¿Mudarse a Siria? Libaneses preparan plan B ante temor de guerra de Israel

Ciudadanos libaneses evalúan la posibilidad de trasladarse a la vecina Siria, devastada por la guerra civil, ante el temor de que estalle un conflicto más amplio con Israel, igual que ocurrió en 2006.

Ciudadanos libaneses observan al líder del grupo Hezbollah, Hassan Nasrallah, hablar por televisión mientras se eleva una columna de humo por los ataques israelíes contra un bastión de la organización en los suburbios del sur de Beirut el 16 de julio de 2006. (Foto AP/Kevork Djansezian, Archivo)
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Ciudadanos libaneses observan al líder del grupo Hezbollah, Hassan Nasrallah, hablar por televisión mientras se eleva una columna de humo por los ataques israelíes contra un bastión de la organización en los suburbios del sur de Beirut el 16 de julio de 2006. (Foto AP/Kevork Djansezian, Archivo)

Algunos residentes de los suburbios del sur de Beirut se han apresurado a estar preparados para una posible guerra de Israel a gran escala, después de que un ataque de Tel Aviv contra un edificio de apartamentos en julio pasado matara a un alto comandante de Hezbollah. Este bombardeo volvió a encender los temores de un conflicto mucho más extendido.

Para la mayoría de libaneses esa preparación significa mudarse con familiares o alquilar casas en zonas del países de mayoría cristiana, drusa o sunita, que generalmente se consideran más seguras que las zonas de mayoría chiíta, donde el grupo Hezbollah tiene sus principales operaciones y base de apoyo.

Pero, para algunos, este plan B implica mudarse a la vecina Siria.

Aunque Siria lleva 14 años sumida en una guerra civil, durante largo tiempo los combates activos se han suspendido en gran parte del país. Los ciudadanos libaneses, que pueden cruzar la frontera sin visa, visitan Damasco con regularidad. Además alquilar un departamento resulta mucho más barato en Siria que en Líbano.

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Periodistas caminan entre los escombros de edificios destruidos luego de que aviones de guerra israelíes lanzaran ataques en los suburbios de Beirut, Líbano, el 20 de julio de 2006. (Foto AP/Archivo)

Zahra Ghaddar relata que a ella y a su familia los conmocionó el ataque con drones dirigido a un edificio de apartamentos –que quedó reducido a escombros– el pasado 30 de julio, en su área, conocida como Dahiyeh. En la operación, además del comandante de Hezbollah Fuad Shukr, murieron dos niños y tres mujeres, y decenas más resultaron heridos.

Hasta ese momento, la capital del Líbano no había vivido las consecuencias de los enfrentamientos transfronterizos casi diarios entre Hezbollah e Israel, que han desplazado a miles de personas desde el 8 de octubre de 2023. Ese día el grupo libanés comenzó a lanzar cohetes hacia el norte de Israel y anunció que lo hacía en respuesta a la brutal ofensiva de Tel Aviv en Gaza. La incesante agresión de Israel contra el enclave deja más de 40.500 palestinos muertos.

Y durante las últimas semanas, los enfrentamientos en el Líbano han parecido estar a punto de salirse de control.

Ghaddar explicó que su familia primero consideró mudarse dentro de su país, pero cambiaron de opinión por las publicaciones en redes sociales que culpan a los civiles desplazados, junto a Hezbollah, por el riesgo de una guerra total en la región. Además, la creciente demanda generó un fuerte aumento de los precios de los alquileres.

“Descubrimos que los alquileres están a partir de 700 dólares, y eso por casas en las que ni siquiera nos sentiremos cómodos”, dijo Zahra.

Esa cantidad equivale a más de lo que muchos libaneses ganan en un mes, por lo que comenzaron a mirar al otro lado de la frontera.

La familia de Ghaddar encontró un apartamento de cuatro habitaciones en Alepo, una ciudad del noroeste de Siria, por 150 dólares al mes. Pagaron el alquiler de seis meses por adelantado y regresaron al Líbano.

Israel lanza periódicamente ataques aéreos contra Siria, generalmente dirigidos contra instalaciones militares o militantes vinculados con Irán, aunque el gobierno de Bashar al-Assad se mantuvo en gran medida al margen del actual conflicto regional.

