La guerra israelí contra la educación: cómo preservar el futuro bajo asedio
El ataque calculado contra el sistema educativo de Palestina busca desmantelar el futuro de nuestro pueblo silenciando a quienes podrían liderar nuestro camino. Pero eso no nos detendrá.
En el año 2000, cuando tenía nueve años y vivía la Segunda Intifada, entendí el profundo vínculo que existe entre la educación y la supervivencia bajo la ocupación israelí.
Cada mañana, asistir a mi escuela en la ciudad de Al Bireh, en la Cisjordania ocupada, representaba un acto de desafío.
Los tanques israelíes estaban estacionados cerca de la puerta de mi escuela, y al final del día, niños tan pequeños como yo lanzaban piedras a los soldados que ocupaban un asentamiento cercano.
Los soldados nos respondían con balas reales.
Un día, mientras volvía aterrorizada a casa, me pregunté por qué nosotros, los niños palestinos, tenemos que soportar esos riesgos a diario. Pero mi madre siempre insistía: "La educación no es una opción. Es tu futuro y el futuro de tu generación".
Hoy, ese futuro parece sombrío.
Durante más de 335 días, a más de dos millones de palestinos se les ha privado de sus derechos básicos a la vida y a la existencia por cuenta de la incesante agresión israelí.
En medio del genocidio en Gaza y mientras estudiantes de todo el mundo se preparan para comenzar un nuevo año académico, el sistema educativo en Palestina continúa siendo una víctima de la guerra.
Las escuelas en Gaza han sido bombardeadas hasta hacerlas desaparecer o terminaron convertidas en refugios para personas desplazadas. Sin embargo, a pesar de esta adversidad, la mochila escolar se convirtió en una bolsa de supervivencia.
Recuerdo haber visto un video de una niña muy pequeña que decidió empacar sus libros en el bolso cuando huía de su casa y, con una brillante y alegre mirada, decía: "Salvé mis libros".
En mayo de este año, las universidades de Gaza emitieron un comunicado ratificando su existencia y determinación colectiva de reanudar la enseñanza en Gaza en sus propias instituciones, a pesar de la destrucción generalizada de la educación que han ejecutado las fuerzas israelíes.
Resistiendo al continuo escolasticido, declararon: "Construimos estas universidades con tiendas de campaña. Y con tiendas de campaña, con el apoyo de nuestros amigos, las reconstruiremos una vez más".
La educación paralizada
Desde el 7 de octubre de 2023, Israel ha matado al menos a 10.490 estudiantes y ha herido a 16.700 más, según el Ministerio de Educación y Enseñanza Superior palestino.
También han sido asesinados más de 500 profesores de escuelas y universidades, y más de 600.000 estudiantes de escuelas primarias y secundarias siguen privados de su derecho a la educación, junto con más de 88.000 estudiantes universitarios.
Al menos 17 instituciones de educación superior en Gaza quedaron paralizadas, parcial o totalmente destruidas por los bombardeos, y dos tercios de las escuelas de Gaza sufrieron ataques mientras eran utilizadas como refugios por personas desplazadas.
Mientras tanto, en la Cisjordania ocupada, el espectro de la ocupación israelí es cada vez más extenso. Al menos 34 instituciones de educación superior debieron implementar la enseñanza a distancia durante meses debido a la escalada de violaciones, las restricciones a la circulación y la violencia de los colonos.
Además, desde octubre, entre el 8% y el 20% de las escuelas de la Cisjordania ocupada han estado cerradas todos los días, según afirmó en un comunicado reciente Tess Ingram, portavoz regional de la agencia de las Naciones Unidas para la infancia (Unicef).
Con frecuencia, los estudiantes y académicos palestinos son objetivo de ataques del Ejército israelí, ya sea en Gaza, la Cisjordania ocupada, Jerusalén Este ocupada o los campos de refugiados.
Su activismo está criminalizado, su derecho a movilizarse está restringido, sus universidades están siendo allanadas y su libertad académica está siendo negada.
