Elecciones en Venezuela: la disputa geopolítica entre EE.UU., China y Rusia

La permanencia o no del presidente Nicolás Maduro al frente de Venezuela podría depender de sus aliados. Y el resultado de lo que suceda en el país también tendría ramificaciones globales.

La líder opositora María Corina Machado, a la izquierda, y el candidato presidencial opositor, Edmundo González, se dirigen a sus partidarios durante una protesta en Caracas, el 30 de julio de 2024. Foto: AP
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La líder opositora María Corina Machado, a la izquierda, y el candidato presidencial opositor, Edmundo González, se dirigen a sus partidarios durante una protesta en Caracas, el 30 de julio de 2024. Foto: AP

Una semana después de que Venezuela realizara sus elecciones presidenciales el pasado 28 de julio, tanto Estados Unidos como sus rivales China y Rusia han tomado partido en el debate sobre quién ganó realmente la mayoría de votos en el país, el cual ha estado bajo liderazgo socialista antioccidental en cabeza del presidente Nicolás Maduro.

Estados Unidos cuestionó los resultados oficiales que declaró el Consejo Nacional Electoral (CNE), la autoridad de supervisión electoral de Venezuela. El mismo domingo de las elecciones, la entidad señaló que Maduro ganó con el 51% frente al 44% del candidato opositor Edmundo González Urrutia.

Mientras tanto, China y Rusia respaldan al presidente en ejercicio.

Según la oposición respaldada por EE.UU., González ganó la presidencia con un amplio margen. Por lo que ha convocado protestas contra Maduro, y las manifestaciones antigubernamentales se han extendido por toda Venezuela desde que el CNE anunció los resultados electorales. Maduro calificó los disturbios como una conspiración de la extrema derecha contra su gobierno.

Las elecciones en Venezuela también han dividido a América Latina, donde los gobiernos pro-occidentales --desde Argentina hasta Perú, Panamá y varios otros estados-- rechazaron el resultado oficial. En contraste, países como Cuba, con liderazgos socialistas, han respaldado la reelección de Maduro.

"Actualmente, la victoria de Maduro ha recibido mensajes de felicitación de los gobiernos de izquierda de la región, incluidos Cuba, Nicaragua y Bolivia, y reacciones críticas de Estados Unidos y los países europeos", explicó Richard Falk, un destacado experto en relaciones internacionales.

Mientras tanto, México, Brasil y Colombia --tres países latinoamericanos clave cuyos gobiernos son de izquierda o de tendencia izquierdista-- se han distanciado de la posición estadounidense. Estas naciones tienen interacciones importantes tanto con Rusia como con China, y se oponen a la interferencia externa para enfrentar la situación en Venezuela.

Sin embargo, los tres países también le pidieron a Caracas que divulgue los detalles de los resultados electorales, instando a una "solución institucional" interna. Venezuela dice que un ciberataque impide que el CNE publique resultados detallados pues su sitio web sigue fuera de funcionamiento.

Historial de tensiones

Venezuela ha vivido al menos dos intentos fallidos de golpe de Estado contra gobiernos antioccidentales desde la Revolución Bolivariana en 1999, que lanzó el líder socialista venezolano Hugo Chávez, fallecido en 2013. La muerte de Chávez llevó a su protegido Nicolás Maduro al poder.

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Un mural del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez con un mensaje que dice "Chávez, el corazón de nuestros pueblos", en Caracas, Venezuela, el 24 de julio de 2024. Foto/Fernando Vergara

La Revolución Bolivariana hace referencia a Simón Bolívar, el líder venezolano del siglo XIX conocido como “El Libertador”, quien fue una pieza clave para lograr la independencia de algunos estados sudamericanos que estaban bajo dominio español. Al igual que Bolívar en el pasado, Chávez --y más tarde Maduro--, junto con sus aliados, tuvieron como objetivo formar un bloque socialista antioccidental en toda la región.

"La postura natural de la oposición y de esos países (las potencias occidentales) es enfrentarse al madurismo-chavismo", explicó Juan Martín González Cabañas, investigador de la Universidad Estatal Lingüística de Moscú (MSLU) y especialista en Eurasia del Centro de Estudios Soberanía, con sede en Argentina.

El madurismo-chavismo se refiere al Gobierno de izquierda que tiene Venezuela desde la Revolución Bolivariana. Hasta ahora, se han lanzado al menos dos intentos fallidos de golpe de Estado contra el liderazgo socialista venezolano.

En 2002, fuerzas vinculadas a Estados Unidos expulsaron a Chávez del poder por un breve tiempo, pero, en un dramático revés, gran parte de los militares leales al entonces presidente lo restauraron en el poder después de 47 horas tensas.

Luego, en 2020, hubo otro intento fallido de golpe de Estado contra el Gobierno de Maduro. Este lo orquestó Jordan Goudreau, un militar estadounidense de las fuerzas especiales (también conocidos como boínas verdes), que EE.UU. arrestó recientemente en Nueva York por contrabando de armas.

"Algunos comentaristas más o menos imparciales creen que el resultado político en Venezuela dependerá de si las fuerzas armadas siguen apoyando a Maduro, y de si la oposición es lo suficientemente militante y organizada como para amenazar la supervivencia del Gobierno de Maduro", analizó Falk en conversación con TRT World.

