“Tengo miedo, Mariam”: los mensajes de mi hermana de 9 años desde Gaza
Una estudiante palestina en Egipto comparte los desgarradores mensajes que su hermana menor, atrapada en Gaza, le ha enviado mientras intenta sobrevivir a la brutal ofensiva de Israel.
Mientras me encuentro segura en mi departamento en Kafir Al-Sheikh, en Egipto, mi hermanita Zaina, de nueve años, la menor de mis cinco hermanos, logró encontrar señal en su teléfono. Rápidamente me envía un mensaje, mientras el sonido de los bombardeos retumba alrededor de lo que queda de nuestro hogar en Nuseirat.
Zaina, o Zanzoona, como la llamamos cariñosamente, nació durante un ataque israelí en 2014. Mi madre estuvo embarazada de ella durante la ofensiva de 51 días, cuando nuestra educación se detuvo y nuestra seguridad fue sacrificada. Lo que no sabíamos era que eso fue tan solo un pequeño adelanto de lo que viviríamos 10 años después.
En su mensaje me cuenta cómo se siente mientras las bombas caen a su alrededor.
Tengo miedo, Mariam, tengo miedo de que mi pelo, mi cara, mis manos, mis sueños los queme una bomba o la metralla de un cohete.
Le respondí diciéndole que iba a estar bien, que esta ofensiva terminaría pronto y que me sentía muy orgullosa de su fortaleza.
Pero tiene tan solo nueve años: no debería estar viviendo la pesadilla de la muerte y los cuerpos quemados.
A Zaina y a sus amigos de la escuela les gustaba estudiar, pero ahora se encuentran entre los miles de niños que no pueden asistir a la escuela debido a la destrucción de escuelas por parte de Israel. Foto: Mariam Khateeb.
Sin infancia
Aquí en Gaza, escribe Zaina, los niños han olvidado su edad.
Tienen que dedicarse a vender agua o comida enlatada en las calles, con la ropa sucia y sin madres que se las laven, con los estómagos vacíos y sin padres que los alimenten.
Zaina quiere ayudar a estos niños, desplazados ahora en nuestro barrio y quienes duermen en las calles destruidas. Mientras mi madre prepara botellas de karkadeh, una bebida de hibisco que se diluye en agua, Zaina vende esas botellas en la calle, donde viven sus nuevos vecinos y luego utiliza el dinero para comprar cualquier artículo que estén vendiendo.
Ella me escribió esa noche: “Llevan las dificultades sobre sus hombros, Mariam, estoy tratando de ayudar a los niños. Ojalá hubiera alguien allí para ayudarnos también a nosotros”.
A Zaina le encantaba pasar el tiempo jugando lo que fuera: fútbol, montar en bicicleta, artes marciales, pintar, confeccionar vestidos para sus muñecas.
Ahora juega a la hajlah, muy popular entre las personas de los campamentos. Es un poco como el escondite, pero los juegos ahora ya no son interminables. Con frecuencia, Mariam se apresura a volver a casa para asegurarse de que mi madre y mi padre todavía están allí, y así poder sentirse segura.
Uno de sus escritos plasma lo quebrada que se siente. ¿Cómo puede mi hermanita cargar con todos estos sentimientos? Es más fácil para ella expresarse a través de la escritura que hablarlo abiertamente.
El 7 de octubre, mi corazón estaba lleno de fuego por mi ira. Estoy enferma y no hay medicina que me cure. Ya no puedo permanecer en silencio.
Desde el comienzo de la ofensiva, Zaina se ha unido a aproximadamente 658.000 niños en edad escolar que están perdiendo su infancia poco a poco.
Son las pequeñas cosas las que ahora le aportan algo de alegría.
Mariam, hoy fui con papá al mercado y compró los últimos cuatro tomates del puesto. ¡Gastó 30 dólares en tomates!
Él me dijo: Zaina, ahora puedes comer ensalada. Todos estábamos muy felices. Extraño la comida. Extraño el sueño. Extraño la paz.
Zaina Khateeb solía recorrer su vecindario en bicicleta, pero ahora se queda cerca de su madre por miedo a perderla por el genocidio en curso.Foto: Mariam Khateeb.
