Nueva caravana de migrantes sale a EE.UU. tras diálogo de Trump y Sheinbaum

El impacto de la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, aún cuando falta más de un mes para que asuma el poder, ya empieza a sacudir Latinoamérica. Concretamente, a México, su vecino inmediato y con el que comparte una frontera largamente observada por cuenta de la inmigración irregular. La semana pasada, Trump y la nueva presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, acapararon titulares por la conversación que sostuvieron sobre temas migratorios y de aranceles, así como por las posteriores aclaraciones que Sheinbaum salió a hacer. Un cruce de comentarios que marca un abrebocas sobre lo que está en juego para las relaciones bilaterales de los dos países bajo sus nuevos gobiernos.

Y ahora hay un nuevo reto en el panorama: una caravana de 1.500 migrantes partió este lunes del sur de México con el propósito de llegar a la frontera norte con Estados Unidos. Con este esfuerzo, los cientos de latinoamericanos que la conforman buscan cruzar a territorio estadounidense antes de que Trump asuma la presidencia el próximo 20 de enero. Lo que representa un desafío a las declaraciones que emitieron el mandatario electo de EE.UU. y Sheinbaum la semana pasada acerca de que estos grupos ya no llegarían a la tan mencionada frontera.

Este contingente de migrantes, en su mayoría de Venezuela, caminó 26 kilómetros y unas 10 horas continuas desde Tapachula, la mayor urbe de la frontera con Centroamérica, hasta Huehuetán, donde se dividió en dos grupos. El contingente mayoritario avanzó rumbo al municipio de Huixtla, mientras que el segundo se quedó a descansar en el parque de Huehuetán. En el éxodo también hay colombianos, haitianos, cubanos y centroamericanos.

El venezolano Joswes Linares le narró a la agencia de noticias EFE que salieron en caravana por inseguridad, secuestros y extorsiones, por lo que prefieren caminar en grupos por mayor seguridad. Y añadió, justamente, que aceleran el paso ante la próxima presidencia de Trump, quien la semana pasada denunció que una caravana migrante se aproximaba a Estados Unidos. "Nosotros tememos que cierre la frontera porque la cita (de asilo a Estados Unidos) se demora de seis a siete meses, muchas personas tienen suerte, sería peor para nosotros (esperar), vamos a recorrer unos 1.000 kilómetros", relató.

En la misma línea, el venezolano Alexander Altuve, de 38 años, le expresó a la agencia de noticias AFP que “hay que apresurar el paso, no sabemos qué medidas vaya a tomar". "Hemos decidido caminar porque en nuestro país la situación está muy, muy crítica (...) Decidimos hacer esta caminata para buscar un futuro mejor", comentó de su lado José Luis Fernández, un cubano de 35 años.

La preocupación de los migrantes se desprende en buena parte de la reiterada promesa de campaña de Trump de ejecutar “la mayor operación de deportación” con la ayuda del Ejército cuando esté de regreso en la Casa Blanca. El presidente electo ha calificado de "invasión" la entrada irregular de migrantes y amenaza con aplicar aranceles de 25% a las importaciones mexicanas si el gobierno vecino no contiene este fenómeno.

¿Qué pasó entre Trump y Sheinbaum?

La conversación telefónica que mantuvieron Trump y Sheinbaum el pasado miércoles fue noticia durante varios días por cuenta del cruce de declaraciones públicas posteriores y las posturas que asumió cada líder. En un primer momento, el presidente electo de EE.UU. aseguró, luego de la llamada, que su homóloga mexicana había aceptado “cerrar” la frontera. En la red social Truth Social, Trump escribió que Sheinbaum acordó “detener la migración a través de México y hacia Estados Unidos, efectivamente cerrando la frontera sur”.

Pero, en poco tiempo, la presidenta tuvo que salir a aclarar los comentarios. El jueves de la semana pasada, Sheinbaum sostuvo con "certeza" que durante el diálogo "nunca" planteó cerrar la frontera. “Cada quien tiene su manera de comunicar, pero yo les puedo asegurar, les doy la certeza, de que nunca, además seríamos incapaces, planteamos que íbamos a cerrar la frontera en el norte (de México), o en el sur de Estados Unidos", declaró en su conferencia diaria.

