Ecuador en su laberinto: ¿cómo llega a las elecciones presidenciales?

Ecuador sufre sequías, una crisis energética, y las pandillas y los narcos lo convirtieron en uno de los países más violentos del mundo. Ahora faltan apenas semanas para sus elecciones presidenciales.

Un hombre ondea la bandera nacional de Ecuador afuera del palacio presidencial. / Foto: Reuters.
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Un hombre ondea la bandera nacional de Ecuador afuera del palacio presidencial. / Foto: Reuters.

El 5 de enero fue el inicio oficial de la campaña electoral en Ecuador de cara a los comicios generales del 9 de febrero. El país llega a las urnas envuelto en incertidumbre, tras un 2024 marcado por la violencia, con uno de los índices de homicidios más altos del continente, cortes de energía de hasta 14 horas diarias –que se han limitado desde el 20 de diciembre– y una notable desaceleración del crecimiento económico.

En la boleta electoral aparecerán 16 candidatos, con dos fuertes opcionados a enfrentarse en una segunda vuelta, de acuerdo a las encuestas. Por un lado, el actual presidente Daniel Noboa, empresario que asumió el cargo en 2023 para completar el mandato del expresidente Guillermo Lasso, busca la reelección para el período 2025-2029. Sin embargo, su apoyo popular, según expertos, ha caído al ritmo de la crisis energética, en gran parte producto de la sequía que enfrenta el país, y el deterioro de la seguridad en los últimos dos años.

En el otro extremo del tablero electoral se encuentra Luisa González, candidata del correísmo, quien perdió en el balotaje frente a Noboa en 2023. La exasambleísta representa el legado del expresidente Rafael Correa, actualmente asilado en Bélgica y quien no puede postularse debido a una reforma constitucional que lo inhabilita y a una condena de ocho años por corrupción.

Una sociedad dividida en tres electorados

La sociedad ecuatoriana actual puede comprenderse desde tres grandes grupos en el electorado. "Por un lado, el correísmo, un bloque consolidado que en términos numéricos podría alcanzar hasta un 33%, como se ha observado en las últimas dos elecciones de primera vuelta”, explica Nicolás Oliva, consultor, investigador económico y miembro del Consejo Ejecutivo de CELAG. “Por otro lado, el anticorreísmo, más difícil de identificar en las urnas, que también podría representar otro tercio del electorado. Y un tercer grupo, al que denomino 'los desesperanzados', caracterizado por su hartazgo con la política y que constituye, en mi opinión, el sector mayoritario".

La figura del expresidente Rafael Correa es uno de los mayores referentes políticos. Lideró al país durante una década desde 2007, el mayor tiempo de gobierno de un presidente elegido popularmente en Ecuador. Los altos ingresos petroleros le permitieron desarrollar un modelo económico basado en un fuerte intervencionismo estatal y un agresivo gasto público en infraestructura y programas sociales.

“Correa es una figura fuerte que genera pasiones tanto a favor como en contra”, detalla el profesor de Ciencia Política de Flacso, Simón Pachano. “Es casi como el peronismo en Argentina o el fujimorismo en Perú. Es predecible y así lo dicen las encuestas: que en primera vuelta llegarán la candidata correista y un candidato que se presenta como el anticorreísmo, que es lo que ha sucedido en las últimas tres elecciones”, añadió.

Los 'desesperanzados', el grupo clave en las próximas elecciones

En Ecuador, donde el voto es obligatorio, más del 60% de los encuestados declaró no saber por quién votar, según un estudio de Cedata a poco más de un mes de las elecciones. Además, más del 50% desconocía la fecha de los comicios, un dato especialmente marcado entre jóvenes de 18 a 25 años.

La indecisión y la apatía política han caracterizado el pulso de estas elecciones. Según las encuestas, el presidente Noboa mantenía una ligera ventaja sobre la candidata del correísmo, Luisa González, pero se ha venido cerrando en un empate entre ambos.

Noboa anunció su intención de buscar la reelección en septiembre de 2024, siendo el presidente más joven en la historia del país. Ahora, con 37 años, busca repetir su hazaña. A diferencia de su padre, un millonario que intentó llegar a la presidencia en cinco ocasiones, Noboa logró alcanzarla al "convertirse en una figura que eclipsa y canaliza el descontento. Eso le da un poco de aire político", explica Oliva, quien dice que esta campaña podría resumirse en una competencia del “menos peor” en cuanto a la percepción ciudadana.

La principal apuesta de Noboa ha sido ocupar el espacio de outsider, en un país que rechaza la “vieja política” y enfrenta la mayor violencia política de su historia, tras el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, en agosto de 2023, a pocas semanas de las elecciones.

El presidente, que se define como centro-izquierda, ha apostado por mantener un discurso de seguridad y militarismo abrazando cierto grado de apertura política a través de ideas progresistas, ampliar las propuestas educativas y moverse activamente en redes sociales.

