Las mujeres ocupan un lugar central en el nuevo gobierno de Siria
El histórico nombramiento de mujeres para ocupar altos cargos en el nuevo gobierno de Siria podría marcar un verdadero cambio hacia la inclusión, destacan los expertos.
El gobierno de transición de Siria ha designado por primera vez a mujeres en altos cargos, un acontecimiento histórico, lo que abrió un debate sobre si estos movimientos representan una inclusión genuina o un mero simbolismo.
El 22 de diciembre, Aisha al-Dibs fue nombrada directora de la recién creada Oficina de Asuntos de la Mujer. Días después, el 30 de diciembre, Maysaa Sabreen fue designada como la primera mujer gobernadora del Banco Central de Siria. Al día siguiente, Muhsina al-Mahithawi, de origen druso, fue designada gobernadora de la provincia de Suwaida.
Estos nombramientos representan un esfuerzo deliberado por integrar a las mujeres y las minorías en roles de liderazgo, tras décadas de una administración dominada por hombres bajo el régimen Baaz.
Aisha al-Dibs, activista humanitaria y defensora de los derechos de las mujeres, se comprometió a abordar las barreras legales, sociales y culturales que enfrentan las mujeres sirias. "Las voces de las mujeres deben ser centrales en la configuración del panorama político y cultural de Siria", declaró, describiendo la creación de la Oficina de Asuntos de la Mujer como un hito para la inclusión.
Por su parte, el ascenso de Sabreen como líder del Banco Central, el primero en sus 70 años de historia, fue aclamado como un avance para la igualdad de género en el sector financiero sirio.
El nombramiento de Muhsina al-Mahithawi como gobernadora de Suwaida y el de la Dra. Diana Elias Al-Asmar, una siria que profesa el cristianismo, como directora del Hospital Universitario Infantil de Damasco, subrayan un esfuerzo por fomentar la diversidad en el gobierno de transición.
Estos nombramientos ponen de manifiesto un esfuerzo deliberado por integrar a mujeres y minorías en los puestos directivos, aunque aún está por ver el alcance de una auténtica reforma.
Un optimismo prudente
Las reformas recientes en Siria, incluyendo el nombramiento de mujeres en altos cargos, reflejan prioridades duales, explicó Betul Dogan Akkas, experta en la región MENA de la Universidad de Ankara, a TRT World.
Destacó que, si bien reformas similares en otros países de Oriente Medio no han tenido éxito, Siria podría establecer un ejemplo diferente si se mantiene en este camino.
"La sociedad siria ha vivido en un espectro político de autoritarismo desde el régimen Baaz, pero es una sociedad de mente abierta: las mujeres no están aisladas, ni tampoco las minorías", señaló Akkas.
Luego, afirmó que estas reformas deben ser sostenidas para marcar un progreso genuino: "Si Siria logra trabajar en ello, será un ejemplo exitoso. No veo esto solamente como un paso, sino como un proceso a largo plazo".
Akkas también hizo hincapié en el doble motor de estas reformas: reorientar Siria hacia una cultura política más integradora y responder a las expectativas internacionales de estabilidad y protección de las minorías.
En el ámbito doméstico, los cambios señalan un retorno a las raíces políticas más inclusivas de Siria, donde las mujeres y las minorías no eran marginadas de manera inherente a pesar del régimen autoritario.
En el ámbito internacional, las reformas buscan alinearse con las expectativas de aliados como Qatar, Türkiye y Arabia Saudita, cuyo apoyo depende de que Siria garantice estabilidad, lucha contra el terrorismo y protección de las minorías.
Bajo el liderazgo de Ahmed al Sharaa, los esfuerzos del gobierno de transición por incluir a mujeres en roles de toma de decisiones podrían allanar el camino hacia un cambio social a largo plazo. Si esto señala un compromiso genuino con la igualdad o se queda en un gesto simbólico dependerá de cómo estas líderes sean empoderadas para generar un cambio significativo.
Estos nombramientos reflejan un intento más amplio por reformar la gobernanza de Siria y reparar su imagen global.
Según Dogan Akkas, las mujeres enfrentaron presiones políticas bajo el régimen Baaz, pero la sociedad en sí permaneció abierta. Esto representa una reorientación hacia la cultura política original del país, que es "bastante orgánica y natural" , argumentó ella.