Gaza lleva 9 meses bajo el infierno del fuego israelí y aún no hay tregua

En medio de fronteras cerradas, escasez de alimentos e incesantes ataques de Israel, los palestinos se arman de valor para enfrentar la incertidumbre de la devastación sin una tregua a la vista.

Un hombre palestino reacciona en el lugar de los ataques israelíes que alcanzaron un edificio residencial y destruyeron tiendas en el mercado de la Ciudad Vieja de Gaza, en la ciudad de Gaza, el 4 de julio de 2024. / Foto: Reuters
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Un hombre palestino reacciona en el lugar de los ataques israelíes que alcanzaron un edificio residencial y destruyeron tiendas en el mercado de la Ciudad Vieja de Gaza, en la ciudad de Gaza, el 4 de julio de 2024. / Foto: Reuters

Han pasado nueve meses desde que comenzó esta agresión infernal en Gaza y las cosas no hacen más que empeorar.

Desde que Israel invadió Rafah en mayo, e intensificó sus ataques en la zona, ya no quedan pasos fronterizos para escapar de Gaza. Todas las personas que conozco que aún están vivas permanecen atrapadas.

Los habitantes de Gaza ya han evacuado sus hogares y campamentos muchas veces. Pero desde que aumentó la ofensiva en Rafah, todo lo que sé es que mi familia –como otras miles de personas– están durmiendo en la calle sin refugio, sin agua y sin comida.

Sus tiendas de campaña han sido quemadas, no hay agua potable y el agua del mar que antes bebían por desesperación está contaminada. Es más, el propio mar se convirtió en un objetivo de los ataques aéreos israelíes.

“Fase C”

La semana pasada, escuché que el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, anunció que las fuerzas de su país están en la Fase C de operaciones.

Se supone que esto significa el final de los ataques más intensos. Entiendo que se debe a que quieren enviar soldados israelíes a la frontera norte con el Líbano para concentrarse en los enfrentamiento ahí.

Pero, en realidad, la Fase C es solo una nueva forma de intentar matarnos. No existen zonas seguras en Gaza.

Israel siguió atacando barrios enteros en el sur de Gaza, destruyendo las casas de miles de familias que quedaron en la calle.

El lunes, el Ejército de Israel lanzó un ataque sorpresa en Jan Yunis, pocas semanas después de una retirada repentina de las tropas. Regresaron amenazando barrios residenciales, evacuaron el Hospital Europeo y causaron más desplazamientos.

Mohamed Nasman, enfermero del hospital, me contó: "De repente, el ejército se comunicó con los residentes, las personas desplazadas y los equipos médicos a través de mensajes grabados solicitándonos que evacuáramos el área de Fujari, donde se encuentra el hospital”.

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FOTO: Ali Abu Ismehan, un palestino herido, es evacuado del Hospital Europeo en una cama el 2 de julio de 2024. Foto: Reuters

"Después de que los heridos fuerib evacuados al hospital Nasser, nuestro hospital quedó fuera de servicio, por lo que decidimos abandonarlo el segundo día por temor al asedio y los ataques".

Mientras tanto, en el norte de Gaza, en el barrio de Shuyahía, las fuerzas israelíes realizaron una operación militar que obligó a miles de personas más a abandonar el lugar, en dirección al ya sobrepoblado sur del enclave.

Desplazamiento continuo

Testigos en Gaza, como mi amiga Rawan Qwider, me contaron que mientras miraba a través del marco de su ventana sin cristal, vio a cientos de personas caminando y aferrándose a sus pertenencias.

“Parecía que habían sido desplazados de algún lugar, pero no le di importancia al asunto y pensé que regresaban a sus casas”, dijo Qwider.

Nadie sabía lo que estaba pasando.

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Columnas de humo en una zona impactada por los bombardeos israelíes en el barrio oriental de Shuyahía de la Ciudad de Gaza el 3 de julio de 2024. Foto: AFP.

Mientras seguía observando, vio que un tanque israelí venía detrás de las personas. Varias familias gritaban mientras huían de sus casas sin poder llevarse nada. Niños pequeños escapan de sus hogares sin siquiera haber tenido tiempo de vestirse.

“El sonido de gritos y llanto de los niños, las densas nubes negras por las bombas y el olor del fósforo cubrían el lugar, con el ruido de fondo de los aviones de combate F-16 y los tanques israelíes”, describió Qwider.