Enfrentando el trauma
Hace poco, mi madre me contó que Zaina ha adoptado malos hábitos debido al miedo y a los sonidos de las explosiones. En los restos destrozados de nuestra casa familiar, ella únicamente duerme con mi madre.
Ha empezado a morderse las uñas, las que antes me pedía que le pintara de tonos rosa y lila. La alegre Zaina ahora grita fuerte cuando está enojada y duerme encogida por miedo a que un cohete haga explotar su pequeño cuerpo.
Todos los niños de Gaza comienzan su vida oyendo el sonido de los misiles, y algunos reciben su certificado de defunción antes que el de nacimiento. El Ministerio de Salud de Gaza informó de que más de 700 bebés han muerto en esta ofensiva, y muchos más nacen huérfanos.
La vida da mucho miedo y el techo se nos cae encima. Cada vez que hay un ataque aéreo nos asustamos. Cada vez que intentamos afrontar la situación, nuestras habitaciones tiemblan y también se sacuden nuestros corazones por el miedo a perder nuestras familias.
Lo único en lo que pensamos es en dónde impactará el próximo ataque aéreo. Nuestras madres nos dicen que el ruido está lejos, pero nosotros sabemos que está cerca.
Sabemos que otros niños en el mundo viven vidas tranquilas y pacíficas. Mientras otros niños sueñan con videojuegos, nosotros soñamos con que estos ataques terminen algún día. Esperamos que algún día podamos abrir nuestros libros nuevamente y escribir en nuestros cuadernos escolares y estudiar, y que podamos salir y jugar con amigos.
Escritos de Zaina. Foto: Mariam Khateeb.
Intentos de supervivencia
Zaina me dice a través de la videollamada confusa que está tratando de escribir y dibujar.
Ella ha vivido el desplazamiento como todos los niños de Gaza, con el rostro demacrado por la falta de comida y el estómago dolorido por el hambre.
Extraño el pollo, cualquier pollo, extraño la pasta picante con queso. Pero tengo mi imaginación. Y el pan duro que como, o el agua que bebo, me los imagino como cien tipos de comida diferentes. A veces funciona y puedo saborear los platos con los que sueño.
Mi Zaina es resiliente, como todos los niños de Gaza se ven obligados a serlo. Anoche me escribió diciendo:
Le hice un vestido a mi muñeca para protegerla del invierno. Me gustaría poder hacer lo mismo con los niños que viven en las tiendas de campaña y en las calles.
Gaza, el lugar con con más niños amputados per cápita del mundo
La historia de Zaina es solo una entre las de los miles de niños que sufren las devastadoras condiciones humanitarias en el enclave. Recientemente, la ONU informó que Gaza batió un sombrío récord: el mayor número de niños amputados per cápita del mundo.
"Muchos niños pierden extremidades y se someten a cirugías sin siquiera anestesia", declaró este lunes António Guterres, secretario general de la ONU, a través de su adjunto durante una conferencia en El Cairo destinada a acelerar la ayuda humanitaria a Gaza.
El máximo responsable de la ONU calificó la situación en Gaza como "espantosa y apocalíptica", y advirtió que las condiciones extremas que atraviesan los palestinos podrían constituir "los más graves crímenes internacionales".
Niños palestinos buscan agua en Rafah.
El brutal asedio que Israel mantiene sobre Gaza apenas deja entrar la ayuda humanitaria necesaria para que la población de 2,2 millones, pueda sobrevivir. Según el recuento de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), el mes pasado solo 65 camiones de ayuda lograron ingresar a Gaza, muy por debajo de los 500 diarios previos a la masacre.
"La desnutrición está muy extendida... La hambruna es inminente. Mientras tanto, el sistema de salud ha colapsado", señaló Guterres en su discurso.
Desde el 7 de octubre de 2023, Israel ha intensificado brutalmente su ofensiva militar sobre Gaza, desatando una devastación sin precedentes. Sus acciones militares han dejado ya más de 44.446 muertos, en su mayoría mujeres y niños, y más de 105.358 heridos.
En consecuencia, la Corte Penal Internacional emitió órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el exministro de Defensa Yoav Gallant, por su responsabilidad en crímenes de lesa humanidad. Además, Israel enfrenta una demanda ante la Corte Internacional de Justicia.