El genocidio de Israel también busca eliminar cristianos en Oriente Medio
Las comunidades cristianas en Gaza y el Líbano, que están atrapadas en medio de la campaña de limpieza étnica de Israel, también deben ser protegidas.
La grave situación de las comunidades cristianas en Gaza, Cisjordania ocupada y, hasta esta semana, en el Líbano, se ha convertido en un asunto urgente en medio de la convulsión más amplia que vive Oriente Medio. A medida que Israel continúa con sus campañas genocidas y políticas de ocupación, los cristianos árabes sufren una persecución generalizada, estrangulamiento económico y desplazamiento, lo que genera serias preocupaciones por su supervivencia y la preservación de su cultura.
Además de las devastadoras pérdidas humanas, las acciones de Israel están arrasando con un valioso patrimonio cultural y religioso. En el sur del Líbano, sus fuerzas profanaron una iglesia en la aldea cristiana de Deir Mimas, mientras que los bombardeos redujeron a escombros la segunda iglesia evangélica más antigua de Siria y el Líbano.
Estos actos forman parte de la estrategia del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, de perseguir a los cristianos árabes, una comunidad minoritaria con un legado histórico arraigado en la región.
Belén, considerada el lugar de nacimiento de Jesucristo y un símbolo de la rica historia del cristianismo, es un ejemplo de ello. Los cristianos palestinos en esta ciudad han sufrido durante años las restricciones económicas y sociales impuestas por la ocupación israelí. En 2024, Tel Aviv emitió impuestos adicionales para las iglesias e instituciones cristianas en Jerusalén y otras ciudades palestinas. Estas medidas, que van en contra del derecho internacional, agravan las dificultades económicas de la comunidad cristiana, obligando a muchos a abandonar sus hogares ancestrales.
Mientras tanto, cientos de colonos israelíes ilegales han confiscado las tierras de cristianos palestinos en la Cisjordania ocupada, arrebatándoles a innumerables familias su hogar. A esta situación se suma la falta de intervención internacional, lo que deja a los palestinos abandonados a su suerte frente al desplazamiento sistemático y la manipulación demográfica. Pero esto no es todo, la lista sigue.
Los planes demográficos de Netanyahu
Las políticas de Netanyahu han generado preocupaciones por la marginación deliberada de los cristianos árabes. Un plan para 2024, que propuso el ministro de Finanzas Bezalel Smotrich, busca conectar los asentamientos israelíes ilegales en el bloque de Gush Etzion con Jerusalén, lo que implica la ocupación de más tierras palestinas, incluyendo las pocas aldeas cristianas que quedan en Cisjordania ocupada.
El plan no sólo pretende desplazar a los residentes cristianos palestinos, sino también alterar la identidad religiosa y cultural de estas áreas. Un ejemplo es el valle de Al-Majrur, un inusual bastión cristiano en la región, que está en riesgo de ser absorbido por las expansiones de los asentamientos. El silencio de Netanyahu sobre estas políticas sugiere complicidad en una estrategia más amplia de desplazamiento forzado e ingeniería demográfica, la cual amenaza con borrar la presencia cristiana en Palestina.
A pesar de estas alarmantes medidas, la respuesta internacional ha sido en gran parte moderada. La ONU ha aprobado resoluciones que condenan la ocupación israelí de los territorios palestinos, pero no ha implementado ninguna acción concreta ni sanciones coordinadas. Esta falta de rendición de cuentas permite que continúen las violaciones contra los cristianos árabes, reforzando un preocupante doble rasero en la forma en que la comunidad global aborda los abusos a los derechos humanos.
La situación atrajo la atención esporádica de algunos líderes mundiales. A finales de 2024, el papa Francisco pidió una investigación sobre lo que describió como un “genocidio potencial” en Gaza. Sin embargo, enmarcar la crisis como “potencial” no reconoce la cruda realidad: los cristianos árabes enfrentan una persecución sistemática que cumple con los criterios de crímenes contra la humanidad, como lo demuestran las órdenes de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI) emitidas contra Netanyahu y otros funcionarios israelíes.
