‘Decían que si negaba el Estado de Israel no podía ser considerado judío’
Iván Zeta es uno de los fundadores de Judíos por Palestina en Argentina, una agrupación que condena la agresión de Israel desde dentro de la comunidad. Asegura que muchos judíos no critican a Israel por temor a represalias.
En Estados Unidos se hacen llamar Jewish Voice for Peace. En Sudáfrica, South African Jewish for Free Palestina. En Chile, Coordinadora por Palestina. Y tanto en México como en la Argentina se los conoce como Judíos por Palestina.
En verdad, más allá del nombre, todas estas agrupaciones están unidas por la misma causa: denunciar la agresión de Israel en Gaza y, en especial, evitar que la comunidad judía sea considerada partícipe de uno de los más aberrantes genocidios de la historia del último siglo.
O como repiten ellos, a lo largo y ancho del mundo: “No en nuestro nombre”.
Iván Zeta, comunicador digital de 36 años, es uno de los representantes y fundadores de la agrupación en Argentina. En mayo del 2021, cuando se sucedieron 11 días continuos de bombardeos israelíes sobre Gaza, decidió que era hora de salir y dar la cara por la verdad. Cueste lo que cueste. Por más que su familia y su círculo de amigos judíos pensaran que era descabellado e incluso peligroso.
Comenzaron siete amigos que habían compartido viajes por Israel, promocionados por grupos sionistas, y otros compañeros de la militancia política local, y así abrieron la puerta para visibilizar un tema, hasta entonces, oculto: la comunidad judía que denuncia la limpieza étnica perpetrada por el gobierno israelí y que apoya de todas las formas posibles la causa Palestina.
No les fue nada fácil. “Sentimos que había que hacer algo. La única voz que se escuchaba al respecto era la oficial defendiendo al Estado de Israel, que señala siempre a los árabes como terroristas. Y claro, recibimos varias amenazas”, recuerda Iván.
La organización busca denunciar la agresión de Israel en Gaza y evitar que la comunidad judía sea considerada partícipe del genocidio.
“Nos insultaban. O nos decían: ‘Si niegas el Estado de Israel no puedes considerarte judío’. Te acusan de traidor. Incluso nos atacó públicamente el exvicepresidente de la institución judía DAIA, Sergio Pikholtz”.
El propio Pikholtz tuvo que renunciar años más tarde, tras publicar en las redes: “No hay inocentes civiles en Gaza, tal vez los niños de menos de cuatro años”.
El miedo que viene de adentro
A pesar de las amenazas, Iván persistió y sumó nuevos miembros. Por supuesto, la mitad de los que adhieren a la causa lo hacen puertas adentro, por temor a represalias de su familia y su propia comunidad. “Es entendible”, destaca Iván. Él mismo tuvo que adaptar su apellido por temor a que su propia familia pague las consecuencias de denunciar al Estado de Israel.
“La mitad de nuestros miembros elige el anonimato para evitar represalias en la comunidad judía. Por otro lado, hay gente que no es judía, y se involucra con nosotros. Así se siente protegida de que no van a ser tildados de antisemitas”.
Iván nunca sintió que ser judío incluyera el apoyo indeclinable al Estado de Israel. Si bien sus abuelos eran practicantes y hablaban yiddish, y asistió al club judío Hebraica hasta los 13 años, cursó en escuela laica y fue una de las voces más críticas del sionismo.
“Nunca sentí que la manera de ser judío era apoyando al Estado de Israel”, dice Iván, en un café de Buenos Aires, con tres aritos en una oreja y la remera de la agrupación con el lema “No en nuestro nombre”.
“Su objetivo es transformar al pueblo judío en una ideología y que el Estado de Israel represente a la totalidad del pueblo judío. Yo me siento más judío cuando denuncio a los atropellos del Estado de Israel”, añade.
Iván Zeta, comunicador digital de 36 años, es uno de los representantes y fundadores de la agrupación en Argentina.
