La doble tragedia de los niños de Gaza trasladados a Líbano por sus heridas
Con sus niños heridos gravemente, más de 10 familias palestinas salieron de Gaza hacia Líbano para recibir tratamiento médico. Pero por una nueva ofensiva de Israel volvieron a quedar bajo ataque.
Cuando la familia de Zarifa Nawfal llegó a Beirut, capital de Líbano, para que su hija herida pudiera ser operada, una de las primeras cosas que quiso hacer fue ir al mar. El Mediterráneo había sido un compañero constante en su hogar en Gaza antes de la brutal ofensiva israelí.
“En el momento en que olí el mar, sentí paz interior... como si estuviera en Gaza”, dijo.
Pero, muy pronto, este lugar de refugio empezaría a recordarle su hogar por razones mucho más angustiosas.
La hija de 7 años de Nawfal, Halima Abou Yassine, está entre los más de 10 de niños palestinos gravemente heridos que fueron llevados a Líbano este año para que recibieran tratamiento médico, a través de un programa que lanzó el cirujano británico-palestino, el Dr. Ghassan Abu Sitta.
Pero meses después de su llegada, el Líbano se encuentra envuelto en una ofensiva israelí que algunos temen termine en una destrucción similar a la de Gaza. Y no les faltan razones: autoridades libanesas dicen que solo este martes los ataques de Tel Aviv mataron a 78 personas, mientras el número de muertos se eleva a 3.365 desde octubre del año pasado y hay más de 14.300 heridos.
Adam Afana, de 5 años, al centro, quien fue traído a Líbano para recibir tratamiento después de casi perder su brazo izquierdo en un ataque aéreo israelí que mató a su padre y hermana, recibe fisioterapia en una clínica en el campo de refugiados palestinos de Mar Elias, en Beirut. Foto: Bilal Hussein. Foto: AP.
"Me sentí aliviada de que su cuerpo estuviera en una sola pieza"
En febrero, Nawfal se alojaba con sus cinco hijos y su madre en un apartamento en el centro de Gaza. Habían sido desplazados de su hogar en el norte y el esposo de Nawfal desapareció, probablemente muerto.
Los niños llenaban contenedores de agua afuera de la casa cuando dos misiles impactaron, relató Nawfal. Ella salió corriendo y encontró a Halima, la más pequeña, tirada en la calle, con el cráneo abierto y su cerebro al descubierto.
A pesar de lo impactante de la escena, Nawfal dijo: "Me sentí aliviada de que su cuerpo estuviera en una sola pieza". En Gaza, las explosiones a menudo destrozan a las víctimas, dejando a sus seres queridos sin siquiera un cuerpo para enterrar.
El hermano de Halima estaba inconsciente junto a ella. Lo reanimaron rápidamente en el hospital. Pero el personal del Hospital de los Mártires de Al-Aqsa confirmó los temores de Nawfal: Halima estaba muerta. Su pequeño cuerpo fue puesto en la morgue.
Sin embargo, cuando la familia se preparaba para enterrarla, el tío de la niña notó débiles signos de vida, dijo la familia.
No se pudo contactar a los funcionarios del hospital de Al-Aqsa para confirmar el relato. Pero Abu Sitta, que ha trabajado en varios hospitales de Gaza durante la brutal ofensiva israelí, dijo que en la caótica situación no era inusual que los pacientes fueran identificados erróneamente como muertos porque a menudo se abandonaban los protocolos normales para los exámenes de las salas de emergencia.
“Debido a la gran cantidad de casos que llegaban con cada bombardeo... el personal de la ambulancia llevaba a la morgue inmediatamente a aquellos que creían que estaban muertos”, explicó.
En los días posteriores a que se determinara que su hija estaba viva, Nawfal se quedó con ella, bombeando oxígeno manualmente a sus pulmones. Después de una semana, la niña comenzó a respirar por sí sola. Finalmente, se despertó.
“Algunos de los médicos lloraron y dijeron que esto era un milagro”, relató Nawfal.
Pero no pudieron hacer más que mantener a la niña con vida. Su cráneo seguía abierto, le faltaba un fragmento de hueso. Su cerebro además sufría el acoso de una infección.
La familia fue evacuada a Egipto en mayo. En julio, abordaron un avión hacia el Líbano.
Halima Abou Yassine, de 7 años, llora en una cama de hospital antes de una cirugía en su cabeza en el Centro Médico de la Universidad Americana de Beirut, en Beirut, Líbano, el lunes 15 de julio de 2024. Foto: Hussein Malla. Foto: AP.
Un refugio improbable
En mayo llegó a Líbano el pirmero de los niños palestinos heridos. Adam Afana, de 5 años, estuvo cerca de perder su brazo izquierdo en una explosión que mató a su padre y a su hermana. Tenía el brazo paralizado y necesitaba una cirugía compleja para corregir el daño del nervio.
En ese momento, el Líbano ya sufría la tensión latente entre Israel y el grupo Hezbollah.
El grupo libanés comenzó a disparar cohetes hacia Israel a través de su frontera desde octubre de 2023, en rechazo a la brutal ofensiva de Tel Aviv contra Gaza. Israel respondió con bombardeos y ataques aéreos.
