Policía de Brasil acusa a Bolsonaro por caso de diamantes de Arabia Saudita

La Policía acusó al expresidente Bolsonaro de lavado de dinero y asociación ilícita por unos diamantes que recibió de Arabia Saudita. Este es el caso.

Esta foto, del Departamento de Ingresos Federales de Brasil, muestra las joyas que forman parte de una investigación sobre los obsequios recibidos por el expresidente Jair Bolsonaro durante su mandato. Foto: AP
AP

Esta foto, del Departamento de Ingresos Federales de Brasil, muestra las joyas que forman parte de una investigación sobre los obsequios recibidos por el expresidente Jair Bolsonaro durante su mandato. Foto: AP

La Policía Federal de Brasil acusó al expresidente Jair Bolsonaro de lavado de dinero y asociación ilícita por unos diamantes que el líder de extrema derecha recibió de Arabia Saudita y no declaró cuando gobernó el país, según aseguró una fuente con conocimiento de las acusaciones.

Una segunda fuente confirmó la acusación, aunque no especificó los delitos. Ambas fuentes hablaron bajo el anonimato porque no están autorizadas a hablar públicamente al respecto.

El Supremo Tribunal Federal de Brasil aún no ha recibido el informe policial con la acusación. Una vez que llegue a sus manos, el fiscal general del país, Paulo Gonet, analizará el documento y decidirá si presenta cargos y lleva a Bolsonaro a juicio.

Esta es la segunda acusación contra Bolsonaro desde que terminó su mandato, además de otra por presunta falsificación de su certificado de vacunación contra el COVID-19. Esta acusación aumenta drásticamente los riesgos judiciales que enfrenta el polémico expresidente, mientras sus oponentes aplauden las investigaciones y, en contraste, sus partidarios las califican de persecución política.

Bolsonaro no comentó inmediatamente sobre la acusación de la Policía, pero tanto él como sus abogados han negado previamente cualquier irregularidad en ambos casos, así como en otras investigaciones contra el expresidente. Una de ellas indaga su posible participación en la incitación a disturbios en la capital, Brasilia, el 8 de enero de 2023, con el objetivo de derrocar a su sucesor, Luiz Inácio Lula da Silva.

Venta irregular de joyas y relojes de lujo

El año pasado, la Policía Federal acusó a Bolsonaro de intentar ingresar de manera irregular joyas de diamantes valoradas en tres millones de dólares y de vender dos relojes de lujo.

La policía sostuvo en agosto que el expresidente recibió dinero en efectivo por la venta, que fue de casi 70.000 dólares, de dos relojes de lujo que recibió como regalo de Arabia Saudita.

Brasil exige a sus ciudadanos que llegan en avión desde el extranjero que declaren los bienes con un valor superior a 1.000 dólares y, que por cualquier cantidad superior, paguen un impuesto equivalente al 50% de su valor.

Las joyas habrían estado exenta de impuestos si hubieran sido un regalo de Arabia Saudita a Brasil, no para que Bolsonaro las conservara. En caso de ser para el país se habrían añadido a la colección presidencial.

La investigación reveló que Mauro Cid, asistente de Bolsonaro, presuntamente falsificó sus registros de COVID-19, vendió en junio de 2022 un reloj Rolex y un reloj Patek Philippe a una tienda en EE.UU. por un total de 68.000 dólares. Estos relojes los entregó como regalo el gobierno de Arabia Saudita en 2019. Cid confirmó todo tras firmar un acuerdo de colaboración con las autoridades.

Flávio Bolsonaro, el hijo mayor del expresidente y senador en funciones, dijo en la red social X después de la acusación del jueves que la persecución contra su padre es “flagrante y desvergonzada”.

Otros imputados

Además de Bolsonaro, la policía imputó a otras diez personas, entre ellas a Cid y dos de sus abogados, Frederick Wassef y Fábio Wajngarten, según una de las fuentes. Wassef dijo que no tuvo acceso al informe final de la investigación y denunció filtraciones selectivas a la prensa de la investigación que se supone que se está llevando a cabo bajo secreto.

“Estoy pasando por todo esto únicamente por ejercer la abogacía en defensa de Jair Bolsonaro”, escribió.

En X, Wajngarten escribió que la policía no encontró ninguna prueba que lo incrimine. “La Policía Federal sabe que no hice nada relacionado con lo que están investigando, pero aún así quieren castigarme porque ofrezco una defensa inquebrantable y permanente del expresidente Bolsonaro”, afirmó.

Bolsonaro ha logrado que sus base política mantenga una lealtad incondicional, como lo reveló una gran muestra de apoyo en febrero, cuando unas 185.000 personas llenaron la principal avenida de Sao Paulo para protestar contra lo que el expresidente llama persecución política.

Sus críticos, en especial los miembros del partido político de Lula da Silva, su rival, han aplaudido cada avance de las investigaciones y han pedido repetidamente su arresto.

La psicóloga Deborah Santos vio la noticia de la acusación de Bolsonaro en una panadería del exclusivo barrio de Vila Madalena de Sao Paulo.

“Esto es muy bueno porque rompe un patrón. A los partidarios de Bolsonaro les encanta decir lo honesto que es; todos los demás son deshonestos, menos ellos”, dijo Santos, de 52 años. “Ahí lo tienen: la policía cree que roba diamantes. Eso debería acabar con la carrera de cualquier político”.

La carrera de Bolsonaro

Bolsonaro, excapitán del ejército de 69 años, comenzó su carrera política como un firme defensor de la dictadura militar de Brasil y fue legislador durante casi tres décadas. Cuando se postuló a la presidencia por primera vez, en 2018, fue considerado como un externo del mundo de la política y un conservador radical. Pero sorprendió a los analistas con una victoria decisiva, en gran parte debido a que se presentó como un ciudadano honrado en unos años en los que las investigaciones de corrupción se llevaron por delante muchos políticos y ejecutivos.

Bolsonaro insultó a sus adversarios desde sus primeros días en el cargo y cosechó críticas con sus controvertidas políticas, los ataques al Supremo Tribunal Federal de Brasil y sus esfuerzos por socavar las restricciones de salud durante la pandemia. Perdió su reelección en el resultado más ajustado desde el retorno de Brasil a la democracia en 1985.

Carlos Melo, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Insper de Sao Paulo, cree que el Supremo Tribunal Federal de Brasil y el magistrado que supervisa varias investigaciones contra Bolsonaro, Alexandre de Moraes, no se arriesgarán a enviar al expresidente a prisión ni a imponer otras medidas severas de forma apresurada.

El objetivo, según dijo, es evitar instigar a los seguidores del líder de extrema derecha y así hacer que los casos en su contra sean más políticamente sensibles de procesar.

“Este es un año de elecciones municipales. Moraes y sus colegas magistrados saben que procesar a un expresidente que sigue siendo un hombre popular sería aún más difícil en un año como este”, dijo Melo. “Esta acusación es otra pieza más del rompecabezas. Le da un problema más a Bolsonaro, pero habrá más”.

El año pasado, el máximo tribunal electoral de Brasil dictaminó que Bolsonaro abusó de sus poderes presidenciales durante su intento de reelección en 2022, lo que lo dejó incapacitado para cualquier elección hasta 2030. El caso se centró en una reunión durante la cual Bolsonaro utilizó a funcionarios del gobierno, el canal de televisión estatal y el palacio presidencial en Brasilia para decir a los embajadores extranjeros que el sistema de votación electrónica del país estaba manipulado.

Se espera que Bolsonaro se reúna con el presidente argentino Javier Milei este fin de semana en una conferencia conservadora en Balneario Camboriu, al sur de Brasil.

Route 6