En el año 2006, Israel y Hezbollah libraron una cruenta guerra que duró un mes y destruyó gran parte del sur del Líbano y los suburbios del sur de Beirut. En ese momento, unos 180.000 libaneses se refugiaron en Siria, muchos de ellos en escuelas, mezquitas y fábricas vacías. Los que pudieron permitírselo alquilaron casas, y algunos, incluso, se establecieron allí de forma permanente.

Rawad Issa, que entonces era un adolescente, huyó a Siria con sus padres. Regresaron al Líbano cuando terminó la guerra, pero el padre de Issa utilizó parte de sus ahorros para comprar una casa en la provincia siria de Hama, por si acaso.

“De esa manera, si ocurriera otra guerra, ya tendríamos una casa lista”, señaló Issa.

La casa y sus alrededores no se vieron afectadas por la guerra civil siria, afirmó. Hace unas semanas, su hermana y su marido fueron a prepararla para el regreso de la familia, en caso de que la situación en el Líbano se deteriore.

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Vista general de los suburbios de Beirut, Líbano, desde el distrito de Choueifat, al sureste de la ciudad, el 25 de agosto de 2024. (Foto AP/Bilal Hussein)

Issa, quien trabaja como productor de videos, dijo que inicialmente planeó alquilar un apartamento en el Líbano si el conflicto se expandía, en lugar de reunirse con su familia en Siria.

Pero en las zonas “seguras” de Beirut “piden precios increíbles”, afirmó. Un propietario puede cobrar 900 dólares por una habitación en un apartamento compartido. “Y fuera de Beirut, la situación no es mucho mejor”, añadió.

Azzam Ali, un periodista sirio en Damasco, dijo a la agencia The Associated Press que en los primeros días después del ataque en Dahiyeh vio una afluencia de libaneses que alquilaban habitaciones de hotel y casas en la ciudad. Una familia libanesa amiga suya se quedó en su casa durante unos días, contó.

En una publicación de Facebook, dio la bienvenida a los libaneses y dijo que “hicieron que la ciudad antigua de Damasco fuera más hermosa”.

Después de que la situación pareció calmarse, “algunos regresaron, pero la mayoría se quedó aquí”, explicó.

Ninguna entidad ha registrado cuántas personas se han trasladado del Líbano a Siria en los últimos meses, ya que están repartidos por todo el país y no están calificadas como refugiados, lo que dificulta el seguimiento de la migración. Sin embargo, algunos testimonios anecdóticos sugieren que las cifras son pequeñas.

De las 80 personas entrevistadas que fueron desplazadas del sur del Líbano hacia el área metropolitana de Beirut (incluidos refugiados libaneses, sirios y palestinos), al menos 20 dijeron que estaban considerando refugiarse en Siria si la guerra en el Líbano se intensificaba, según investigaciones realizadas por Jasmin Lilian Diab, directora del Instituto de Estudios Migratorios de la Universidad Libanesa Estadounidense.

Diab señaló que los libaneses que consideran esta ruta son un grupo nicho que tiene “redes existentes en Siria, ya sean redes comerciales, familiares o de amigos”.

La amenaza de guerra tampoco ha generado una migración masiva de sirios desde el Líbano. Unos 775.000 sirios están registrados en el ACNUR en el Líbano, y se cree que hay cientos de miles más sin registrar en el país.

Aunque los combates en Siria disminuyeron, muchos refugiados temen que, si regresan, puedan sufrir represalias. Si abandonan el Líbano para escapar de la guerra, podrían perder su condición de refugiados.

Muchos residentes de Dahiyeh respiraron aliviados cuando el intenso intercambio de ataques entre Israel y Hezbollah el 25 de julio resultó ser efímero. Pero Ghaddar dijo que todavía le preocupa que la situación empeore y obligue a su familia a huir.

“Es necesario tener un plan B en cualquier caso”, afirmó.

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Residentes libaneses en los suburbios del sur de Beirut, Líbano, recogen sus pertenencias mientras huyen de sus hogares destruidos, el 23 de julio de 2006. (Foto AP/Kevork Djansezian, Archivo)

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