Rusia ataca Ucrania con misil balístico y advierte de escalada a Occidente
El lanzamiento de un misil balístico ruso tipo ORSHNIK contra Ucrania aumentó la tensión entre Rusia, Ucrania y los países occidentales que apoyan a Kiev.
Rusia ha lanzado un misil balístico de alcance intermedio contra Ucrania, del tipo ORSHNIK, parte de la nueva generación de armamento hipersónico ruso. Según el Kremlin, este misil tiene capacidad para alcanzar velocidades de 12.300 kilómetros por hora, un rango operativo de 5.000 kilómetros y es extremadamente difícil de interceptar. Aunque fue diseñado para transportar cargas nucleares, en esta ocasión se utilizó con explosivos convencionales de alto poder destructivo.
El ataque tuvo como objetivo una planta industrial en Dnipro, en el centro de Ucrania, supuestamente utilizada para la fabricación de misiles de largo alcance como los ATACMS, recientemente suministrados por Estados Unidos a Ucrania.
Una respuesta a la escalada occidental
El Kremlin ha justificado el lanzamiento como una respuesta directa a los ataques recientes de Ucrania con misiles ATACMS de fabricación estadounidense y Storm Shadow británicos. Según fuentes oficiales rusas, los ATACMS fueron interceptados, mientras algunos de los Storm Shadow causaron bajas en territorio ruso.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha dejado claro que considera estas acciones como una participación indirecta de la OTAN en el conflicto. En un discurso reciente, Putin advirtió: "Nos consideramos con el derecho de usar nuestras armas contra las instalaciones militares de aquellos países que permiten el uso de sus armas contra nuestras instalaciones (...). Recomiendo a las élites gobernantes de esos países que piensen seriamente en esto".
Ampliación del conflicto
El ataque ruso se produce en un momento delicado para Ucrania. Mientras sus defensas están cada vez más presionadas tras meses de enfrentamientos intensos, más del 50% de los ucranianos, según una encuesta reciente de Gallup, apoyan la búsqueda de un acuerdo de paz.
La reciente aprobación de Estados Unidos, Reino Unido y Francia para que Ucrania utilice misiles de largo alcance en territorio ruso, junto con el uso de minas antipersonales y la autorización de una venta de armas por 100 millones de dólares, sugiere que las potencias occidentales están lejos de impulsar una desescalada inmediata. Numerosos analistas y medios occidentales han asegurado que estas medidas no cambiarán el curso actual del conflicto.
Esta fotografía muestra un centro de rehabilitación para personas con discapacidades dañado tras un ataque ruso en la ciudad ucraniana de Dnipro, el 22 de noviembre de 2024. Foto: AFP.
Por su parte, Rusia busca consolidar su posición militar, mientras envía una señal clara a Occidente sobre las consecuencias de su apoyo a Ucrania. El lanzamiento del misil, más allá de su impacto inmediato, se percibe como una demostración del poderío militar ruso y una advertencia sobre los riesgos de extender el conflicto más allá de las fronteras ucranianas.
El presidente ruso ha asegurado, en una declaración tras el lanzamiento del misil ORSHNIK, que la aprobación estadounidense y uso por parte de Ucrania de los misiles de largo alcance ha hecho que el conflicto se convierta en “global”.
Posibles consecuencias
El uso del ORSHNIK y las amenazas de Putin subrayan un peligro real de ampliación del conflicto. Con un misil capaz de alcanzar cualquier punto en Europa, Rusia ha dejado claro que considera legítimo atacar países que permitan el uso de sus armas contra objetivos en su territorio si continúa la escalada.
En este marco, la comunidad internacional se encuentra en alerta, mientras aumenta la preocupación de que este tipo de acciones puedan desencadenar una confrontación directa entre Rusia y la OTAN.
Al mismo tiempo, la escalada plantea preguntas difíciles sobre los límites del apoyo occidental a Ucrania y el costo de prolongar un conflicto que ya ha tenido consecuencias devastadoras.
El “reloj del apocalipsis”, como algunos analistas han señalado, parece estar más cerca de la medianoche. Con cada nuevo ataque, las líneas rojas se difuminan, y el mundo se enfrenta al reto de evitar que esta guerra se amplíe.