Inundaciones en Brasil: ¿por qué los pobres están aún más en riesgo?
En medio de las peores inundaciones en 80 años en el sur de Brasil, existe un peligro latente para las comunidades más pobres por la manera desproporcionada en que las afectan los desastres.
Las peores inundaciones en 80 años devastan el sur de Brasil, mientras las cifras de muertos, desaparecidos, desplazados y afectados parecen multiplicarse tanto como el agua. La tragedia que azota el estado de Rio Grande do Sul ya se cuenta en cientos y miles: al menos 85 muertos, 339 heridos, 134 desaparecidos, más de 153.000 desplazados de sus hogares, según la cifras más recientes de las autoridades.
A eso se suma un peligro latente que se pierde en medio de las frenéticas operaciones de rescate: las personas pobres son las que más en riesgo están ante este tipo de desastres naturales. Algo que el Banco Mundial ha advertido desde hace al menos una década y que el estado de Rio Grande do Sul ya había vivido.
“Los desastres afectan desproporcionadamente a los más pobres, pues muchas veces es un sector de la población que no tiene información para tomar previsiones, viviendas seguras ni condiciones de recuperarse”, destacó el Banco Mundial cuando lanzó en 2019 la investigación “Conviviendo con las inundaciones: un estudio para construir resiliencia con las comunidades de Porto Alegre”. Se trata de un informe conjunto con la Alcaldía de esta ciudad, capital de Rio Grande do Sul, que a luz de las recientes inundaciones vuelve a tomar relevancia por sus hallazgos.
Justamente, este estado, al sur de Brasil, no es ajeno a las emergencias por lluvias e inundaciones. Lo que preocupa es la velocidad con que la tragedia parece repetirse. En octubre de 2015, hace menos de una década, Porto Alegre registró las segundas peores inundaciones de la historia de la ciudad desde 1941. “Alrededor de 9.500 personas resultaron afectadas por los temporales, que causaron daños materiales equivalentes a 18 millones de dólares”, indicó el Banco Mundial.
Personas afectadas por la inundación refugiadas en el Gimnasio del Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos en Canoas, estado de Rio Grande do Sul, Brasil. (AFP/Juliana Reis)
Esta emergencia dio origen a la investigación “Conviviendo con las inundaciones” que incluyó una encuesta realizada a 1.500 domicilios en áreas con vulnerabilidad social y que en su momento sufrieron desastres causados por el exceso de agua. De todos los participantes, el 57% sufrió inundaciones en sus hogares y el 56% (es decir casi el total de los afectados) no sabía que el agua iba a llegar a su vivienda.
Y hay otro dato clave: “La mitad de las familias que declaró vivir con ingresos mensuales inferiores a los 250 dólares, tuvo que gastar más de una vez este valor para recuperarse; de ese total, el 19% gastó más de 5 veces su ingreso mensual”.
Un estado donde 1 de cada 3 niños de hasta 6 años está en la pobreza
Los niños de hasta 6 años en Rio Grande do Sul son una población particularmente afectada por la pobreza, según una investigación de la Pontificia Universidad Católica del estado. De acuerdo a la institución, la tasa de pobreza para 2022 entre los niños de 0 a 6 años fue del 30,2%, casi el doble de la tasa de pobreza que registró la población mayor a seis años (15,9%). En cifras absolutas, indicó la universidad, ese año se registró un total de 244.000 niños pobres y 37.900 en pobreza extrema.
El profesor Ely José de Mattos, investigador del Laboratorio de desigualdades, pobreza y mercado laboral de la universidad, afirmó en sus momento que “la pobreza infantil es particularmente preocupante, pues se sabe que la privación de condiciones básicas en esta etapa de la vida tiene repercusiones permanentes en la edad adulta”.
Estas inundaciones son las peores en 80 años en el sur de Brasil. (AFP/Alisson Moura)
Por su parte, André Salata, profesor de Escuela de Humanidades de la universidad, destacó que “es importante entender que la pobreza no indica sólo privación monetaria. Debido al endurecimiento de las condiciones de vida, las familias pobres encuentran difícil garantizar los estímulos necesarios para el buen desarrollo de las capacidades cognitivas y no cognitivas de sus hijos, con pérdidas que se producen en el presente, pero que también se sentirán en el futuro de estos niños".
En otras palabras, el riesgo que enfrentan estos niños es a futuro y difícil de calcular.
Temor por el desabastecimiento de agua y de víveres
En medio de la emergencia, las autoridades temen por el desabastecimiento de agua y de víveres. De hecho, más de dos tercios de Porto Alegre se encuentran sin suministro de agua corriente, lo que obligó a que se decretara un racionamiento. Eso significa que solo está autorizado el consumo de para uso esencial.
Hasta la fecha, 336 municipios del estado fueron declarados en estado de calamidad pública. Y el pronóstico no parece ser favorable: se espera que las lluvias continúen esta semana.
336 municipios de Rio Grande do Sul fueron declarados en "estado de calamidad pública". (AFP/Carlos Fabal)
Prioridad absoluta para el Gobierno de Brasil
Tres ministros del gabinete de Luiz Inácio Lula Da Silva instalaron una Oficina del Gobierno Federal en Porto Alegre para atender la emergencia.
El ministro de Integración y Desarrollo Regional, Waldez Góes, sostuvo que “estamos ante uno de los mayores acontecimientos que jamás haya ocurrido en Brasil. Todavía tenemos una enorme cantidad de trabajo por delante. La Defensa Civil Nacional nunca en la historia había tenido que aprobar un plan de reconstrucción de un puente de 300 metros”.
En la misma línea, el ministro de Comunicación Social, Paulo Pimenta, afirmó que, en este momento, Rio Grande do Sul es una prioridad absoluta.