Banco del BRICS: ¿una alternativa eficaz al FMI y al Banco Mundial?
El Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS ya otorgó financiamientos por 40.000 millones de dólares en países emergentes. Sus operaciones son en moneda local, un modo de desafiar la influencia del dólar.
Desde la primera cumbre del BRICS en 2009, los países del bloque impulsaron la creación de un organismo que facilitara el acceso a financiamiento para proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible en economías en crecimiento. El Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) del BRICS se constituyó finalmente en 2014 y, desde entonces, ha aprobado financiamientos por más de 40.000 millones de dólares. Sus áreas principales son transporte, energía limpia y modernización de redes de agua potable.
Este banco desempeña un papel clave en la desdolarización de la economía mundial, pues promueve el uso de monedas nacionales en sus transacciones. Sin embargo, también enfrenta desafíos significativos: la necesidad de aumentar su membresía, expandir los proyectos financiados y reducir su dependencia del dólar. A medida que el mundo atraviesa una transición hacia un orden multipolar, el NDB se presenta como una alternativa viable a las instituciones tradicionales, como el FMI y el Banco Mundial, reforzando la cooperación entre países del sur global.
El surgimiento del banco del BRICS
Desde su primera cumbre en 2009, con los efectos de la crisis financiera de 2008 todavía en ebullición, los países del BRICS ponderaron la reforma de la arquitectura monetaria y financiera mundial como un requisito indispensable para adaptar las instituciones globales a los cambios en la economía internacional. Y así dar mayor participación a países emergentes en la toma de decisiones.
Ante la negativa de las potencias del norte global para asumir esos cambios, apareció por primera vez en 2012 la propuesta de crear un Banco Común de Inversiones del BRICS. Su objetivo era financiar proyectos de infraestructura en países emergentes, conceder préstamos a largo plazo a economías afectadas por la crisis financiera global y proporcionar deuda convertible que los bancos centrales de los Estados miembros pudieran comprar. Fue el germen del Nuevo Banco de Desarrollo y el punto de partida para una nueva arquitectura financiera multipolar.
El presidente Vladimir Putin habla a través de un enlace de video durante una conferencia de prensa en el día de clausura de la cumbre BRICS en el Centro de Convenciones de Sandton el 24 de agosto de 2023. Getty Images
Funcionamiento y ampliación del Banco
El objetivo del NDB es movilizar recursos que financien proyectos no solo en los países miembro del grupo, sino también en otras naciones emergentes.
Cada miembro fundador tiene igual poder de voto y las decisiones se aprueban con dos tercios de los votos. La membresía del banco está abierta a otros países de la comunidad internacional, aunque los miembros del BRICS conservan el 55% de las acciones.
En 2017, el directorio del banco del BRICS aprobó su Plan Estratégico 2017-2021, en el que acordaron la ampliación a países de diferente nivel de desarrollo. Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay fueron admitidos en 2021, aunque este último aún debe realizar su aporte inicial para convertirse en miembro pleno. A ellos se sumó Argelia en septiembre del 2024.
¿A qué áreas está dirigido?
Desde que empezó a funcionar, el NDB ha aprobado el financiamiento de 95 proyectos de desarrollo y evalúa 30 más, para un total de 40.339 millones de dólares.
La mayor parte de esos proyectos, 34 exactamente, se localizan en China, y acumulan un monto total de 11.224 millones de dólares. India recibió 9.985 millones de dólares para financiar 31 proyectos. En Brasil se localizaron 28 proyectos por un total de 7.398 millones de dólares, y en Rusia 14 por un total de 4.380 millones de dólares. En Sudáfrica 12 proyectos recibieron 6.166 millones de dólares. En Bangladesh y Egipto, los dos últimos en ingresar, se han aprobado 4 y 2 proyectos respectivamente, por montos que ascienden a 887 y 300 millones de dólares.
De los 95 proyectos financiados, 44 están en el sector de transporte (carreteras, puertos y ferrocarriles), con un total de 14.688 millones de dólares. En segundo lugar se encuentran proyectos de energía limpia (eólica, solar, hidroeléctrica) con 21 iniciativas por 5.348 millones de dólares. Otros 19 se destinaron a redes de agua potable, control de inundaciones y riego agrícola, para un total de 4.462 millones de dólares.
En tiempos de covid-19, el banco otorgó 9.000 millones de dólares en asistencia para la emergencia sanitaria a los 5 miembros originales del bloque. Esto permitió afrontar rápidamente los efectos económicos adversos que trajo la pandemia.
Una herramienta para una economía multipolar
El NDB expresa la decisión de los países del BRICS de construir herramientas financieras que escapen a las dinámicas y lógicas de las estructuras establecidas por Occidente. Todo esto pone en jaque al sistema de dependencia construido por los países occidentales con base en la deuda, la cual actúa como disciplinadora y condicionante para el crecimiento de los países del sur global. A su vez, promueve y defiende principios de cooperación sur-sur, como la no injerencia en asuntos internos, el respeto por los modelos de desarrollo adoptados por cada nación, la soberanía y la integridad territorial y la resolución pacífica de diferencias. Una herramienta financiera indispensable para la construcción de un nuevo tipo de relaciones internacionales que refuerce la demanda de un mundo multipolar.
La respuesta del norte global
El impulso del Banco del BRICS no ha pasado desapercibido en el norte global, que ha desarrollado acciones para intentar frenar estas iniciativas.
Tanto Estados Unidos como la Unión Europea han establecido sanciones económicas y comerciales, e impuesto aranceles a las importaciones que limiten el acceso a mercados de algunos países BRICS. A su vez, han promovido la desconexión de sus economías del sistema SWIFT (imposibilitando el uso del dólar) y han forzado a países aliados a prohibir el comercio con países del BRICS.
Las agencias calificadoras de riesgo del norte global, en tanto, han dificultado las condiciones de financiamiento para países del BRICS, intentando que accedan a crédito internacional para el desarrollo.
Sin embargo, estas acciones han generado un efecto contrario. Los países del bloque, buscando evadir las sanciones occidentales, han profundizado la construcción de un orden monetario y financiero multipolar que promueve la cooperación de beneficio mutuo.
Perspectivas
El Nuevo Banco de Desarrollo aún debe afrontar desafíos importantes. Si los BRICS apuestan a construir una herramienta financiera que pueda movilizar recursos, al tiempo que promueva nuevos principios para las relaciones internacionales, debe aumentar su volumen de socios. Elevar la cantidad de proyectos de infraestructura financiados. Si bien los casi 100 proyectos aprobados hasta el momento demuestran un dinamismo constante en el suministro de recursos, el mismo debe sostenerse y ampliarse, diversificando los países beneficiarios de los créditos.
Y, por último, aún la mayoría de los créditos siguen siendo en dólares. Si el BRICS pretende aportar a la desdolarización de la economía mundial, deberá aumentar la proporción de préstamos otorgados en monedas locales.
Superar estos obstáculos permitirá al banco fortalecer su rol como una alternativa financiera sólida frente a instituciones tradicionales como el FMI y el Banco Mundial, contribuyendo así, al fin, a una transformación del orden internacional.