra Ucrania” era inadmisible.

El Sur Global y las implicaciones geopolíticas

En la cumbre también se plantearon las crecientes divisiones entre Occidente y el Sur Global. Los principales estados no alineados –incluyendo a Arabia Saudita, India, Sudáfrica, Tailandia, Indonesia, México y los Emiratos Árabes Unidos-- se negaron a apoyar la declaración conjunta respaldada por Occidente, lo que socavó la credibilidad de la cumbre y su impacto en la paz futura.

Por un lado, Ucrania y Occidente necesitan que China y Arabia Saudita faciliten un proceso de paz creíble que aborde las demandas de Kyiv y Moscú en pie de igualdad. Pero la ausencia de Beijing en la cumbre y el silencio de Riad sobre organizar conversaciones de seguimiento dejan claro un punto fundamental: el Sur Global está cada vez más desilusionado con el aislamiento económico y diplomático de Rusia por parte de Occidente.

Recordemos las sanciones económicas occidentales a Moscú. Arabia Saudita fortaleció su cooperación energética con Rusia y no está dispuesta a arriesgar la buena voluntad diplomática al ponerse del lado de una declaración final centrada en Ucrania. Riad, al igual que Beijing, también entiende que inevitablemente será necesario tener en cuenta las prioridades rusas en materia de retirada de tropas, alto el fuego y expansión de la OTAN. Todo esto refuerza el hecho de que Rusia debe estar involucrada desde el principio.

En el frente geopolítico, cabe esperar que las posiciones sobre la guerra entre Rusia y Ucrania se polaricen más. Después de todo, los aliados occidentales de Ucrania respaldaron resultados que atribuían directamente a Rusia el sufrimiento y la devastación sustanciales de la guerra, pero un número creciente de Estados no alineados no compartieron esa opinión. Es probable que las fricciones se mantengan a medida que Occidente aproveche los activos rusos congelados para prolongar la guerra.

Las economías del Grupo de los Siete (G7) anunciaron recientemente planes para financiar un préstamo de 50.000 millones de dólares para Ucrania con los activos rusos congelados. Ese plan también conlleva el riesgo de una represalia rusa “extremadamente dolorosa”. Para muchos estados no occidentales con sólidos vínculos energéticos y comerciales con Moscú enemistarse con Rusia es una apuesta arriesgada.

Influencia de Occidente

La influencia occidental es otro factor limitante en la cumbre de paz. Consideremos la decisión de China de desligarse por completo el evento. Al hacerlo, Beijing señaló su resistencia a una cumbre de paz respaldada por Occidente que tenía como objetivo apoyar la propuesta de paz de 10 puntos de Ucrania y presentaba un énfasis enorme en la propia integridad territorial de Kyiv.

Beijing, como algunas de las principales potencias del Sur Global, tiene algo que demostrarle a Occidente porque su propio plan de paz publicado en febrero pasado pedía el fin de las sanciones occidentales contra Rusia y criticaba el dominio global de Washington. Sólo la semana pasada,

El representante permanente adjunto de China ante las Naciones Unidas, Geng Shuang, dijo: “China pide a las partes en conflicto que demuestren voluntad política, se unan e inicien conversaciones de paz lo antes posible para lograr un alto el fuego y detener las acciones militares”.

El apoyo de Beijing a las conversaciones de paz directas entre Ucrania y Rusia es una reprimenda indirecta a la cumbre y refuerza la visión más amplia de que Moscú debe ser el centro de conversaciones de paz creíbles.

Así entendida, la cumbre de paz de Ucrania reveló profundas divisiones entre el Sur Global y Occidente, lo que obstaculizó el consenso para poner fin a la guerra.

Una cosa es expresar la solidaridad occidental con Ucrania y otra muy distinta acercar a dos partes en conflicto a la paz.

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