Aliado olvidado: por qué la Unión Europea necesita a Türkiye más que nunca

El Informe 2024 sobre Türkiye, publicado por la Comisión Europea como parte de su estrategia de ampliación, ha reavivado el estancado debate sobre la adhesión de Türkiye a la Unión Europea.

A pesar de los desafíos, existe un creciente reconocimiento por ambas partes de que es esencial reanudar las relaciones. /  Foto: Reuters.
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A pesar de los desafíos, existe un creciente reconocimiento por ambas partes de que es esencial reanudar las relaciones. /  Foto: Reuters.

La Comisión Europea presentó su último informe sobre Türkiye el pasado 30 de octubre, ofreciendo una evaluación crítica del proceso de adhesión de este país a la Unión Europea (UE), que se encuentra paralizado desde hace tiempo.

Como en años anteriores, el informe destaca las diferencias políticas y económicas, pero esta vez subraya la creciente independencia de Türkiye en política exterior.

Las significativas diferencias entre Ankara y la UE quedaron reflejadas en la respuesta del Ministerio de Relaciones Exteriores turco al informe, que lo calificó de “injusto”.

A pesar de las críticas y los reclamos habituales, la necesidad estratégica de un acercamiento entre ambas partes nunca ha sido tan evidente.

"La relación entre la UE y los países candidatos es asimétrica, en favor de la UE. La UE decide quién puede unirse y bajo qué condiciones, por eso, lo que dice en sus informes es especialmente importante", explica el profesor Erhan Icener, de la Universidad Sabahattin Zaim de Estambul, a TRT World.

Para quienes siguen de cerca las relaciones entre Türkiye y la UE, este desacuerdo no sorprende. Las negociaciones de adhesión están prácticamente congeladas, obstaculizadas por disputas sobre los criterios políticos de Copenhague y tensiones no resueltas en torno a la isla de Chipre.

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Sin embargo, la relación persiste. Ambas partes reconocen que su dependencia mutua, principalmente en comercio, migración o seguridad, hace que el diálogo sea indispensable.

En este marco, la cuestión no es si debe haber diálogo, sino cómo reconstruirlo para que refleje las realidades actuales.

Imperativos económicos

Desde la creación de la Unión Aduanera en 1996, la dependencia económica ha sido clave en las relaciones entre Türkiye y la UE. Este acuerdo impulsó el crecimiento industrial de Türkiye y su integración en la economía global.

Al abrir el acceso a uno de los mercados más grandes del mundo, la Unión Aduanera transformó a Türkiye en un actor competitivo en el comercio global, fomentando la innovación y el crecimiento basado en las exportaciones.

En 2022, el comercio entre Türkiye y la UE alcanzó los 209.000 millones de dólares, lo que subraya la importancia de esta asociación. Türkiye sigue siendo uno de los principales socios comerciales de la UE.

Sin embargo, pese a su éxito, el acuerdo tiene limitaciones, ya que excluye sectores clave como la agricultura, los servicios y el comercio digital. Esto ha reducido su relevancia en un mundo económico en constante cambio, por lo que su modernización es necesaria para ambas partes.

“Modernizar la Unión Aduanera no es solo una necesidad económica, sino una estrategia esencial para que Türkiye mantenga y mejore su ventaja comercial con la UE”, afirma Haluk Nuray, representante de la Fundación de Desarrollo Económico (IKV) en Bruselas, a TRT World.

Ampliar la Unión Aduanera para incluir economías digitales y verdes podría abrir nuevas oportunidades para ambas partes. Sin embargo, esto requiere superar obstáculos políticos, como las restricciones impuestas por la UE en 2019 debido a tensiones en el este del Mediterráneo.

A pesar de las disputas políticas, los expertos coinciden en que el comercio es un terreno neutral que puede facilitar una reconciliación más amplia.

Debido a que la UE busca renovar su compromiso con Ankara, Icener destaca que “las relaciones comerciales indican que la UE y Türkiye deben seguir cooperando”, subrayando el potencial de las asociaciones económicas como base para reavivar el diálogo político.

