Proyecto Colmena: México viaja a la nueva era de la industria espacial

En enero del 2024, México dio su primer paso hacia la industria aeroespacial. La misión, bautizada como Proyecto Colmena, es la primera de una serie de expediciones a la luna que pondrán al país en el hito de la revolución espacial.

La nave estadounidense Peregrine, encargada de transportar a los microrobots, reportó incidentes a pocas horas de su lanzamiento, comprometiendo el éxito de la primera misión del proyecto. / Foto: Getty Images
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La nave estadounidense Peregrine, encargada de transportar a los microrobots, reportó incidentes a pocas horas de su lanzamiento, comprometiendo el éxito de la primera misión del proyecto. / Foto: Getty Images

Desde Cabo Cañaveral (Florida), cinco micro-robots mexicanos, de menos de 60 gramos cada uno, despegaron hacia el espacio profundo.

A bordo del módulo lunar estadounidense Peregrine, los cinco tripulantes mexicanos comenzaron su viaje hacia la luna, la primera de tres misiones previstas para el 2030.

El Proyecto Colmena es el primero en su tipo tanto para México y Latinoamérica y posicionaría a la región en un campo históricamente reservado para países desarrollados.

En entrevista para TRT Español, el doctor Gustavo Medina-Tanco director del Laboratorio de Instrumentación Espacial (LINX) del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM y líder del Proyecto Colmena, explica la oportunidad única que representa el viaje de la pequeña tripulación mexicana.

“Esencialmente, buscamos desarrollar el sector espacial en México, teniendo en cuenta el contexto que se está viviendo a nivel internacional de una transformación muy grande, que va a generar una serie de innovaciones que se van a definir como una revolución”, cuenta Medina-Tanco.

Un enjambre de robots autónomos

En el sector de la micro-robótica, el potencial o fortaleza de la tecnología no radica en unidades individuales, sino en la interacción prolongada entre numerosos robots autónomos.

Este “enjambre”, el cual inspiraría el nombre “Colmena”, es el objetivo principal de la misión, ya que el equipo presidido por el doctor Medina-Tanco busca probar y desarrollar la tecnología micro-robótica dentro de ambientes sumamente hostiles como lo es el espacio profundo y la superficie lunar.

Particularmente, Colmena busca probar los límites de la micro-robótica en el espacio y la luna, preparando el terreno para el futuro regreso de seres humanos al satélite.

Por ello, es clave el éxito de la tecnología mexicana, donde las condiciones se asemejan a las de un “reactor nuclear”. Con 57 gramos de peso y 12 centímetros de radio, la supervivencia y funcionamiento de los micro-robots es un logro histórico.

El siguiente objetivo de Colmena busca estudiar y potencialmente minar los recursos encontrados en la superficie lunar.

Parte del proyecto Colmena consiste en explotar el regolito lunar, una fina capa de polvo que cubre a la luna. Los micro-robots tendrían que sobrevivir a las abrasivas condiciones dentro del regolito, cuyo uso puede ser aplicado para diferentes áreas como la producción de oxígeno.

Originalmente, esta primera misión contemplaba alunizar y comenzar a estudiar y recolectar el regolito a finales de febrero de 2024.

Sin embargo, la nave Peregrine reportó fallas en la alimentación por medio de energía solar, lo que la dejó sin combustible a horas de su lanzamiento el 8 enero de 2024.

La nave logró adentrarse en el espacio profundo y la órbita lunar, mientras los micro-robots mexicanos lograron encenderse y operar exitosamente, lo que se traduce a un éxito del 75 por ciento de la misión, según cuenta el doctor Medina-Tanco a TRT Español.

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El equipo a cargo de Proyecto Colmena, tras confirmar que los microrobots lograron encenderse en el espacio profundo. Créditos: Instituto de Ciencias Nucleares UNAM (@icnunam)

“El solo hecho de haber llevado nuestra tecnología, desarrollada por nosotros al espacio profundo a 400.000 kilómetros de distancia, ya te pone como parte de un club de países muy selectos, porque son muy muy pocos los países que han conseguido llevar su propia tecnología hasta allí y operarlas satisfactoriamente en ese ambiente”, explica Medina-Tanco.

La actual misión, llamada Colmena I, ha cimentado las bases para las próximas dos misiones planeadas para el 2030.

De acuerdo con Medina-Tanco, a partir de los primeros cinco micro-robots se crearán nuevas generaciones de unidades completamente diferentes a las de la actual misión, que puedan tener una aplicación comercial en el futuro.

“El objetivo es que eventualmente, cuando vayas a hacer una actividad económica, no es que vas a lanzar cinco o diez robots; vas a lanzar mil o 10.000 o 100.000 robots”, dice Medina-Tanco.

La segunda misión, programada para mediados de 2027, espera concluir con el 25 por ciento de los objetivos restantes de Colmena I, que involucran el aterrizaje a la luna, el despliegue de los micro-robots y su activación dentro del regolito.

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Este proyecto busca desarrollar la tecnología micro-robótica dentro de ambientes hostiles como lo es el espacio profundo y la superficie lunar. Créditos: Instituto de Ciencias Nucleares UNAM (@icnunam)

No obstante, el proyecto es de largo plazo y tiene miras a crear un impacto mucho mayor en la industria espacial mexicana.

"El objetivo que yo me propuse en 2015, cuando comencé esto, es que a México no le pase lo que le pasó en la revolución de la Internet, donde no fue un actor, se transformó simplemente en un consumidor”.

“La idea es que en esta nueva transformación espacial no pase lo mismo y que México tenga una tecnología práctica, importante, útil, de valor comercial y científico", cuenta el doctor.

Artemisa y el lugar de México en el espacio

Los logros del equipo de más de 250 jóvenes científicos del LINX y el mismo doctor Medina-Tanco, conllevaron superar grandes retos para impulsar el proyecto.

La falta de recursos y poco interés en el sector público por desarrollar la industria espacial han mantenido a México fuera de este sector por mucho tiempo.

En términos presupuestales, la Agencia Espacial Mexicana (AEM), organismo encargado de desarrollar proyectos y tecnología en el sector espacial, ha sufrido recortes dramáticos de más de 3 millones de dólares, pasando de alrededor de 7 millones de dólares, en 2019, a 4 millones, en 2023.

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El cohete Vulcan Centaur transportó a la nave Peregrine con los microrobots. Partió desde Cabo Cañaveral, en Florida, Estados Unidos. (GETTY IMAGES)

Es por eso que Colmena implicó los esfuerzos conjuntos de la iniciativa privada y el sector público, así como el apoyo de la comunidad internacional.

Desde diciembre del 2021, México firmó su participación y adhesión a los Acuerdos Artemisa, programa internacional liderado por la NASA que planea volver a llevar a la humanidad a la luna desde su primer alunizaje hace 50 años.

Se espera que Colmena sea de los primeros proyectos con los que México contribuirá con Artemisa en el contexto del “espacio 4.0”, transformación que se está dando en la industria donde las actividades espaciales se están volviendo más comerciales, dejando atrás las grandes agencias espaciales y centrándose en la iniciativa privada.

“Latinoamérica no tiene nada, nada intrínsecamente, que le impida ocupar un lugar preponderante en cualquier cuestión geopolítica en el mundo. Si hay recursos humanos, hay recursos naturales y hay oportunidades. Lo único que falta es aprovecharlas y aprovecharlas bien”, apunta el doctor Medina-Tanco.

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