Muere Fujimori, expresidente de Perú: ¿quién era y por qué lo condenaron?
La figura del expresidente Alberto Fujimori fue decisiva en la historia reciente de Perú. Murió a los 86 años, meses después de ser excarcelado cuando cumplía su condena por delitos de lesa humanidad.
El nombre del expresidente Alberto Fujimori, quien murió este miércoles a los 86 años, está profundamente entrelazado con la historia reciente de Perú. Su figura aún genera divisiones en el país que gobernó durante 10 años: pasó de ser un mandatario de “mano dura” a un condenado por delitos de lesa humanidad. De hecho, fue en una prisión en Lima, la capital, donde pasó sus últimos años, antes de ser excarcelado en diciembre pasado por razones humanitarias.
El estado de salud de Fujimori era delicado desde hace meses y sus ingresos al hospital se hicieron cada vez más frecuentes. Su condición se había deteriorado rápidamente en la última semana, tras concluir en agosto un tratamiento de radioterapia en la boca por cáncer de lengua, según dijeron fuentes cercanas a la familia a la agencia de noticias AFP. El exmandatario falleció en su casa en Lima.
Sus hijos Keiko, Hiro, Sachie y Kenji Fujimori anunciaron en X su muerte "después de una larga batalla contra el cáncer". Keiko Fujimori también publicó en esa red social que su padre será velado a partir del jueves en el Museo de la Nación, lugar al que convocó a sus seguidores. El sepelio se realizará el sábado. "Esperamos a todos quienes quieran despedirse de él personalmente", escribió.
Alberto Fujimori irrumpió en la escena pública como una figura ajena y distanciada de la política tradicional, es decir un “outsider”, que logró vencer en las elecciones presidenciales de 1990 al escritor Mario Vargas Llosa, favorito en la contienda. Foto: Archivo AP
De origen japonés, pero conocido popularmente como 'El Chino', Fujimori alcanzó a pagar 16 años de una condena de 25 por secuestro, desaparición forzada y homicidio, entre otras violaciones de derechos humanos que perpetraron agentes del Estado bajo su Gobierno. Después de múltiples batallas legales, que se extendieron por años, la justicia ordenó excarcelarlo hace 11 meses por razones humanitarias.
"Tenía que pagar su culpa, pero ahora que ha fallecido que se puede hacer... No ha cumplido su condena", lamentó en declaraciones a la AFP Juana Carrión, presidenta de la Asociación Nacional de Familiares Secuestrados Detenidos y Desaparecidos del Perú.
¿Quién era Fujimori y cómo fue su presidencia?
Alberto Fujimori irrumpió en la escena pública como una figura ajena y distanciada de la política tradicional, es decir un “outsider”, que logró vencer en las elecciones presidenciales de 1990 al escritor Mario Vargas Llosa, favorito en la contienda.
Su rápido ascenso al poder ocurrió en medio de la ruina económica que vivía Perú en julio de 1990, al término de los cinco años de gobierno de su antecesor Alan García. En agosto de ese año, la inflación mensual llegó a 397% y el país soportaba una década de sangriento conflicto armado interno entre las fuerzas de seguridad y los grupos terroristas Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
“Enfrentó al terrorismo, controló la hiperinflación y hasta el momento se sigue su línea económica para bien o para mal”, dijo a la agencia AP Yusuke Murakami, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Kyoto y experto en Fujimori.
Descendiente de japoneses, con la victoria electoral se convirtió en el primer hijo de inmigrantes que llegaba al máximo cargo de liderazgo en Perú. Como carta de presentación tenía sus credenciales de una exitosa trayectoria como docente universitario e ingeniero agrónomo de profesión.
Aplicó un modelo económico neoliberal que le granjeó el apoyo de empresarios, clases dirigentes y organismos financieros internacionales. Ello le permitió superar la crisis económica de Perú, lo que también llevó a que acumulara un amplio grupo de ciudadanos a su favor.
