Netanyahu arriesga el futuro de Israel por su supervivencia política

La interpretación de Netanyahu contradice el acuerdo de alto el fuego que respaldó Estados Unidos, lo que prolonga el sufrimiento de Gaza y profundiza la crisis política en Israel.

Los ministros de extrema derecha de Netanyahu están contribuyendo a su ambición política al amenazar con retirarse del gobierno por una propuesta de tregua. Foto: Reuters
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Los ministros de extrema derecha de Netanyahu están contribuyendo a su ambición política al amenazar con retirarse del gobierno por una propuesta de tregua. Foto: Reuters

La propuesta de cese del fuego en Gaza que anunció el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, deja al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, en una encrucijada: cualquier camino que elija moldeará el legado de este líder profundamente polémico.

La iniciativa plantea poner fin a la agresión de Israel contra Gaza, que ya cumple ocho meses, además de salvar a las decenas de rehenes israelíes, apaciguar apaciguar la frontera norte con el Líbano y potencialmente avanzar en un acuerdo histórico para normalizar las relaciones con Arabia Saudita.

Pero también es probable que divida la coalición de gobierno de Netanyahu, lo que terminaría por enviarlo a la oposición y dejarlo vulnerable ante una condena pendiente por corrupción.

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El rechazo del acuerdo por parte de Netanyahu, por otro lado, podría profundizar el aislamiento internacional de Israel, empeorar las relaciones con la administración Biden y exponerlo a acusaciones de abandonar a los rehenes para salvar su propio pellejo.

Cualquiera de los dos caminos representa un problema. Eso puede explicar la extraña coreografía del discurso de Biden el pasado viernes: un presidente de EE.UU. anunciando lo que dice es una propuesta israelí.

Netanyahu reconoció la propuesta, que se compartió con el grupo de resistencia Hamás a través de mediadores, pero luego contradijo las declaraciones de Biden. Dijo que Israel sigue comprometido con el desmantelamiento de las capacidades de Hamás y que cualquier conversación sobre un alto el fuego permanente antes de lograr eso era "un fracaso".

Luego, el lunes sostuvo que la destrucción de Hamás es "parte de la propuesta". También se citaron declaraciones suyas en una audiencia parlamentaria a puerta cerrada acerca de que Israel se reserva el derecho de volver a la guerra si no se cumplen sus objetivos.

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Lo cierto es que nunca ha estado claro si la destrucción de Hamás es siquiera posible.

Sorprendentemente, mientras el gabinete de Netanyahu enfatizaba en que la agresión continuaría hasta alcanzar todos los "objetivos" de Israel –es decir, la destrucción de Hamás–, Biden le dijo a Qatar, que ejerce como mediador, que consideraba a Hamas "el único obstáculo para un alto al fuego completo" en Gaza. En esa línea, le instó a presionar al grupo para aceptar.

Biden dijo que Israel había debilitado a Hamás hasta el punto de que ya no puede llevar a cabo una incursión al estilo del 7 de octubre, y que al continuar la guerra Israel corre el riesgo de empantanarse en Gaza.

Pero Netanyahu puede tener otros planes.

"El objetivo final de Netanyahu es sobrevivir"

Los críticos de Netanyahu temen que él pueda rechazar cualquier cese del fuego para apaciguar a sus socios ultranacionalistas de coalición de Gobierno: el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, y el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir.

Los ministros extremistas quieren continuar las operaciones militares en Gaza, volver a ocupar completamente el enclave y reconstruir allí los asentamientos judíos ilegales.

De hecho, ya prometieron abandonar el gobierno si la propuesta que anunció Biden se concreta. Por otro lado, los oponentes políticos de Netanyahu ofrecieron una red de seguridad si consigue llegar a un acuerdo para liberar a los rehenes, pero es poco probable que le ayuden a permanecer en el poder a largo plazo.

"Se ve que Netanyahu está muy atento a todo lo que Ben-Gvir y Smotrich exigen o amenazan con hacer", afirmó Tal Schneider, analista político israelí. "El objetivo final de Netanyahu es sobrevivir".

El actual régimen de Netanyahu, que se formó a finales de 2022 tras cinco elecciones consecutivas, es el más extremista de la historia de Israel. Meses antes de la brutal ofensiva en Gaza, impulsó políticas que afianzaron la ocupación israelí de Cisjordania, profundizaron la dependencia de la comunidad judía ultraortodoxa de los subsidios estatales y pusieron en marcha una reforma del sistema judicial que desgarró al país.