Más de 2.500 estudiantes de la Universidad de Birzeit, en la Cisjordania ocupada, han sido encarcelados desde 1982 y más de 140 continúan en prisión.
Más de 70 de estos estudiantes fueron detenidos después del 7 de octubre de 2023, entre ellos seis estudiantes mujeres y cuatro académicos y miembros del personal universitario. La mayoría permanece bajo detención administrativa, recluidos indefinidamente sin cargos.
La ignorancia como aliada
Esto nos lleva a una pregunta clave: ¿por qué Israel ataca sistemáticamente al educación en Palestina?
Cuando se trata de mantener el status quo del colonialismo israelí en Palestina, la ignorancia es un poderoso aliado que permite imponer narrativas dominantes. La educación, por otra parte, surge como un pilar fundamental de la resistencia, la resiliencia, el empoderamiento indígena y la liberación.
La continua destrucción del sistema educativo de Gaza pone de relieve la gravedad de este ataque calculado y deliberado, al que los académicos ahora se refieren como "escolasticidio". Este término, acuñado por el profesor de Oxford Karma Nabulsi durante el ataque israelí de 2008-2009 a Gaza, describe la destrucción intencionada de la educación en Palestina.
Esta estrategia, que forma parte de una política colonial más amplia, apunta no sólo a asfixiar la infraestructura física del aprendizaje, sino también a aniquilar el crecimiento intelectual del pueblo palestino.
La educación es objeto de ataques sistemáticos porque representa una forma de resistencia para los palestinos. Es el medio a través del cual pueden desafiar las narrativas coloniales dominantes, preservar su historia e identidad y empoderar a las generaciones futuras.
Estudiantes de la Universidad de Birzeit en Cisjordania ocupada protestan en apoyo de Gaza el 10 de junio de 2024. Foto: Zain JAAFAR / AFP
El fénix que renace de las cenizas
A pesar de los ataques sistemáticos a la educación, los palestinos siguen decididos en su búsqueda del conocimiento.
Durante la Primera Intifada de 1988, cuando la Universidad de Birzeit y otras instituciones se cerraron por órdenes militares, los palestinos encontraron formas alternativas de seguir educándose. Las clases se llevaban a cabo en casas de estudiantes y académicos, en centros comunitarios y en otros lugares.
Para los palestinos, la educación tiene una doble vertiente. Por un lado, es un acto de resistencia. No se trata sólo de una lucha por la libertad académica, sino de una lucha por la existencia.
Los palestinos siguen creyendo en el poder transformador del aprendizaje. Su resiliencia, a la que a menudo se le llama Sumud en árabe, es lo que les permite seguir adelante. La educación es una piedra angular de la identidad palestina, que está profundamente vinculada a la lucha por la autodeterminación.
Por otra parte, la ocupación ha utilizado la educación como arma para subyugar y controlar a la población palestina, lo que refuerza su dominio y perpetúa su agenda colonial.
Hoy en día, los ataques de Israel contra la educación van más allá de la destrucción física de las escuelas: atacan el desarrollo intelectual, el patrimonio cultural y el liderazgo futuro.
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En Gaza, la destrucción de escuelas e instituciones de educación superior no sólo representa la pérdida de edificios, sino también la destrucción de décadas de progreso. El asesinato de educadores y académicos demuestra hasta qué punto se atentó contra el conocimiento.
La ocupación no sólo ataca la vida palestina, sino que también busca desmantelar su futuro silenciando a quienes podrían liderar el camino.
Sin embargo, frente a tanta brutalidad, el pueblo palestino sigue resurgiendo, como el ave fénix de sus cenizas.
Mientras el pueblo palestino sigue defendiendo sus derechos, es fundamental que la comunidad internacional apoye sus esfuerzos, amplifique sus voces y exija rendición de cuentas por los crímenes de guerra que se cometen contra él.
La determinación de los palestinos refleja un compromiso inquebrantable no sólo de sobrevivir, sino de prosperar mediante la educación.