Durante una década, de 1990 a 2000, gobernó el país con mano de hierro, en un período centrado en enfrentar a las guerrillas. El conflicto interno o "guerra contra el terrorismo" –como se denominó oficialmente– dejó más de 69.000 muertos y 21.000 desaparecidos entre 1980 y 2000, la gran mayoría civiles, según la Comisión de la Verdad y Reconciliación, que investigó los años de violencia política en Perú.
Fujimori durante el primer día de su juicio en Perú por violaciones de derechos humanos y corrupción durante su gobierno en una base policial en Lima, el 10 de diciembre de 2007. Foto: AP.
Fujimori cultivó un estilo de hombre frío, desconfiado y poco comunicativo. Gobernaba con un criterio de cofradía secreta, rodeado de un pequeño círculo de colaboradores. Y su perfil autoritario se consumó en 1992, cuando disolvió el Congreso e intervino el Poder Judicial, apoyado en las fuerzas armadas y en una estrategia de su asesor de inteligencia, Vladimiro Montesinos, eminencia gris del régimen.
Esto resultó en la convocatoria de una Constituyente que le permitió reelegirse en 1995 y 2000 con una carta magna hecha a su medida. Esa forma de gobernar sin contrapeso de otros poderes del Estado, con control sobre los medios de comunicación –principalmente de las grandes cadenas de televisión cuyos directivos fueron sobornados– abrió las puertas a la corrupción.
Un “villano” y un “héroe”
Fujimori emergió como una figura divisiva en Perú durante los 10 años de su mandato y las décadas posteriores cuando salieron a la luz muchos sucesos de su gobierno. Para muchos fue un “villano”, pero también hay peruanos que lo consideran un “héroe”.
"El gobierno de Fujimori fue el punto más bajo en toda la historia de Perú por la conducta del acusado y por hacer tabla rasa de cualquier tipo de reglas e institucionalidad y normatividad", opinó el sociólogo Eduardo Toche cuando el expresidente fue condenado. "Para él no existía ningún marco legal, el marco legal era el de su voluntad y la de sus amigos, nada más", dijo a la AFP.
Ahora bien, un rescate de rehenes en 1997 en la embajada de Japón, que había tomado la guerrilla MRTA, lo catapultó como un héroe a los ojos de muchos ciudadanos. Después de 122 días, un operativo militar del Gobierno de Fujimori logró rescatar a 71 de los 72 rehenes, pues uno murió. Los 14 guerrilleros en el lugar fueron abatidos. Esta operación militar recibió elogios de muchos gobiernos, pero también cuestionamientos de grupos de derechos humanos, que denunciaron que los secuestradores fueron ejecutados después de rendirse.
"Acabó con el terrorismo, estabilizó la economía" y no murió en prisión, como pedían sus enemigos, dijo a la AFP Nancy González, una mujer que llegó este miércoles hasta la vivienda donde Fujimori falleció.
Una sorpresiva “renuncia”
Por fax: así fue la sorpresiva renuncia de Fujimori a la presidencia en el 2000, luego de huir a Japón. En noviembre de ese año, en medio de una creciente oposición tras 10 años de gobierno, decidió escapar a la tierra de sus ancestros, en medio de acusaciones de corrupción y violaciones a los derechos humanos. Entonces, renunció vía fax para evitar ser destituido.
Estuvo en Japón varios años, hasta 2005, cuando llegó sorpresivamente a Chile. Ese país lo extraditó en 2007 a Perú, donde Fujimori por fin dio la cara a la justicia.
¿Por qué condenaron a Fujimori?
Un proceso por dos masacres que perpetraron agentes del Estado durante su gobierno, y que el expresidente disputó por décadas, llevó a una histórica sentencia en su contra por delitos de lesa humanidad en 2009.
Fueron las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, en las que 25 personas fueron ejecutadas a sangre fría, las que sirvieron de base para la condena de 25 años de prisión contra Fujimori. La histórica sentencia lo declaró culpable de homicidio calificado con alevosía, lesiones graves y secuestro agravado, e incluyó dos casos de secuestro de opositores a su régimen.