El genocidio contra los cristianos va más allá de Gaza y Cisjordania ocupada
La persecución de los cristianos árabes no se limita a Gaza y Cisjordania ocupada, sino que forma parte integral de la estrategia transnacional de Netanyahu por destuirlos, pues los considera como parte del "problema árabe" más amplio que el primer ministro ha mencionado dentro de Israel, incluso antes de lanzar el genocidio en Gaza.
En Líbano, donde los cristianos constituyen casi la mitad de la población, las acciones militares de Israel han devastado áreas de mayoría cristiana durante una ofensiva que ha durado más de un año y que se intensificó en los últimos dos meses antes de la tregua recién acordada. El este de Beirut y la costa norte del Monte Líbano han sufrido una destrucción extensa debido a los bombardeos de Tel Aviv. Iglesias y símbolos vitales de la identidad cristiana libanesa fueron destruidos, lo que ha erosionado aún más el tejido cultural y religioso de la comunidad.
También debe resaltarse que estos ataques contra las áreas cristianas no están vinculados a objetivos militares como Hezbollah.
Muchos cristianos libaneses, incluidos reconocidos líderes políticos como Samir Geagea del Partido de las Fuerzas Libanesas, han condenado públicamente las acciones de Hezbollah. Lo que desmiente las afirmaciones de que los bombardeos son necesarios para la seguridad nacional israelí y apunta, en cambio, a una campaña deliberada contra los cristianos árabes.
Libaneses desplazados se dirigen a Baalbek mientras casas, iglesias y mezquitas fueron destruidas por el ataque de Israel en el Líbano. Foto: AFP.
Persecución interna en Israel
Los desafíos que enfrentan los cristianos árabes se extienden también a aquellos que viven dentro de las fronteras de Israel. Un informe de 2024 de la organización Rossing Center, con sede en Jerusalén, documentó acoso generalizado y daños a propiedades dirigidos contra los cristianos israelíes, la mayoría de los cuales son de origen árabe. Grupos sionistas ultraortodoxos estuvieron implicados en actos de intimidación y violencia, incluida la interrupción de servicios religiosos.
El gobierno israelí ha mostrado poco interés en abordar estos asuntos. El Gobierno de Netanyahu no ha tomado medidas contra los perpetradores, lo que sugiere una aprobación tácita de estos comportamientos.
Esta indiferencia refleja una agenda más amplia de supremacía sionista que margina no solo a los musulmanes, sino también a los cristianos dentro de la sociedad israelí.
Los ataques sistemáticos contra los cristianos árabes forman parte de una estrategia más amplia para consolidar la supremacía judía en la región desplazando o eliminando a las comunidades no judías.
Para la comunidad internacional, esto plantea un imperativo moral de exigir a Israel que rinda cuentas por sus acciones. El aislamiento diplomático, las sanciones económicas y las restricciones militares son herramientas necesarias para frenar estas violaciones y garantizar la justicia para las comunidades afectadas.
Lamentablemente, las respuestas globales siguen siendo insuficientes. La grave situación de los cristianos árabes en Gaza, Cisjordania ocupada y Líbano subraya la urgente necesidad de una respuesta internacional unificada para salvaguardar sus derechos y su patrimonio. Estas comunidades no son solo víctimas de la agresión de Israel, sino de políticas deliberadas orientadas a borrar su presencia.
Durante siglos, los cristianos árabes han sido parte integral del mosaico cultural y religioso de Oriente Medio. Preservar sus comunidades no es sólo una cuestión de justicia, sino también un testimonio de la rica historia de coexistencia de la región. La pregunta es si la comunidad mundial estará a la altura de este desafío o seguirá haciendo la vista gorda ante su sufrimiento.