¿Qué han conseguido los recientes asesinatos de Israel?
El asesinato de altos funcionarios de Hamás y Hezbollah lleva, una vez más, a la región al borde de la guerra. Es tiempo de que prevalezca la calma.
Tras el asesinato del líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, a manos de Israel en Irán, en la madrugada del 31 de julio, Oriente Medio se prepara una vez más para las consecuencias.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, prometió "castigos severos" contra lo que él llama el "régimen sionista". Mientras tanto, Estados Unidos dijo que no estaba al tanto del ataque.
Dado el estado de tensión elevado en Oriente Medio tras los ataques de octubre a Israel y la subsiguiente guerra del país contra Gaza, el asesinato de Haniyeh podría ser visto de dos maneras: o como un movimiento estra´tegico por parte del Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu para asegurarse de que pueda terminar la guerra con una nota de "victoria", mejorando sus pésimos índices de aprobación; o como una señal de la creciente debilidad y aislamiento de Israel.
Un análisis del contexto regional sugiere que esto último es más probable.
Escalada militar
Haniyeh formaba parte del equipo negociador de Hamás para lograr un alto el fuego y un acuerdo sobre los rehenes. Es probable que su muerte a manos de la otra parte en el conflicto, Israel, endurezca aún más la posición de Hamás y retrase la resolución de las conversaciones o, peor aún, las cierre por completo.
En una conferencia de prensa después del asesinato, Netanyahu no mencionó el incidente pero dijo que continuará la guerra y no cederá a la presión nacional o internacional para terminarla prematuramente.
El primer ministro también dijo que Israel estaba preparado para cualquier escenario que pudiera desarrollarse, sugiriendo que no tiene intención de ceder en las conversaciones de alto el fuego ni de poner fin a una guerra que hasta ahora ha costado decenas de miles de vidas palestinas y las de al menos 70 rehenes.
Israel ahora enfrenta el riesgo de una escalada militar: tanto Irán como Hamás han prometido represalias por la muerte de Haniyeh y en el Líbano, el líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, dijo que el grupo vengaría el asesinato del alto comandante militar Fuad Shukr, cometido el 29 de julio por Israel.
También es poco probable que asesinar a figuras de liderazgo de organizaciones como Hamás y Hezbollah sin abordar las causas profundas de su existencia y atractivo debilite la determinación, las capacidades y el apoyo popular de los grupos.
Si bien los líderes individuales son reemplazables, las causas no mueren fácilmente.
Llamado a la calma
Mientras tanto, otros países se han apresurado a llamar a la calma; el representante adjunto de Japón ante las Naciones Unidas advirtió durante una reunión urgente de la ONU tras los asesinatos de Haniyeh y Shukr que la región podría estar "al borde de una guerra total".
En la misma reunión, el embajador de Gran Bretaña ante la ONU pidió un renovado proceso de paz, diciendo que "el camino hacia la paz debe ser a través de negociaciones diplomáticas" y que "la paz a largo plazo no se asegurará con bombas y balas".
Además, el embajador adjunto de Estados Unidos ante la ONU dijo que Estados Unidos "continuará trabajando duro para prevenir una guerra regional más amplia que comience con la finalización de un acuerdo para un alto el fuego inmediato con la liberación de los rehenes en Gaza".
El tenso enfrentamiento actual entre Israel e Irán se produce apenas tres meses después de que los dos países ya habían acercado la región a una guerra total.
El 1 de abril, Israel atacó un complejo diplomático iraní en Siria y mató a un alto comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), lo que condujo a un ataque iraní sin precedentes cinco días después, que involucró más de 300 misiles y drones lanzados hacia Israel desde Irán, Irak y Yemen.
Ciclo peligroso
A pesar de que todas las partes han declarado durante los últimos diez meses que no quieren iniciar una guerra regional, cada ciclo de ataque-contraataque aumenta el riesgo de un trágico error de cálculo que incendiará Oriente Medio.
Si eso sucediera, no es difícil imaginar un escenario en el que la situación se intensificaría hasta quedar fuera de control, poniendo en extremo peligro a millones de personas inocentes de la región.
Ahora la pelota está en la cancha de Irán. Si bien es cierto que Jamenei y los socios de Irán en la región responderán de alguna manera a los asesinatos de Israel, pueden optar por hacerlo de una manera limitada y controlada.
La respuesta debería ser lo suficientemente significativa para que Irán, Hamás y Hezbollah salven las apariencias sin llegar al extremo de arrastrar aún más a Israel. Queda por ver si pueden lograr ese equilibrio.
Ahora, más que nunca, es imperativo que prevalezca la sangre fría y que las potencias externas colaboren con las partes involucradas para alejarse del abismo y ahorrarle más sufrimiento a la población de la región, ya exhausta y traumatizada.
Los dirigentes israelíes deben aceptar el hecho de que ninguna cantidad de ofensivas militares hará que su país y su pueblo estén más seguros a largo plazo.
Si no hay un compromiso con una vía política hacia la paz, sólo podrá debilitarse y aislarse cada vez más.
La alternativa es simplemente demasiado peligrosa para considerarla.