Beligerancia de Trump y amenazas de Israel dejan a Irán en posición frágil
Teherán podría verse tentado a reactivar su programa nuclear ante la "máxima presión" de Estados Unidos, pero esto conllevaría un mayor riesgo de agresión por parte de Israel.
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Desde que Trump asumió el cargo, los funcionarios iraníes han expresado constantemente su apoyo al diálogo y han expresado su voluntad de entablar negociaciones con la nueva administración. Foto AA
Apenas regresó a la Casa Blanca para su segundo mandato, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, puso a Irán en la mira.
En la primera semana de febrero, el mandatario de EE.UU. firmó un decreto presidencial restableciendo la política de máxima presión sobre Irán, señalando que, aunque no le agradaba la decisión, no tenía otra opción más que adoptar una postura firme.
Días después, Trump afirmó que un Irán "muy asustado" estaba listo para negociar con Washington sobre su programa nuclear. El punto discutible de esta afirmación es que él también preferiría un acuerdo en lugar de que Israel siga amenazando con atacar las instalaciones nucleares iraníes. Preferiría hacer un trato que no les haga daño", señaló.
Desde la llegada de Trump al poder, los funcionarios iraníes han reiterado su disposición al diálogo y su voluntad de negociar con la nueva administración.
El 14 de enero, el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, reafirmó esta postura en una entrevista con NBC, subrayando la apertura de Irán a las conversaciones.
Sin embargo, cualquier posibilidad de diálogo pareció quedar descartada tras una declaración del líder supremo de Irán, Ali Jamenei, el 7 de febrero. En un discurso ante miembros de las fuerzas militares iraníes, Jamenei afirmó que negociar con EE.UU. no era ni prudente ni honorable, rechazando de manera tajante la posibilidad de conversaciones entre ambos países.
A su vez, varios analistas han interpretado la aprobación de Trump, en enero, de la venta de 4.700 bombas antibúnker MK-84 a Israel como parte de una estrategia más amplia contra Irán.
Esto plantea una pregunta clave: ¿cómo evolucionarán las relaciones entre Irán y Estados Unidos durante la presidencia de Trump y qué tan significativo es el riesgo que representan las capacidades nucleares de Irán?
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En la primera semana de febrero, el mandatario de EE.UU. firmó un decreto presidencial restableciendo la política de máxima presión sobre Irán.
Irán y EE.UU. durante el primer mandato de Trump
La reelección de Trump marca un punto de inflexión para Irán. Durante su primer mandato, aplicó una política de máxima presión que generó a Teherán grandes desafíos económicos, políticos y militares.
Fue en esa administración cuando se produjeron acontecimientos clave que incrementaron la presión sobre Irán, entre ellos, la salida de EE.UU. del acuerdo nuclear, la reimposición de sanciones económicas y el asesinato del comandante de la Fuerza Quds, Qassem Soleimani.
Con la vuelta de Trump al poder, el liderazgo iraní teme una escalada aún mayor de esas políticas.
Mientras tanto, los últimos acontecimientos en Oriente Medio indican que la capacidad de disuasión de Irán ha disminuido considerablemente.
El análisis de la doctrina de seguridad y defensa de Irán muestra que se basa en tres pilares estratégicos: el establecimiento de una línea de defensa avanzada mediante actores no estatales bajo la Fuerza Quds, un extenso programa de misiles y el intento de alcanzar el estatus de umbral nuclear.
Sin embargo, los ataques israelíes en 2023 y 2024 han debilitado significativamente estos pilares. La eliminación de líderes de Hezbollah, la destrucción de estructuras de mando y los ataques aéreos israelíes exitosos contra territorio iraní han complicado la capacidad de Teherán para usar estos elementos como disuasión efectiva.
Aunque el programa de misiles de Irán sigue siendo impresionante en cantidad y variedad, su efectividad fue limitada durante los ataques de abril y octubre de 2024. La mayoría de los misiles iraníes fallaron en sus objetivos o resultaron ineficaces.
En contraste, los bombardeos israelíes del 26 de octubre dañaron gravemente las instalaciones de producción de motores de misiles y las capacidades de fabricación de combustible sólido de Irán. En particular, los ataques contra el complejo de misiles de Shahroud han restringido el desarrollo de misiles de largo alcance. Como resultado, los sistemas de defensa aérea más avanzados de Irán (S-300 PMU2) quedaron inoperativos.
Los sistemas restantes tienen un alcance y una capacidad limitados, lo que aumenta la vulnerabilidad de Irán a los ataques externos. Ante estos acontecimientos, Teherán ha comenzado a reconsiderar la opción de desarrollar armas nucleares.