Inicialmente, la coalición tenía una escasa mayoría de 64 escaños en el parlamento de Israel del total de 120 necesarios para gobernar, pero con una fragilidad que mantendría el destino de Netanyahu ligado a los caprichos de cualquiera de los partidos más pequeños que forman parte del esfuerzo.

Un entorno político difícil

Poco después de que Israel lanzara la ofensiva contra Gaza, Benny Gantz, exjefe militar y principal rival político de Netanyahu, se unió al gobierno en una muestra de unidad. Netanyahu, Gantz y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, formaron un gabinete de guerra de tres hombres para dirigir el ataque a Gaza.

Mazal Mualem, biógrafa de Netanyahu, dijo que esa iniciativa logró en gran medida dejar de lado a los ultranacionalistas y permitirle a Netanyahu gobernar de forma más pragmática, lo que ha definido sus 17 años en el cargo, desde 1990.

Señaló que la respuesta limitada de Israel a un ataque aéreo de Irán en abril fue criticada por Ben-Gvir como "débil", y que Smotrich se opuso al acuerdo de alto el fuego y la liberación de rehenes que se logró con Hamás en noviembre de 2023 aunque luego lo aceptó.

"A lo largo de los años, Bibi ha aprendido a hacer lo que quiere en entornos políticos difíciles", dijo, refiriéndose a Netanyahu por su apodo popular.

Pero Gantz ha amenazado con abandonar el gobierno a menos que Netanyahu presente un plan para después de la guerra antes del 8 de junio, lo que dejaría al primer ministro mucho más dependiente de Smotrich y Ben-Gvir.

La decisión de Netanyahu de seguir adelante con la invasión militar de Gaza mientras decenas de rehenes todavía están en manos de Hamás lo ha expuesto a críticas feroces de muchos israelíes, incluidas las familias de los cautivos.

Miles de personas se han sumado a las protestas masivas semanales.

"El Gobierno de Israel ha renunciado a los rehenes", dijo a la radio del ejército israelí Yehi Yehud, cuyo hijo adulto está cautivo en Gaza.

"Bibi, no tienes el permiso ni la legitimidad moral para sacrificarlos en el altar de tu supervivencia política", aseveró.

Oportunidades y riesgos

La fuerte postura de Netanyahu también ha representado un gran peso para las relaciones de Israel con su aliado más cercano, Estados Unidos, que ha ayudado al país tanto militar como diplomáticamente. Sin embargo, Washington expresó su desesperación por la falta de planes israelíes realistas en un escenario posterior a la agresión.

A nivel internacional, ha expuesto a Israel a cargos de genocidio y a una posible orden de arresto internacional contra el propio Netanyahu.

En su discurso del viernes, Biden pareció ofrecerle a Netanyahu una salida: cantar victoria, traer a los rehenes a casa y luego trabajar con Estados Unidos y las naciones árabes para construir una nueva arquitectura de seguridad regional.

Pero el miedo a perder el poder podría prevalecer.

Netanyahu ha pasado años alimentando la imagen de que sólo él puede guiar a Israel a través de sus innumerables desafíos diplomáticos y de seguridad. Ese legado sufrió un duro golpe el 7 de octubre, cuando muchos israelíes lo culparon directamente por el fracaso de seguridad más devastador en la historia del país.

Las encuestas de opinión pública indican que Netanyahu está detrás de Gantz, y tiene graves dificultades para formar un gobierno si las elecciones se realizaran hoy.

A pesar de todas sus amenazas, sus aliados de extrema derecha se encuentran en una situación similar.

Probablemente se unirían a él en la oposición si hay elecciones anticipadas, perdiendo el poder que se les ha otorgado sobre la policía israelí para la expansión de los asentamientos en la ocupada Cisjordania.

Ahora bien, si Netanyahu puede mantener unida su coalición hasta las próximas elecciones previstas para 2026, podría rehabilitar su imagen. Sus cifras en las encuestas ya han comenzado a subir desde los puntos más bajos en los que se encontraban después del 7 de octubre, cuando se presentó como la resistencia a la presión internacional para poner fin a las operaciones en Gaza.

Aviv Bushinsky, exasesor de Netanyahu, dijo que la toma de decisiones del primer ministro en tiempos de guerra tiene menos que ver con la supervivencia política inmediata y más con asegurar un legado que no quede completamente eclipsado por el 7 de octubre.

"Desde una perspectiva histórica, la única opción de Netanyahu es llegar hasta el final", afirmó. Ben-Gvir y Smotrich "le están ayudando a llegar a ese destino".

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