Cambios urbanos en Ciudad de México: “Para ellos todo, para nosotros nada”
El aumento de extranjeros en la Ciudad de México que tras la pandemia buscan ser residentes ha elevado las rentas y generado tensiones sociales. ¿Qué buscan? ¿Y por qué se enfadan los locales?
Ciudad de México - En una esquina de la colonia Juárez, una de las más populares de la Ciudad de México, un restaurante de paredes rojas con mesas cubiertas de manteles blancos ilumina la calle Barcelona. Son las 8:30 p.m. de un martes de octubre y un grupo de personas espera a que les den una mesa fuera, mientras en el interior los comensales piden platillos italianos a la luz de las velas. Casi todos hablan inglés, visten casual pero elegante, y la mayor parte del tiempo sonríen, como si no importara el día, la hora o los precios de los cócteles que van a consumir en ese lugar que, tres años atrás, era una de las tiendas de alimentos y bebidas más surtidas del barrio.
“¿Por qué siempre están aquí parados?”, se pregunta Dolores Sánchez, de 57 años y una vecina de la colonia, tras pasar frente al bar e intentar esquivar los cigarros de los despreocupados visitantes. Luego de decirles en voz alta “No estorben”, esta comerciante que lleva más de 35 años viviendo en la ciudad, protesta: “Son los gringos (estadounidenses) que llegaron en pandemia. Vinieron a quedarse porque aquí todo se les da y para ellos todo es más barato”.
La mujer no está del todo equivocada. En el 2023, entraron al país 34.343.226 extranjeros, un 79,4% más que en el 2021, donde se habían sumado 19.136.629, un año en el que el país comenzaba a recuperarse de los efectos de la pandemia.
Este aumento en la entrada de extranjeros se reflejó también en la capital mexicana, donde la emisión de tarjetas de residencia permanentes y temporales pasó de 37.903 documentos emitidos en 2019 a 48.566 en 2023: un incremento del 28,2%. Muchos extranjeros decidieron quedarse y, probablemente, trabajar de manera remota, aprovechando los bajos costos de vida en una ciudad donde sus ingresos son mayores al promedio de la población que, según la Secretaría de Economía, es de 313 dólares mensuales. En contraste, según la Administración del Seguro Social de Estados Unidos (SSA, por sus siglas en inglés), el sueldo mensual promedio de un estadounidense en 2023 fue de aproximadamente 5.328 dólares.
Pancarta contra el desalojo en Ciudad de México. | Foto: Abril Mulato
Gentrificación, un “boom” después de la pandemia
“La cosa no es que vengan a turistear”, explica Dolores Sánchez, la vecina de ka colonia. “Pero cuando se quedan mucho (tiempo), ahí sí nos perjudican. A muchos locales los corren de sus departamentos porque los que rentan ven la oportunidad de dárselo a un extranjero y cobrar más caro”, continúa.
Lo que menciona Dolores es resultado de la gentrificación, un concepto que ha ganado popularidad en los últimos años. Lorena Umaña, profesora de sociología urbana en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), describe la gentrificación como un proceso donde barrios con usos más tradicionales o populares se transforman por intervenciones estatales o privadas. Estas acciones aumentan el valor de los espacios y los hacen más atractivos para personas con mayor poder adquisitivo. Sin embargo, el tema es más complejo.
En Ciudad de México este fenómeno ha afectado a colonias como la Juárez, la Santa María la Ribera en el centro de la ciudad; Roma y la Condesa en el centro; y a Xoco en el sur. Actualmente, las rentas allí, según plataformas de renta como inmuebles24 y Homie, oscilan entre los 770 y los 2.000 dólares.
Restaurantes en la colonia Juárez, uno de los epicentros de la gentrificación en la Ciudad de México, donde el auge de espacios gastronómicos contrasta con el desplazamiento de residentes | Foto: Abril Mulato
“Aprende a hablar español”
Joe Scarpulla, ingeniero en sistemas de 42 años originario de San Francisco, en Estados Unidos, no entiende el enojo que provoca entre los vecinos de la Ciudad de México –como Dolores–, que él viva en la ciudad por tiempo indefinido y engrose las cifras de lo que ahora se conoce como “nómada digital”.
Hace poco, un conocido le reenvió una publicación en la que un mexicano narra el encuentro que tuvieron una mujer y su perro con un extranjero: “Un gringo se acercó a acariciar al perro de una señora y le empezó a hablar al perrito en inglés. La señora le dijo a su perrito: ‘Saluda, mi amor, dile: ‘Aprende a hablar español, estás en México’”, dice la publicación de X, antes Twitter, que Joe todavía guarda.
Más allá de considerar que el mensaje fue algo pasivo-agresivo, Joe se reconoce en ese escenario, pues en el último año más de una persona lo ha criticado o agredido por hablar inglés. “Entiendo que ahora somos más los que llegamos a vivir y trabajar aquí, pero hay quienes llevamos años haciéndolo y esto no había ocurrido antes”, comenta el ingeniero que ha vivido en México por periodos largos desde 2009.
“No pienso que sea algo malo. Estamos trabajando y consumiendo local. Parte del dinero que ganamos se queda en México y eso también beneficia a los mexicanos”, opina Scarpulla.
Joe tampoco está del todo equivocado. En julio pasado, el Gobierno de México informó que el ingreso de divisas por concepto de visitantes internacionales de enero a mayo de 2024 fue de 14.975 millones de dólares, un 8,1% más del mismo lapso de 2023. Algo que supera en un 35,1% al mismo período del 2019: 11.081 millones de dólares.
Dos mujeres exploran los mercados de la Ciudad de México | Foto: Abril Mulato
Más allá del desplazamiento
La gentrificación en la Ciudad de México no sólo afecta los precios de la vivienda y el desplazamiento de habitantes, también transforma la identidad de las comunidades. La llegada de los “nómadas digitales”, como Joe, no solo afecta el panorama económico, sino también el social y cultural.
“Se utiliza para justificar y criticar cambios que se dan dentro de toda la estructura urbana y casi todo lo que puede parecer una transformación dentro de las ciudades tiende a meterse dentro de la categoría de gentrificación, pero no necesariamente lo es”, señala Umaña. “La gentrificación no se trata solamente la renovación física de espacios o la llegada de nuevos residentes, sino que implica un cambio en el término de habitabilidad de cómo los habitantes, experimentan y viven esos espacios”.
Umaña detalla que la gentrificación no siempre implica el desplazamiento de poblaciones vulnerables. Para quienes se quedan provoca un impacto en el cambio de su identidad, su infraestructura, y el acceso a bienes y servicios. “Esto causa que de alguna manera se vaya perdiendo el sentido de pertenencia y generando una disputa por el espacio, porque quienes se quedan no quieren perder su identidad comunitaria”, dice la profesora.
Es un proceso inevitable: la gentrificación no solo transforma el aspecto de los barrios de la capital mexicana y aumenta los precios del alquiler, también impacta la vida de quienes los habitan. Esta tensión actual entre los nuevos residentes y los locales se resume en las palabras de Dolores: “En México así es siempre, para ellos hay todo, pero para nosotros nada”.