Si bien Irán tiene la capacidad de producir uranio enriquecido para armas en una semana, integrar una ojiva nuclear en un sistema de misiles es un proceso más complejo y lento.
El programa nuclear de Irán y el aumento de las tensiones
Las amenazas de Trump y la persistente tensión sobre el programa nuclear iraní han puesto a Irán en una encrucijada.
En lugar de iniciar la producción de armas nucleares, Teherán podría optar por un paso más cauteloso, pero igualmente estratégico: anunciar su intención de retirarse del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). Esto enviaría una señal de seriedad y le permitiría obtener mayores concesiones en futuras negociaciones.
Existe un precedente, el de Corea del Norte, que en 1993 anunció su intención de abandonar el tratado, suspendió temporalmente su decisión y finalmente la llevó a cabo.
Si Irán amenaza con salir del TNP, la comunidad internacional podría interpretarlo como un paso hacia la producción de armas nucleares, lo que podría elevar la tensión regional y dar a Israel un pretexto para atacar sus instalaciones nucleares con las bombas antibúnker de EE.UU.
El programa clandestino de armas nucleares de Irán, conocido como Plan Amad, buscó desarrollar cinco armas nucleares entre 1999 y 2003. Dentro de este plan, se trabajó en cuatro ojivas para misiles balísticos Shahab-3 y una bomba para una prueba subterránea.
Según los archivos nucleares iraníes capturados por Israel en 2018, Irán ha avanzado en tecnologías clave como el diseño de ojivas nucleares, iniciadores de neutrones y sistemas de detonación. Esta información se considera un factor que contribuye al aumento de la capacidad de Irán para producir armas nucleares.
Además, existen similitudes significativas entre la primera bomba nuclear de China (de nombre en código 596) y los primeros diseños de Irán, lo que sugiere que Irán se está acercando al estatus de país umbral nuclear.
En este contexto, la política nuclear de Trump hacia Irán es un asunto crítico, tanto por las diferencias dentro de su administración como por su impacto en la comunidad internacional.
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El Centro de Estudios del Mundo Islámico, afín a Jamenei, realizó una encuesta sobre las negociaciones entre Irán y Estados Unidos como parte de su función de asesoramiento en política exterior.
¿Qué posibilidades se abren?
El programa nuclear de Irán sigue siendo una preocupación prioritaria para Europa y Estados Unidos. Con la expiración de las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU en octubre de 2025, Occidente corre el riesgo de perder una de sus herramientas diplomáticas más importantes.
En este contexto, Europa planea aprovechar las vulnerabilidades y las limitaciones de tiempo de Irán para iniciar un proceso de diplomacia nuclear eficaz.
La declaración del E3 (Francia, Alemania y Reino Unido) de que están dispuestos a utilizar todas las herramientas diplomáticas contra Irán sugiere que su paciencia se está agotando.
Mientras tanto, declaraciones iraníes sugiriendo una revisión de sus capacidades técnicas y sus intenciones políticas han generado preocupación en la comunidad internacional.
EE.UU. podría aumentar la presión intensificando la aplicación de sanciones secundarias contra la economía iraní.
Como primer paso, Trump ya impuso sanciones a una red internacional clave en la venta de petróleo iraní, afectando gravemente las exportaciones de ese país.
Si estas sanciones se amplían a los principales compradores de crudo iraní, especialmente China, la economía de Irán podría verse aún más debilitada.
En otras palabras, EE.UU. y Europa podrían aprovechar este momento para aumentar la presión sobre Irán mientras ofrecen opciones diplomáticas claras.
Mientras tanto, en Irán, a pesar de la retórica de Jamenei, hay indicios de que una parte importante del liderazgo y la población apoya las negociaciones con Washington.
Recientemente, el Centro de Estudios del Mundo Islámico, afín a Jamenei, realizó una encuesta sobre las negociaciones entre Irán y Estados Unidos como parte de su función de asesoramiento en política exterior.
El estudio encuestó a 119 académicos, altos ejecutivos y funcionarios actuales y anteriores. Los resultados revelaron que el 86,5% de los encuestados apoyaba las negociaciones directas entre Irán y la administración Trump, mientras que solo el 5,8% se oponía. Otro 7,5% de los encuestados indicó que las negociaciones serían condicionales.
Ante la agresividad de Trump contra Irán, el riesgo de un ataque israelí a las instalaciones nucleares iraníes ha aumentado drásticamente.
La forma en que Teherán decida maniobrar en este escenario incierto definirá el futuro de las relaciones con Estados Unidos y, quizás, el destino de una región ya de por sí volátil.