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El dilema de Chipre

El conflicto de Chipre sigue siendo el tema más difícil en las relaciones Türkiye-UE. La decisión de la UE en 2004 de admitir al Chipre administrado por Grecia, a pesar del fracaso del Plan Annan para la reunificación, agravó las divisiones en lugar de resolverlas.

“La europeización del problema de Chipre no ha dado resultados. En cambio, ha complicado las relaciones Türkiye-UE y ha contribuido a un estancamiento duradero”, señala Icener.

Para Türkiye, el apoyo de la UE a Grecia y a la administración grecochipriota muestra una falta de neutralidad, generando desconfianza entre los políticos turcos y la opinión pública en el país.

Ankara insiste en que cualquier solución debe respetar los derechos y la igualdad inherente de la comunidad turcochipriota, una postura respaldada por su Ministerio de Relaciones Exteriores.

Por su parte, la UE considera el conflicto de Chipre como un ejemplo de los desafíos más amplios de Türkiye para alinearse con las normas europeas.

Sin embargo, los críticos sostienen que la postura unilateral de la UE ha exacerbado el estancamiento, socavando su credibilidad como mediador imparcial. Una renovada atención a las negociaciones lideradas por la ONU en Chipre, junto con el apoyo de la UE a los esfuerzos de reconciliación, podrían desbloquear este punto.

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Política exterior divergente

La autonomía estratégica de Türkiye en política exterior ha sido un motivo de tensión con la UE. Sus relaciones con Rusia, su posición sobre la expansión de la OTAN y su postura frente al genocidio israelí en Gaza muestran diferencias con las prioridades de la UE.

"La política de autonomía estratégica de Türkiye está orgullosamente 'en desacuerdo' con la política exterior de la UE, en particular a la luz de la crisis de Gaza", señala Icener.

Ankara ha justificado su política exterior independiente como una respuesta a las realidades regionales, destacando que es un actor estabilizador en Oriente Medio y el este del Mediterráneo.

Sin embargo, la UE ha criticado el creciente compromiso de Türkiye con Rusia, en particular en el sector energético, por socavar la solidaridad europea.

Asimismo, respecto a la situación Gaza, Türkiye ha adoptado una postura clara, criticando lo que percibe como una inacción de la UE ante las violaciones de los derechos humanos por parte de Israel.

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Desafíos del Pacto Verde

El Pacto Verde Europeo es otro desafío. Aunque Türkiye ha avanzado en la alineación de sus políticas ambientales con los estándares de la UE, enfrenta desafíos significativos.

Sectores con altas emisiones de carbono, que representan una parte considerable de sus exportaciones a la UE, podrían enfrentarse a aranceles más altos bajo el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono de la UE (CBAM).

"Si no nos adaptamos, los costos de exportación aumentarán y la posición económica de Türkiye se debilitará", afirmó Nuray, añadiendo que este país debe acelerar su transición hacia una economía baja en carbono para mitigar estos riesgos.

Ankara ha tenido iniciativas en este sentido, como el establecimiento de un sistema de comercio de emisiones, la aplicación de estrategias para reducir las emisiones de carbono y la promoción de proyectos de energía renovable, lo que podría fortalecer su posición como socio comercial clave de la UE.

No obstante, a pesar de los desafíos, ambas partes reconocen que revitalizar las relaciones es esencial.

"La falta de una perspectiva clara de adhesión socava los esfuerzos proeuropeos en Türkiye", señaló Icener.

Para la UE, abordar las quejas legítimas de Türkiye, en particular las relacionadas con Chipre y la soberanía de la isla, podría restablecer la confianza.

La modernización de la Unión Aduanera ofrece un punto de partida pragmático, proporcionando una base sólida para la cooperación económica que podría ampliarse hacia un diálogo político. Por otro lado, alinearse con el Pacto Verde de la UE demostraría el compromiso de Türkiye con objetivos en común, reforzando su papel como un socio clave.

Los riesgos son altos: en una era de alianzas cambiantes e incertidumbre global, una nueva asociación podría actuar como una fuerza estabilizadora tanto en la región como más allá.

Icener resume la esencia del desafío: "Una visión estratégica compartida, basada en el respeto mutuo y la colaboración pragmática, es esencial para revitalizar las relaciones entre Türkiye y la UE".

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