Desde el correísmo hay pocos cambios en la apuesta por volver al Palacio de Carondelet, sede de gobierno en Quito. “Luisa González es la versión del correísmo no renovado”, afirma Pachano. “Esta apuesta es una manera de que el expresidente Correa retorne a la presidencia, sin ocuparla directamente”.

Luisa González, abogada de 47 años, ha sido asambleísta y ministra, y es la apuesta del movimiento Revolución Ciudadana (RC) para retornar al poder tras tres gobiernos distantes del correísmo. González obtuvo el 47% de los votos en 2023, frente a al 52% que obtuvo Noboa.

A poco más de cuatro semanas de las elecciones, las encuestas muestran que puede repetirse un escenario como el de 2023. La inhabilitación por posibles conflictos de interés del candidato Jan Topic, quien iba creciendo en las encuestas con un discurso de ‘mano dura’, aumentaría, según analistas, la probabilidad de que Noboa “recoja el voto desesperanzado”.

El experto Oliva resalta de los otros 14 candidatos dos que podrían crecer: Henry Cucalón, exministro del Gobierno de Guillermo Lasso, y Francesco Tabacchi, exgobernador de la región de Guayas. Ambos candidatos conservadores prometen endurecer las medidas de seguridad, la mayor preocupación en el país.

La Asamblea Nacional, que también se renovará el 9 de febrero, refleja la tendencia de los últimos 15 años: “Un bloque de diputados correísta que ha liderado en número y otro bloque del presidente actual. Los otros partidos van a ser muy débiles. Serán dos fuerzas con mayorías y una pequeña representación”, señala Simón Pachano.

Los múltiples desafíos que enfrenta Ecuador

Ecuador enfrenta una crisis multifacética, marcada por el crecimiento sostenido de la inseguridad, la inestabilidad política y una crisis energética que ha provocado apagones constantes desde agosto de 2024.

Los indicadores de seguridad revelan que, en 2022, Ecuador ocupaba el décimo lugar entre los países más violentos de la región. Sin embargo, desde 2023 escaló a los primeros puestos, superando a Colombia, Venezuela y Honduras. Aunque en 2024 se registró una leve reducción, el país sigue figurando entre los más peligrosos del mundo: con una tasa de 40,4 muertes por cada 100.000 habitantes.

La seguridad ocupa el primer lugar en las preocupaciones de los ecuatorianos: “Tanto por la dimensión que tiene ese problema como por lo novedoso y desconocido que resulta. Ecuador era un país muy pacífico”, destaca Pachano. “Esto va a pesar mucho en la elección y es probable que incline el voto hacia propuestas de mano dura o soluciones mágicas”.

Desde enero de 2024, el presidente Noboa declaró un estado de “conflicto armado interno” para hacer frente a las bandas que operan en el país como Los Choneros y Los Lobos, que cuentan con apoyo de narcotraficantes de Colombia, México y Albania y disputan el control territorial. Sin embargo, hay más de 20 pandillas, catalogadas como “terroristas” por el gobierno de Noboa. Esta declaración provocó denuncias por parte de Human Rights Watch y Amnistía Internacional, que alertaron sobre posibles vulneraciones de derechos humanos.

El más reciente caso de desaparición y muerte de cuatro jóvenes menores de edad, a manos de las fuerzas armadas, aumenta las preocupaciones. Por este hecho, se ordenó la captura de 16 miembros de las fuerzas militares del país por su posible participación en el caso.

En otro frente, Ecuador lidia con apagones y racionamientos energéticos desde agosto de 2024 y varias son las razones: de una parte, el país vive la peor sequía en cuatro décadas, agravada por el fenómeno de El Niño, pero también por la acción humana. Expertos consultados aseguran que la alta dependencia de generación hídrica, la escasez de lluvia y la falta de inversión en nuevos proyectos ha agudizado la crisis.

Por otra parte, Simón Pachano señala otras fallas del sistema energético: “No se ha planificado a largo plazo la matriz energética. Ha habido proyectos desde 1980 pero que no se han ejecutado. No ha habido inversión en energías alternativas como solar o eólica que podría tener Ecuador”. También advierte de la “mala gestión” de proyectos como la represa Coca Codo Sinclair, construida por la empresa china Sinohydro cuyo impacto perjudica el sistema eléctrico del país.

A esta serie de crisis se ha sumado la economía que, según el Banco Mundial, ha experimentado una desaceleración sustancial en los últimos meses debido al aumento de la inseguridad provocado por el crimen organizado, las disrupciones en la producción de petróleo, la crisis energética, los eventos climáticos y la incertidumbre política.

Ecuador vive uno de los momentos más tensos de su historia, y quien sea electo presidente o pase a segunda vuelta tendrá que enfrentarse a un país que se aleja cada vez más de la definición que varios expresidentes ecuatorianos han usado célebremente para describirlo: "Una isla de paz".

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