La Nakba se repite: los ancianos de Gaza, testigos de otra catástrofe
Para los ancianos de Gaza, que vivieron la Nakba de 1948, la historia se repite. Su sufrimiento refleja el dolor de generaciones de palestinos que perdieron sus hogares por los ataques de Israel.
En los últimos 365 días, millones de palestinos se vieron obligados a abandonar sus hogares y sobrevivir con lo poco que podían cargar. Era el intento por salvar sus vidas en medio de los ataques de Israel. Pero esta no es la primera vez: los palestinos que sobrevivieron a la Nakba o “catástrofe” que ocurrió hace 76 años tenían la esperanza de que su pueblo no tuviera que volver a pasar por ese dolor. Estaban equivocados.
Las imágenes de los desplazamientos masivos actuales en Gaza son sorprendentemente similares a las fotografías en blanco y negro de 1948. Se estima que ese año entre 700.000 y 800.000 personas perdieron sus hogares y propiedades, y más de 15.000 fueron asesinadas.
Desde el inicio de los ataques israelíes el 7 de octubre, aproximadamente 1,9 millones de personas en Gaza fueron desplazadas, en la mayoría de casos varias veces.
Para muchos ancianos de Gaza, la historia se está repitiendo. Y a una escala aún mayor.
“Estoy viviendo otra Nakba”
Fatima Khamees Alyaan Abu-Shammala era apenas una adolescente cuando tuvo que huir forzosamente de su hogar en 1948.
Nacida en 1934, tuvo una infancia feliz en su pueblo natal de Beit Dras, a unos 30 km al noreste de la Ciudad de Gaza, conocido por sus abundantes árboles de cítricos, además de sus fértiles tierras de cultivo de trigo y olivos.
Hoy Fátima tiene 90 años y vive en Deir al Balah con sus cuatro hijos y nietos. Aún tiene recuerdos vívidos de su infancia y de su pueblo natal, empañados por el dolor del pasado y el del presente.
“Estoy viviendo otra Nakba. Mientras Israel siga asesinándonos, destruyendo nuestras casas y robándonos nuestras tierras, la Nakba se repetirá, una y otra vez”, dice.
Hombres, mujeres y niños palestinos expulsados de sus hogares por las fuerzas israelíes durante la Nakba, 1948. (Getty Images)
Por su parte, Abla Awad, de 80 años, tenía 5 años en la Nakba. Ahora fue forzada por segunda vez a abandonar su casa, en el norte de Gaza.
"Es otra Nakba. ¿Qué les hicimos para merecer esto? Cada cierto tiempo, nos hacen vivir otra Nakba", dice. "Estamos agotados. Tenemos hambre, hemos sido desplazados. ¿Cuántos años más tendremos que soportar esto?", añade.
“Nos desplazaron de nuestra ciudad, nos trajeron a Gaza. ¿Ahora dónde van a enviarnos? ¿Al Sinaí? Que nos arrojen al mar y así podrán descansar sin Gaza y sin el pobre pueblo palestino”, dice.
Un anciano descansa dentro de una de las tiendas de campaña construidas por palestinos desplazados en el Hospital Nasser como resultado del bombardeo israelí. (Getty Images)
“Me llamaban el mártir viviente”
Durante la Nakba, las fuerzas sionistas formaron milicias con el objetivo de asegurar la mayor cantidad de territorio posible. Mediante campañas de asesinatos, violaciones e intimidación, expulsaban sistemáticamente a los palestinos de su tierra natal. Además, las fuerzas paramilitares sionistas destruyeron 500 aldeas y ciudades.
Dawud Assad aún tiene pesadillas del día en que las milicias judías atacaron su pueblo, Deir Yassin, situado en las afueras de Jerusalén, hace 76 años.
Assad, quien entonces tenía 16 años, se asomó a la ventana de su casa y vio su pueblo en llamas. Mientras sus tíos respondían a tiros a las milicias que les disparaban, Assad escapó. Pero más de 100 palestinos, entre ellos mujeres, niños y ancianos, fueron asesinados en lo que hoy se conoce como la masacre de Deir Yassin.
Ese día, Assad perdió a 27 miembros de su familia, incluidos su abuela y su hermano Omar, de 2 años. “No sé cómo escapé. Me llamaban el mártir viviente”, cuenta a la agencia de noticias AP. Ahora tiene 92 años, vive en Estados Unidos y desde allí comparte el dolor de su pueblo.
entre 700.000 y 800.000 personas perdieron sus hogares y propiedades en la Nakba de 1948. (Getty Images)
Asimismo, muchos palestinos que tuvieron que abandonar sus hogares en 1948 y nunca pudieron regresar a su tierra, hoy ven desde lo lejos como se repite la tragedia.
Leila Giries, de 84 años, recuerda cuando huyó junto a su familia de Ein Karem por lo que pensaban que sería un breve periodo.
“Lo dejamos todo. Salimos con lo que llevábamos puesto”, cuenta Giries. “Todo el mundo dijo que volveríamos en un par de semanas”. Giries, quien ahora vive en las afueras de Los Ángeles, conserva la llave de la casa de su familia, aunque el edificio ya no existe.
La llave se ha convertido para ella en un símbolo del hogar perdido durante la Nakba y de su imposibilidad de regresar.
“Sigo diciéndoles a mis hijos que me alegro de que mis padres no estén vivos para presenciar otra Nakba”, reflexiona Giries.
El recuerdo de la Nakba ha cobrado un nuevo significado este año: los ataques de Israel han matado al menos a 41.870 personas, según el Ministerio de Salud del enclave, de los cuáles al menos el 7% eran ancianos, de acuerdo a Euromed Human Rights Monitor. A su vez, aproximadamente 1,9 millones de personas fueron desplazadas. El pueblo palestino sufre otra catástrofe.