Lo que el fallido golpe de Estado en 2016 representó para la sociedad turca

El 15 de julio de 2016, el pueblo turco defendió la democracia en las calles y frustró un intento de golpe de Estado, en lo que sería un momento decisivo e histórico para el país.

Después de un llamado especial a la oración a todo volumen desde las mezquitas, millones de personas salieron a las calles para enfrentarse directamente a los golpistas./ Foto: Archivo AA / Photo: AA Archive
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Después de un llamado especial a la oración a todo volumen desde las mezquitas, millones de personas salieron a las calles para enfrentarse directamente a los golpistas./ Foto: Archivo AA / Photo: AA Archive

La noche del 15 de julio de 2016, Türkiye afrontó uno de los momentos más críticos de su historia moderna.

Una facción rebelde dentro de las Fuerzas Armadas del país, afiliada a la Organización Terrorista Fetullah (FETO), lanzó un golpe de Estado que buscaba derrocar al gobierno.

Los tanques de guerra salieron a las calles, los aviones de combate rugieron sobre la capital y se tomaron infraestructuras clave.

Sin embargo, lo que ocurrió esa noche no fue la caída de un gobierno, sino una excepcional defensa de la democracia que remodelaría fundamentalmente el panorama político, el tejido social y la conciencia colectiva de la nación.

La defensa de la democracia

El intento de golpe fue un asalto directo contra las instituciones democráticas de Türkiye. Los conspiradores pretendían tomar el control del gobierno e imponer un régimen militar, socavando la voluntad del pueblo, que se expresa a través de elecciones democráticas.

Sin embargo, los turcos respondieron con una rapidez y una determinación sin precedentes. A medida que se difundió la noticia del golpe de Estado, miles de ciudadanos inundaron las calles, desafiando las órdenes de toque de queda y arriesgando sus vidas para enfrentarse a las fuerzas armadas.

Personas de todas las condiciones –jóvenes y mayores, ricos y pobres, urbanos y rurales-- se unieron en su determinación por proteger la democracia.

Esta acción colectiva fue un testimonio profundo del compromiso del pueblo turco con los principios democráticos y el gobierno civil.

El coraje y la solidaridad que se demostraron esa noche reafirmaron la importancia del gobierno democrático en Türkiye, y revelaron el poder de una población unida para defender los valores fundamentales de la nación.

“Quienes planearon el traicionero intento de golpe escribieron el escenario en el extranjero”, señaló Ismail Hakki Turunc, presidente de la Asociación 15 de Julio, una organización no gubernamental creada el 20 de agosto de 2016. “Tanto el sacrificio hecho por nuestra nación como las cualidades de liderazgo de nuestro presidente fueron factores importantes para reprimirlo”, dijo.

Los hechos del 15 de julio acercaron a personas de diversos orígenes, afiliaciones políticas y condiciones sociales para adoptar una postura unificada contra el derrocamiento de la democracia turca.

Esta muestra de solidaridad sin precedentes trascendió las divisiones políticas y sociales habituales. Los partidos políticos, a menudo enfrentados entre sí, se unieron para condenar el intento de golpe de Estado.

Esta unidad también desempeñó un papel crucial para superar algunas divisiones dentro de la sociedad turca, al menos temporalmente, pues la gente reconoció su compromiso común con los ideales democráticos de la nación.

La infiltración de FETO queda al descubierto

El golpe fallido dejó en evidencia el alcance de la infiltración de FETO en varias instituciones estatales, incluidos el Ejército, el Poder Judicial y la Policía.

Esta revelación fue a la vez impactante y aleccionadora. Subrayó la naturaleza profundamente arraigada e insidiosa de la amenaza planteada por FETO, que pasó años ubicando clandestinamente a sus miembros dentro del aparato del Estado.

Como respuesta, el Gobierno de Türkiye lanzó una purga legal, integral y sistemática de miembros de FETO en todos los niveles del Estado.

Decenas de miles de militares, jueces, fiscales, agentes de policía y funcionarios públicos fueron detenidos, destituidos o suspendidos.

Estas amplias medidas buscaron desmantelar la red clandestina de FETO y prevenir futuras amenazas a la seguridad nacional. El proceso también incluyó reformas radicales para aumentar la supervisión y la rendición de cuentas de las instituciones del Estado, con el objetivo de que un evento así no volviera a ocurrir.

El Ejército fue reorganizado para aumentar los controles y equilibrios civiles, así como para reducir el riesgo de futuros golpes de Estado. Esto incluyó cambios en la estructura de mando y mecanismos para garantizar una mayor transparencia y rendición de cuentas.

El poder judicial también tuvo reformas destinadas a mejorar su independencia y eficacia. Se implementaron cambios para garantizar que los jueces y fiscales fueran nombrados basándose en el mérito y no en la lealtad a un grupo o ideología en particular.

Estas reformas formaron parte de un esfuerzo más amplio para reconstruir la confianza en las instituciones estatales y restablecer la confianza en el Estado de derecho.

Cambio en la política exterior

El intento de golpe influyó en la política exterior de Türkiye, al llevar a una reevaluación de sus alianzas y asociaciones.

El gobierno buscó una mayor cooperación con sus aliados en la lucha contra el terrorismo y la actividad subversiva, y hubo un cambio destacado hacia una postura de política exterior más asertiva e independiente.

Las relaciones de Türkiye con varios países se pusieron a prueba mientras buscaba obtener apoyo para sus medidas contra FETO. La determinación del gobierno de encontrar a los responsables del golpe se extendió más allá de sus fronteras, llevando a esfuerzos diplomáticos para encontrar y extraditar a los miembros de la organización terrorista que vivían en el exterior.

En este período, Türkiye también se afianzó con más fuerza en el escenario internacional, implementando políticas que reflejaban más directamente sus intereses nacionales.

Unidad nacional

Desde entonces, el 15 de julio se conmemora anualmente como el Día de la Democracia y la Unidad Nacional de Türkiye. El aniversario es un poderoso recordatorio de la resistencia de la democracia turca y los sacrificios realizados por quienes la defendieron. Se ha convertido en un símbolo de orgullo nacional y un punto de encuentro de los esfuerzos por fortalecer las instituciones democráticas y la unidad nacional.

"No creo que nadie intente un golpe de nuevo porque la respuesta la dio nuestra nación, que respondió con una postura épica", dijo Turunc.

Las conmemoraciones anuales incluyen ceremonias, discursos y diversos eventos que destacan el heroísmo y el patriotismo mostrados en esa fatídica noche.

Estas celebraciones ayudan a mantener viva la memoria del intento de golpe y garantizan que las lecciones aprendidas sigan influyendo en la sociedad turca. También sirven como recordatorio de la importancia de la vigilancia y la unidad frente a las amenazas internas y externas.

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