En cuatro años de actividades, la organización Judíos por Palestina realizó desde campañas reclamando a la AFA y Conmebol cancelar sus acuerdos con la Federación de Fútbol de Israel. Apoyó al músico británico Roger Waters en su recital en Argentina -que, por su apoyo a la causa Palestina, fue víctima de un lobby agraviante de parte de Israel donde exigían la suspensión de sus shows-.
Organizó desde proyecciones de películas censuradas por Netflix -como la dramática “Farha” que recrea la expulsión de los palestinos a través de una adolescente-, hasta caravanas en Buenos Aires y una protesta en la estación de trenes que convocó a más de un centenar de personas. Una acción coordinada y en simultáneo con las otras organizaciones judías que defienden la causa Palestina.
En Estados Unidos, por ejemplo, la Jewish Voice World for Peace, ocupó el aeropuerto de San Francisco. “Por supuesto, nuestros pares judíos en Estados Unidos tienen mucha más masividad y pueden permitirse intervenir en un aeropuerto. Tienen más peso político y social que en el resto del mundo”, compara Zeta.
“Pero cada uno desde su lugar, pone su granito de arena. Y lo que sucedió en la estación de trenes en Buenos Aires también fue muy significativo. Se acercó gente de todo tipo. El genocidio que sucede hoy en Gaza es un tema que ya nadie puede esconder ni negar”.
Una protesta en la estación de trenes de Once, en Buenos Aires, convocó a más de un centenar de personas.
Denunciar a Israel no es antisemitismo
Con la escalada demencial de violencia en Gaza a partir del 7 de octubre, las organizaciones judías por Palestina se reactivaron y visibilizaron en todo el mundo.
“Para que te des una idea”, dice Iván Zeta, “si en nuestras primeras actividades éramos apenas 15 personas con ganas de colaborar, luego de estos episodios, vinieron el triple”.
“El que más se beneficia con el antisemitismo es Israel. Porque eso justifica las armas y tener carta blanca para hacer lo que quieran. Nuestra meta siempre fue la misma: queremos que no se hagan responsables a todos los judíos del mundo por los tanques y bombas de Israel. Por eso, decimos: ‘No en nuestro nombre’”.
El 17 de octubre firmaron un comunicado esclarecedor llamando a la comunidad a poner fin al genocidio en Gaza, que aún tiene una pasmosa actualidad. “Lejos de lo que nos hicieron creer, Israel no se fundó en un territorio desierto, sino sobre la sangre y la desposesión de quienes vivían en Palestina. Como judíos, rechazamos la campaña contra quienes denunciamos el accionar del Estado de Israel y que ha incluido amenazas de muerte. Ratificamos, junto a miles de judíos alrededor del mundo, que sionismo no es sinónimo de judaísmo”.
Zeta asegura que muchos judíos no critican a Israel por temor a represalias.
“Milei de judío no tiene nada”
Hoy en día, puertas adentro de Sudamérica, ¿cuál es la posición de Judíos por Palestina en torno a la política exterior del presidente argentino, Javier Milei, quien se reconoce judío, y que se ha alineado con uñas y dientes al gobierno de Benjamín Netanyahu, primer país que visitó Milei cuando asumió como mandatario?
“Milei de judío no tiene nada. Es un coqueteo místico y loco que no es representativo de la comunidad judía”, sentencia Zeta.
“Y por más que él trate de darle un barniz místico a lo que él hace, eso no tiene nada que ver con el judaísmo. Es pura y llanamente un alineamiento geopolítico con Israel y sobre todo con Netanyahu. ¿Por qué motivo? Para quedar alineado con Trump. Para Milei, Israel es un puente para alinearse a nivel internacional. Y no ser confundido con otras líneas políticas. Porque él tiene mucha claridad con quién quiere estar y con quién no. Pero olvídense: eso que hace Milei no es ser judío”.