Tregua en Gaza: volver a casa en ruinas y con familiares bajo los escombros

Los refugiados en Gaza esperan que el cese del fuego les permita regresar a casa. Tras la devastación no será fácil localizar su hogar. Ni enfrentar el dolor de los que perdieron allí a su familia.

Niños palestinos entre los escombros de una casa demolida en Jan Yunis, Gaza, el 15 de noviembre de 2024. AA
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Niños palestinos entre los escombros de una casa demolida en Jan Yunis, Gaza, el 15 de noviembre de 2024. AA

Gaza, Palestina ocupada — Por primera vez en mucho tiempo, los refugiados en los campamentos de Gaza se han olvidado del frío y la hambruna. Algunos comenzaron a desarmar sus tiendas de campaña, acomodar sus pertenencias y prepararse para regresar a su hogar, quede lo que quede. Cuentan los minutos y las horas, llenos del miedo a perder a un ser querido en el último momento. Toman el máximo nivel de precaución, y resisten la muerte hasta el último instante. Sólo esperan, al fin, el definitivo cese del fuego.

Hay familias que llaman a sus seres queridos para avisarles que el reencuentro que tanto han esperado puede suceder de un momento a otro. Muchos están separados por decisiones de seguridad y la difícil elección de abandonar o no su tierra.

El esperado reencuentro

El padre de Saed, mi vecino de campamento mientras estuve en Deir-Albalah, se quedó en el norte de Gaza, mientras su familia huyó hacia el sur. Pasaron meses separados, con la angustia de no saber si seguían vivos o no. Durante 15 meses, Israel impuso una barrera entre las zonas del enclave para controlar el movimiento de la población. Pero, finalmente, llega el día de la libertad, el día en que esa barrera se romperá.

Durante el genocidio, los refugiados olvidaron su vida anterior, incluso sus profesiones. Tuvieron que resistir tanto para adaptarse que las posibilidades de recuperar lo que habían perdido se desvanecieron. La gente no piensa en la pérdida material que causó la ofensiva, sino en mantenerse a salvo.

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Al menos 25.973 niños de Gaza sobreviven sin uno de sus padres, según la Oficina de Medios de Comunicación de Gaza. Foto: AA

Para Mohammed Ayesh Kabaja, de 24 años, la pérdida fue grave. Perdió la oportunidad de graduarse como especialista en programación. Regresó a Gaza después de pasar años estudiando en Türkiye. Pero los bombardeos le arrebataron su derecho a continuar su carrera y construir un futuro mejor.

Las metas en Gaza son un sueño difícil de alcanzar, pues la ocupación no permite soñar con nada. Sólo sobrevivir.

Volver a casa, el dolor bajo los escombros

Siete días después del cese del fuego, se permitiría a los desplazados regresar a sus hogares, específicamente en las zonas pobladas y a más de un kilómetro de la frontera. Sin embargo, la mayoría de los hogares han quedado destruidos. A pesar de ello, la gente se niega a abandonar su tierra y quiere regresar, incluso si solo hay escombros, con la esperanza de iniciar una nueva vida.

La gente en Gaza resiste hasta la última gota y la última piedra de su hogar. Las lágrimas brotan por la pérdida, mientras los recuerdos quedan escondidos entre las ruinas como tantos juguetes de niños destrozados por las bombas de artillería. En cada piedra de un hogar destruido resuena una historia de sufrimiento.

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Al menos el 80% de Gaza está en ruinas tras la ofensiva genocida israelí

En octubre de 2023, los bombardeos destrozaron la casa de Angham Ahmed Hassuna, una joven de 26 años. Su bebé quedó bajo los escombros. Angham se enteró días después de despertar de un coma. Su esposo resultó herido y la mayoría de la familia de sus suegros murió en el bombardeo. Angham se salvó de quedar paralizada para toda la vida, pero perdió un ojo y apenas puede caminar. El bombardeo le dejó una marca dolorosa que perdurará toda su vida. Además de esto, perdió su hogar y terminó viviendo en la calle.

Hoy escuché una de esas historias extrañas que quedaron entre las ruinas de las casas destruidas en Gaza. Estaba bromeando con un vecino, Osama Al-Shaerawi, para saber cómo se había preparado para regresar a su hogar, que estaba medio destruido. Le recomendé que limpiara su casa de escombros, pero me sorprendió cuando me dijo que no podría hacerlo porque su hijo mayor estaba enterrado bajo ellos.

AFP

Niños en un edificio destruido por ataques de Israel en Rafah, Gaza

Los niños también son testigos del sufrimiento. Pero sus historias son distintas: no tienen la misma capacidad para soportar el dolor. Mustafa Khalil Kabaja, de 10 años, sufre pesadillas y se despierta llorando, perdiendo el control (a veces con reacciones agresivas) durante un rato. Esto ocurrió después de vivir escenas de terror en el norte de Gaza, donde él y su familia residían en una escuela de refugiados que fue bombardeada. Las imágenes de esas escenas se quedaron grabadas en su mente y no sabe hasta cuándo podrá superarlas.

En Gaza no podemos especificar con exactitud en qué punto estuvo una casa. Los barrios han desaparecido del mapa, y todo el enclave parece un desierto. Volver al hogar es un arduo trabajo de búsqueda, calculando en qué metro exacto estuvo el hogar que abandonaron hace un año y medio.

Reuters

Las autoridades todavía buscan a más de 10.000 cuerpos bajo los escombros

Reconstruir la vida entre los escombros es un nuevo tipo de sufrimiento. No existe infraestructura. El pueblo de Gaza carece de los servicios básicos. Las redes eléctricas fueron destruidas. No tenemos luz desde hace un año y medio, y seguiremos en la oscuridad hasta nuevo aviso. Las redes de saneamiento no existen. Debemos empezar una nueva vida desde cero.

En Gaza no solo hemos perdido el hogar. También hemos perdido el paisaje entero y el mapa que nos lleve de vuelta a casa.

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