"Por supuesto que no estamos de acuerdo con eso (cerrar la frontera)… Lo que hablamos en la llamada es esta estrategia” migratoria de México, insistió. Pero, ¿cuál es esa estrategia que menciona Sheinbaum? Justamente, la de frenar la llegada de caravanas migrantes a la frontera con Estados Unidos. Algo que ahora queda en entredicho con el reciente grupo que camina rumbo a EE.UU. "Abordamos la estrategia mexicana sobre el fenómeno de la migración y compartí que no están llegando caravanas (de migrantes) a la frontera norte porque son atendidas en México", dijo la mandataria la semana pasada.

De hecho, haciendo referencia en ese momento a una caravana de migrantes, diferente a la que partió este lunes, Sheinbaum destacó que le había asegurado al presidente electo que ese grupo “no llegará a la frontera norte”, en concordancia con su estrategia de evitar que los migrantes crucen a través de territorio mexicano. También, en una carta que le envió a Trump, Sheinbaum citó la caída de 75% en los encuentros diarios de indocumentados desde diciembre de 2023 en la frontera común. Las cifras oficiales de Estados Unidos muestran que los encuentros con migrantes indocumentados en la frontera bajaron de 250.000 en diciembre de 2023 a casi 54.000 en septiembre pasado.

Entonces, ¿se avecina una “guerra” arancelaria?

En medio de la agitación por las declaraciones sobre el supuesto cierre de la frontera, Sheinbaum tuvo que salir el jueves a calmar otra preocupación: la amenaza sobre los aranceles. La mandataria descartó una “guerra arancelaria” ante las declaraciones de Trump sobre implementar un 25% de impuestos fiscales a todas las mercancías que México exporta a Estados Unidos si este país no detiene los flujos de migrantes irregulares.

"No va a haber [una] potencial guerra arancelaria" con Estados Unidos, dijo Sheinbaum. Y luego explicó que en su conversación con Trump se tocó "el fundamento por el cual él planteó que iba a subir los aranceles". "Lo importante era atender el planteamiento que él hizo", insistió. Y luego, en aras de dar un parte de tranquilidad, indicó que el diálogo con su vecino del norte ya no gira alrededor de una “amenaza”.

"No hablamos particularmente del tema de los aranceles, sino del tema que él planteó como los asuntos de interés y que, si no (se atendían), él iba a poner aranceles, ya no se planteó de esa manera, fue una conversación muy amable entre ambos, coincidimos en que va a haber muy buena relación”. En esa línea, anticipó que habrá “otras conversaciones” entre su gobierno y el presidente electo antes de la posesión el próximo 20 de enero.

México es el principal socio comercial de Estados Unidos, adonde envía poco más de 80% de sus exportaciones. En ese contexto, el secretario de Economía mexicano, Marcelo Ebrard, advirtió que si Trump impone los aranceles mencionados afectaría su propia economía, pues alrededor de 400.000 empleos se perderían en EE.UU. "El impacto sobre las empresas es enorme. (...) Se perderían alrededor de 400.000 empleos”, dijo el funcionario a partir de un cálculo basado en las cifras de empresas automotrices estadounidenses que operan en México.

Ebrard añadió que la medida impactaría a los bolsillos de los consumidores estadounidenses. Citó como ejemplo las camionetas pick up que se venden en Estados Unidos, 88% de las cuales provienen de México y cuyo costo se elevaría unos 3.000 dólares por derechos de aduana. "Por eso decimos que es un tiro en el pie", concluyó el funcionario

México, Estados Unidos y Canadá mantienen desde hace tres décadas un acuerdo comercial que fue renegociado durante el primer mandato de Trump (2017-2021), quien alegó que había perjudicado a las empresas estadounidenses, especialmente a las automotrices.