El ejército israelí utilizó todo tipo de armas para destruir el barrio y aterrorizar a sus residentes.

"Comenzamos a llamar a las personas y a preguntarles qué pasaba y de dónde venían. Nos dijeron que las fuerzas israelíes habían entrado en los barrios de Shuyahía y Al Shaaf", explicó.

Ella me describió la expresión de decepción en los rostros de todos al enfrentarse una vez más al desplazamiento. Al contármelo, empezó a preguntarse si ella también debería preparar una bolsa de evacuación. "Si lo hiciera, ¿a dónde iría?", se preguntó a sí misma.

Antes de que las fuerzas israelíes comenzaran su repentina invasión terrestre con tanques –no sólo en Shuyahía, sino también en otros barrios como Al Zaytun, Al Turkman y Al Tuffah–, bombardearon intensamente estos barrios con fuego de artillería y con ataques aéreos destruyendo un gran número de casas.

Luego persiguieron a los desplazados que huían al cementerio tunecino al este de Shuyahía para protegerse de las balas de los drones, causando que decenas de ellos murieran o resultaran heridos, aunque todavía no se pueden confirmar las cifras debido a los ataques en curso.

Los equipos de la Defensa Civil Palestina en Gaza no pudieron llegar a la zona para ayudar a los heridos, ni localizar a las víctimas ni tampoco recuperar sus cuerpos debajo de los escombros, debido a los intensos bombardeos, la falta de equipo y de combustible.

Otro amigo me dijo que en el norte del país están arrestando a ciudadanos palestinos. Él fue testigo de cómo los detienen sin motivo.

Todo esto podría estar relacionado con el ataque planeado al Líbano. Si hay algo claro, es que la agresión en Gaza está siendo brutalmente mortal.

Precios por las nubes

En el norte, el sur o el centro de Gaza, la situación económica de la gente es devastadora. En el mejor de los casos, sólo disponen de una pequeña cantidad de dinero.

No hay harina ni verduras. El kilo de azúcar se vende a 100 dólares y el kilo de sal se vende a 120 dólares. Las latas de comida, como el atún o las judías de las pocas tiendas o los pocos camiones de ayuda que llegaron, ya se han terminado. La gente no tiene nada que comer.

Un amigo de 25 años me dijo que logró encontrar un poco de zaatar seco y que está comiendo sólo eso para sobrevivir.

AFP

Palestinos se amontonan para recibir comida en una cocina benéfica, mientras luchan contra la escasez de alimentos y necesidades básicas en el campo de refugiados de Yabalia, en el norte de Gaza, el 19 de junio de 2024. Foto: Reuters

Además, si hay comida, no hay gas para cocinarla, y algunas personas utilizan leña como se hacía en la antigüedad.

Pero aún así no podemos rendirnos. Nuestros abuelos y bisabuelos no se dieron por vencidos, entonces ¿por qué nosotros sí? Tenemos que resistir y seguir defendiendo nuestra tierra.

"Quemaron viva a mi abuela"

Sin contar esta última ofensiva, he vivido cinco guerras desde que era niña en Gaza. Antes de octubre, mi padre trabajaba en el hospital y mi madre era directora de una organización de salud mental.

Mi abuela materna, que tenía 94 años, más anciana que Israel mismo, se negó a ir al hospital durante esta ofensiva. Había vivido la Nakba y quería quedarse en casa, pero estaba enferma: sufría de esquizofrenia y necesitaba medicamentos.

Cuando el ejército israelí invadió el Hospital Al Shifa en marzo, mi abuela y mi tío estaban en casa. Vivíamos cerca del hospital y el Ejército rodeó nuestra casa. Los soldados israelíes ordenaron a las mujeres que se dirigieran al sur y arrestaron a los hombres, incluido mi tío.

Cuando pedimos que evacuaran a mi abuela de la casa, el ejército israelí se negó. Después de unos días, prendieron fuego a la casa con mi abuela aún dentro, descansando en su cama. Nos enteramos semanas más tarde, en abril, cuando mi tío regresó y encontró su cuerpo carbonizado entre los escombros de nuestra casa. Israel la mató.

Aunque ninguno de nosotros quiere abandonar nuestra casa, y por supuesto, no queremos dejar nuestra tierra, mi padre me dijo que la única forma en que sobreviviremos a esto es o huyendo fuera de Gaza o huyendo hacia nuestro Dios.

Puedes leer más de nuestra cobertura sobre la crisis humanitaria en Gaza aquí:

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