Policías chilenos rodean a Fujimori, a la izquierda, cuando sale de su casa en Santiago para ser extraditado a Perú por acusaciones de derechos humanos y corrupción, la mañana del 22 de septiembre de 2007. Foto: AP
La primera de estas masacres cometidas por un escuadrón paramilitar del ejército, el Grupo Colina, se perpetró en la noche del 3 de noviembre de 1991 en un antiguo vecindario del centro de Lima denominado Barrios Altos. Ocho individuos armados con metralletas, con los rostros cubiertos con pasamontañas, irrumpieron en un solar donde los vecinos realizaban una fiesta, obligándolos a arrojarse al suelo.
Luego, les dispararon ráfagas, utilizando silenciadores y, finalmente, uno de los atacantes remató con tiros de gracia a los moribundos. Al menos 15 personas murieron, entre ellos un niño de 8 años que huía en busca de su padre, según relataron supervivientes a la Comisión de la Verdad y Reconciliación.
Meses después, en la madrugada del 18 de julio de 1992, en la Universidad La Cantuta, nueve estudiantes y un profesor fueron secuestrados y llevados por el Grupo Colina a una zona abandonada al este de Lima, donde fueron ejecutados con disparos en la nuca. Los cadáveres fueron enterrados clandestinamente en tres fosas, y luego desenterrados y llevados a otro lugar, donde finalmente fueron encontrados tras investigaciones de la prensa.
Después se demostró que en ninguno de los casos las víctimas tuvieron vinculación con la guerrilla maoísta Sendero Luminoso, como suponían los servicios secretos.
La Justicia además condenó a Fujimori por los casos del periodista Gustavo Gorriti y el empresario Samuel Dyer, detenidos en la noche del 5 de abril de 1992 (cuando Fujimori disolvió el Congreso) y llevados al cuartel general del Ejército donde se encontraba el Servicio de Inteligencia del Estado. Tanto Gorriti como Dyer fueron liberados días después.
Las esterilizaciones forzadas que quedaron en la impunidad
Se estima que unas 270.000 peruanas pobres, muchas de ellas indígenas que no hablaban español, fueron sometidas a esterilizaciones forzadas entre 1996 y 2000. Se trataba de cirugías de ligadura de trompas de Falopio que se realizaban como parte del Programa Nacional de Salud Reproductiva y Planificación Familiar que Fujimori implementó en sus últimos cuatro años en el poder.
La mayoría de las víctimas eran indígenas de provincias, entre ellas una que tenía 19 años y que relató que cuando fue a vacunar a su bebé al consultorio, en 1997, le ligaron las trompas. El cuestionado programa buscaba reducir la tasa de natalidad para impulsar el desarrollo económico. En estas cirugías murieron 18 mujeres, según datos oficiales.
Sin embargo, a Fujimori nunca se le juzgó por estos hechos. En diciembre de 2021, un juez peruano dictaminó que el expresidente no podía ser procesado por este caso en particular pues no fue incluido en el pedido de extradición que se hizo a Chile en 2005.
El magistrado Rafael Martínez señaló que Fujimori solo podía ser enjuciado por el caso de las esterilizaciones forzadas si lo autorizaba la Corte Suprema de Chile, que otorgó la extradición por otros casos de violaciones de derechos humanos y corrupción. "Esta situación del investigado Fujimori, virtud de la sentencia de la Corte Suprema del país vecino que concede su extradición, impediría la tramitación formal de este proceso al no estar estos hechos comprendidos entre los delitos por los cuales se autorizó su extradición", dijo el juez.
Tres días de luto por Fujimori
Perú declaró un duelo nacional de tres días a partir de este jueves por la muerte de Fujimori, según un decreto supremo publicado en la gaceta oficial, que anuncia un funeral de Estado. El documento señala que recibirá “las honras fúnebres que corresponden a un presidente en ejercicio". La norma lleva la firma de la presidenta Dina Boluarte.
Previamente, la Presidencia de Perú había indicado en la red social X que "lamenta el sensible fallecimiento del expresidente del Perú, Alberto Fujimori" y envió condolencias a la familia.
El jefe de gabinete ministerial Gustavo Adrianzén indicó que coordinará con la familia Fujimori los detalles del funeral.