Durante meses, los enfrentamientos en el Líbano se limitaron principalmente a la zona fronteriza, lejos de Beirut.
Abu Sitta dijo que eligió Líbano para trasladar a los niños heridos de Gaza porque el país tiene especialistas con amplia experiencia en el tratamiento de heridas de guerra.
Líbano ha atravesado varios conflictos, incluida una guerra civil de 15 años que terminó en 1990 y una guerra de un mes entre Israel y Hezbollah en 2006, así como los efectos secundarios de otras tensiones regionales.
“Incluso después del final de las guerras (en Líbano), los heridos de Iraq y Siria venían aquí para ese tipo de tratamiento complejo y de múltiples etapas”, dijo Abu Sitta.
Niños palestinos que fueron traídos a Líbano desde Gaza para recibir tratamiento, juegan en un campamento de verano en Beirut, Líbano, el viernes 30 de agosto de 2024. Foto: Bilal Hussein. Foto: AP.
Las bombas que los siguieron
En julio, Halima tuvo una cirugía que reconstruyó su cráneo en el Centro Médico de la Universidad Estadounidense de Beirut.
Nawfal dijo que su hija tiene problemas de memoria persistentes, pero que está mejorando con terapia. Halima, una niña alegre y despreocupada, ha progresado en Beirut. Nadaba en la piscina del hotel, le encantaba pintar y jugaba con los otros niños de Gaza. Caminaba con sus hermanos para elegir fruta en el puesto del barrio, con un sombrero de paja que cubría la cicatriz en la parte posterior de su cabeza.
Pero a mediados de septiembre, Israel lanzó una ofensiva supuestamente contra Hezbollah que ha matado a miles de personas. Las bombas de Tel Aviv han caído sobre amplias franjas del Líbano, incluidos los suburbios del sur de Beirut y algunos sitios dentro del centro de la ciudad.
Los niños rápidamente retomaron los hábitos de vivir en medio de las hostilidades. Abrieron las puertas corredizas de vidrio del balcón para evitar que se rompieran por la presión de una explosión y comenzaron a dormir en la sala de estar de su habitación de hotel, lejos de las ventanas.
Nawfal dijo que algunas organizaciones ofrecieron evacuar a la familia de Líbano para continuar el tratamiento en otro lugar, pero ella “se negó rotundamente”.
“Líbano no es sólo otro país árabe o un país al que vinimos para recibir tratamiento médico. Líbano es un hermano de Gaza”, dijo. “Somos como dos almas en un cuerpo... Vivimos o morimos juntos”, señaló.
El tío de Adam Afana, Eid Afana, dijo que la escalada en Líbano “nos recuerda el comienzo de la ofensiva en Gaza”. Afana dijo que el sonido de los ataques aéreos asustó a Adam, quien sintió que las bombas los perseguían.
“Lo que esperamos para el Líbano es que lo que ocurrió en Gaza no suceda aquí, que el comienzo y el final no sean iguales”, dijo Afana.
“Todas las ofensivas se libran contra los niños’
El Fondo Ghassan Abu Sitta dejó de traer niños palestinos heridos al Líbano, pero continúa tratando a los pacientes existentes, con algunas dificultades.
Desde que llegó a Beirut, Adam se ha sometido a un procedimiento para eliminar la infección de sus huesos, una neurocirugía y sesiones regulares de fisioterapia. Con esfuerzo, ahora puede apretar ligeramente la mano.
Pero la operación final –una transferencia de músculo y una cirugía para reparar los nervios dañados de su brazo– está en pausa.
El cirujano ortopédico Dr. Rachid Haidar revisa a Adam Afana, de 5 años, quien fue traído a Líbano desde Gaza tras casi perder su brazo izquierdo en un ataque israelí, mientras su tío, Eid Afana, lo acompaña en el Centro Médico de la Universidad Americana de Beirut. Foto: Hussein Malla. Foto: AP.
“Hay solo un puñado de personas que se especializan en esto en todo el mundo, y esperábamos que uno de ellos viniera a Líbano”, dijo Abu Sitta. El viaje se ha retrasado por la ofensiva de Israel.
Cuando lanzó el programa por primera vez, Abu Sitta esperaba tratar a 50 niños palestinos de Gaza en un momento dado. Incapaz de traer más pacientes, el equipo está destinando sus recursos al tratamiento de niños libaneses.
El número de niños libaneses heridos sigue siendo mucho menor que en Gaza. Hasta la semana pasada, el Ministerio de Salud Pública del Líbano dijo que 192 niños habían muerto y al menos 1.255 heridos desde octubre de 2023.
Abu Sitta dijo que las heridas de los niños en el Líbano son “idénticas a las heridas de los niños palestinos de Gaza”. La mayoría de ellos resultaron heridos mientras estaban en sus casas. Sufrieron “heridas por aplastamiento en las extremidades, heridas por explosión en la cara” y, a menudo, “varios miembros de la familia murieron al mismo tiempo”, dijo.
“Al igual que en Gaza, esta ofensiva cobra su precio entre los niños”, dijo. “Todas las ofensivas se libran contra los niños”.