La palestina que lucha por proteger su embarazo de las bombas israelíes
Cuando Israel lanzó en octubre de 2023 su brutal ofensiva contra Gaza había 50.000 embarazadas en Gaza. Rawan es una de ellas: ha sobrevivido a siete desplazamientos y teme por el futuro de su bebé.
"Mi hogar era especial porque mi esposo lo construyó con su propio esfuerzo", recuerda Rawan, una mujer en Gaza acongojada por el peso de la pérdida. En las paredes de aquella casa, ahora abandonada, colgaban fotografías que ilustraban su historia de amor y esperanza. El espacio lo completaba un rincón especial para la lectura. Un lugar, según ella, "cálido y lleno de recuerdos".
Antes de octubre de 2023, cuando Israel lanzó su brutal ofensiva contra Gaza, Rawan vivía una vida llena de planes. Como farmacéutica, sus días transcurrían atendiendo pacientes y dando medicamentos en su farmacia. Acaba de casarse y con su esposo soñaban con un futuro prometedor.
"Yo anhelaba formar una familia feliz, soñaba con un hijo que me hiciera feliz y me imaginaba cómo sería ser madre", cuenta Rawan a TRT Español.
Y el embarazo llegó como la promesa de esa felicidad que tanto anhelaban. Era una de las más de 50.000 embarazadas que, según la ONU, se encontraban en Gaza al comienzo de los ataques israelíes.
Siete desplazamientos forzados
Los bombardeos de Israel transformaron la vida de Rawan en un ciclo brutal de desplazamientos forzados que la han obligado a huir siete veces. Cada movimiento marcado por el sonido de ataques aéreos y el miedo constante.
Su historia refleja la realidad de casi toda la población de Gaza, desplazada en medio de un bloqueo que ha provocado una grave escasez de alimentos, agua potable y medicamentos.
"El día que nos tocó abandonar la casa, fue muy difícil", relata Rawan. Con ansiedad y temor reunió algunos bienes básicos y documentos importantes, dejando atrás gran parte de sus pertenencias.
"Nos movíamos de un lugar a otro como si viviéramos en una pesadilla continua. Cada lugar al que nos mudamos nos recordaba la pérdida de una patria donde ya no poseíamos nada", relata Rawan. Foto: cortesía
Su travesía comenzó cuando se trasladaron a una zona donde vivían familiares. Sin embargo, la seguridad que esperaban encontrar se desvaneció muy pronto bajo más bombardeos. De allí partieron a Tal al-Hawa, luego a al-Nuseirat, Deir al-Balah, Rafah, Jan Yunis, y finalmente de regreso a Nuseirat en la zona de Zawaida.
"El destino nos trajo de vuelta. En cada etapa nos enfrentamos a nuevas dificultades, desde la búsqueda de lo necesario para vivir hasta las condiciones más precarias", añade.
"Nos movíamos de un lugar a otro como si viviéramos en una pesadilla continua. Cada lugar al que nos mudamos nos recordaba la pérdida de una patria donde ya no poseíamos nada", relata.
Mujeres y niños, las principales víctimas
Desde el 7 de octubre de 2023, los ataques israelíes han matado a más de 43.300 personas en Gaza, principalmente mujeres y niños, según el Ministerio de Salud.
Esta población vulnerable enfrenta, además, el colapso total del sistema de salud: los bombardeos devastaron hospitales y centros médicos, y el desplazamiento masivo y la falta de servicios básicos, como agua y electricidad, paralizaron la atención maternoinfantil.
El impacto va más allá de lo físico. El trauma psicológico de la ofensiva israelí está teniendo consecuencias letales en la salud reproductiva: los abortos espontáneos han aumentado un 300% desde octubre, mientras se registra un incremento alarmante en los nacimientos de bebés muertos y los partos prematuros inducidos por el estrés.
La situación agrava una crisis preexistente. La desnutrición, ya crítica entre las embarazadas antes de los ataques, se intensifica con el acceso cada vez más limitado a alimentos y agua potable. Según la ONU, más de 17.000 mujeres embarazadas están al borde de la hambruna.
Las madres, luchando por alimentar y cuidar a sus familias, ven cómo aumenta el riesgo de muerte para ellas y sus hijos. En medio de esta crisis, Rawan intenta proteger su embarazo como puede: evita inhalar el polvo de la pólvora que impregna el aire y procura mantener una alimentación lo más saludable posible, pese a las severas limitaciones.
Embarazo en condiciones extremas
En ocho meses de embarazo, Rawan ha tenido una sola consulta médica. "Me siento sola e impotente", confiesa, "luchando con los desafíos del embarazo sin recibir el tratamiento y los suplementos necesarios para mi salud y la del feto". Foto: cortesía
Las fuerzas israelíes han perpetrado ataques generalizados y sistemáticos contra el sistema de atención de la salud de Gaza y otras infraestructuras civiles vitales. El sistema de atención de la salud está al borde del colapso.
Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), la crisis de salud en Gaza es tal que sólo 17 de los 36 hospitales siguen funcionando (todos parcialmente), y sólo 57 de los 132 centros de atención primaria de salud están operativos. Todo ello en medio de una escasez devastadora de combustible, medicamentos y suministros esenciales.
La ONU estima que cada día más de 160 mujeres dan a luz en condiciones precarias, y aproximadamente 840 podrían experimentar complicaciones relacionadas con el embarazo o el parto.
En ocho meses de embarazo, Rawan ha tenido una sola consulta médica. "Me siento sola e impotente", confiesa, "luchando con los desafíos del embarazo sin recibir el tratamiento y los suplementos necesarios para mi salud y la del feto".
Su realidad es precaria. Vive en una casa de menos de 80 metros cuadrados junto a otras 23 personas, en una zona agrícola donde insectos y roedores se filtran por las ventanas inexistentes. Como el 80% de las mujeres en Gaza, depende principalmente de la asistencia alimentaria, limitándose a alimentos enlatados.
"Lo que más me asusta es la falta de apoyo médico durante el parto", admite Rawan. "Temo morir por la ausencia de personal de salud cualificado".
Gaza necesita acción urgente no sólo muestras de apoyo
"Necesitamos ayuda y apoyo, no sólo simpatía", subraya Rawan, dirigiéndose a la comunidad internacional.
Su pedido refleja la desesperación de miles de mujeres que, como ella, se enfrentan a una inseguridad alimentaria severa en Gaza, mientras los ataques a la infraestructura civil ocurren en promedio cada tres horas, dejando a miles de familias de luto y cientos de miles de desplazados.
La urgencia de su mensaje se hace más evidente ante la llegada del invierno. Como miles de madres en Gaza, Rawan se enfrenta a una lucha diaria por la supervivencia: sin pañales, ropa, ni mantas para proteger a su futuro bebé del frío.
"Sueño con que mi hijo viva una vida mejor”, se esperanza Rawan. “Una vida llena de paz y esperanza, lejos del conflicto y el sufrimiento”, concluye. Aún cuando el optimismo en Gaza sea como una llama que se apaga cada día más.