Cabanas considera que la relación antagónica de las potencias occidentales con Maduro y la manera en que han abordado la apuesta del líder venezolano por reelegirse están claramente vinculados a sus intereses políticos. "Un gobierno [venezolano] opuesto al chavismo sería más funcional a sus objetivos", dijo a TRT World.

Rusia y China en el panorama

Por otro lado, el Kremlin está del lado de Maduro, respaldándolo "firmemente" a él y a los resultados electorales que lo reconocieron como ganador de las votaciones, según Cabanas.

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El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a la derecha, se reúne con el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, en el Palacio Presidencial de Miraflores en Caracas, Venezuela, el 18 de abril de 2023. Foto: Archivo AP

China, que ya felicitó a Maduro por un tercer mandato tras la publicación de los resultados del CNE, también reiteró su apoyo al líder socialista.

"China, como siempre, apoyará firmemente los esfuerzos de Venezuela para salvaguardar la soberanía nacional, la dignidad nacional y la estabilidad social. Y apoyará firmemente la justa causa de Venezuela de oponerse a la interferencia externa", dijo el presidente Xi Jinping la semana pasada.

Tanto Chávez como Maduro han estado alineados durante mucho tiempo con el bloque antioccidental, que incluye desde Rusia hasta China además de estados regionales de izquierda como Cuba para contrarrestar la influencia estadounidense en Venezuela.

Pero Caracas enfrenta una grave recesión económica bajo las sanciones que lidera justamente EE.UU., una situación que ha llevado a más de 7,7 millones de venezolanos a migrar a otros países, especialmente a territorio estadounidense desde 2014.

Es difícil presentar una evaluación justa de las elecciones porque "se están llevando a cabo en un país que opera en una condición de asedio económico y relaciones hostiles con Estados Unidos", destacó Alexander Moldovan, investigador sobre movimientos sociales y seguridad en América Latina en la Universidad de York.

"La democracia y la seguridad nacional son difíciles de equilibrar", dijo Moldovan a TRT World, refiriéndose al dilema político venezolano. En esa línea considera que el proceso poselectoral del país será complejo ya que tanto las fuerzas progubernamentales como las de oposición se han atrincherado en sus posiciones firmes.

Antes de las elecciones, Maduro mostró su flexibilidad y mantuvo conversaciones con Washington para abordar las diferencias de los dos países, con el objetivo de llegar a un acuerdo para aliviar las sanciones.

"Aunque la victoria de Maduro es un triunfo de las potencias contrahegemónicas que le hacen contrapeso a Occidente, este hecho debe medirse en su contexto adecuado: Venezuela enfrenta una recuperación económica después de años muy duros, y el chavismo ya no es una 'marca de exportación' ideológica como solía ser, al menos en su región (Sudamérica/América Latina)", agregó Cabanas.

El Madurismo y tendencias socialistas regionales

Falk dijo que cree que el futuro del madurismo podría depender de la manera en que "gobiernos con credenciales progresistas, como Colombia, Brasil y México, influyan" sobre la percepción fuera de Venezuela acerca de si la reelección del líder socialista se "sostiene en un período futuro que seguramente será turbulento".

Los tres países forman parte de BRICS, una alianza no occidental, que no se ha alineado con la postura de Occidente frente a las elecciones: el presidente izquierdista de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo que no encontró "nada anormal" en el proceso electoral.

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A la izquierda, el presidente de Bolivia, Luis Arce, junto al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en la Cumbre Sudamericana en Brasil, el 30 de mayo de 2023. Foto: AP

"Si Maduro logra mantenerse en el poder, y especialmente si obtiene el apoyo de Brasil y otros gobiernos moderados, esto será interpretado como un revés para la diplomacia coercitiva de EE.UU. motivada ideológicamente, incluido un esfuerzo por ejercer influencia política imponiendo sanciones unilateralmente", apuntó Falk.

Pero si el escenario político opuesto se convierte en realidad, entonces la salida de Maduro y el éxito de la oposición podrían percibirse "como aliados de la derecha y beneficiarios de la intervención estadounidense", según Falk. Esta percepción esencialmente fortalecería las tendencias de izquierda en América Latina, "no tanto en aras del socialismo o la integridad electoral, sino para asegurar los derechos soberanos y la resistencia a la intervención extranjera, especialmente en nombre de intereses capitalistas creados", aclaró.

El profesor también llamó la atención sobre el uso que hacen los medios de comunicación del lenguaje político cuando se trata de situaciones y procesos internos de estados antioccidentales como Venezuela.

Mientras que las fuerzas pro-Maduro describen a María Corina Machado, una líder de la oposición, y a González, como líderes de grupos de ‘derecha’ o ‘extrema derecha’, los medios liberales nunca utilizan este lenguaje, pintando la lucha como entre tendencias ‘autocráticas’ y ‘democráticas’”, dijo.

Por otro lado, "Maduro describe su movimiento como uno en nombre del pueblo, especialmente de los pobres y marginados, y rara vez habla del 'socialismo' como inspiración o meta", agregó.

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