¿Por qué los argentinos protestan para defender la educación pública?

Mientras Argentina vive la mayor protesta en dos décadas, TRT examina por qué franjas de argentinos de todas las ideologías se manifiestan en defensa de la educación pública.

La protesta masiva de la semana pasada fue respaldada por partidos de izquierda y contó con la participación de personas de todo espectro ideológico, incluidos legisladores conservadores, comentaristas y empleados de universidades privadas / Foto: Reuters
Reuters

La protesta masiva de la semana pasada fue respaldada por partidos de izquierda y contó con la participación de personas de todo espectro ideológico, incluidos legisladores conservadores, comentaristas y empleados de universidades privadas / Foto: Reuters

La semana pasada estallaron protestas masivas en Argentina. Miles de personas salieron a la calle con pancartas, libros de texto y diplomas para defender la educación pública en medio de recortes presupuestarios, en lo que representa una de las mayores protestas de las últimas dos décadas.

Los manifestantes afirmaron que la decisión del presidente de extrema derecha Javier Milei de congelar el presupuesto recorta considerablemente el gasto público en medio de la creciente inflación en Argentina, que en marzo pasado se posicionó como la más alta del mundo.

Milei, quien llegó al poder con la promesa de recortar el gasto público y desregular la economía, afirma que sus medidas ––las cuales enfrentan un duro rechazo de parte de sus detractores políticos, los sindicatos de trabajadores, los medios de comunicación y distintos sectores económicos–– son "la garantía de un camino sostenible y consistente para acabar para siempre con la inflación en Argentina".

La protesta masiva de la semana pasada la organizaron la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), una universidad pública, y los sindicatos, con el respaldo de partidos de izquierda. A la manifestación asistieron personas de todas las ideologías, incluidos legisladores conservadores, comentaristas y empleados de universidades privadas.

Se calcula que unas 500.000 personas se movilizaron en la histórica Plaza de Mayo de Buenos Aires para expresar su preocupación por el futuro de la educación pública.

"Fui parte de la masiva convocatoria (a movilizarse) que tuvo lugar en Buenos Aires y en el interior del país, en protesta por la crítica situación que atraviesan las universidades públicas argentinas", explicó a TRT Priscila Palacio, profesora e investigadora principal de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.

Después de que recientemente las universidades declararan la emergencia financiera por el presupuesto aprobado, los responsables de la UBA afirman que la institución podría cerrar en pocos meses a menos de que haya más financiación.

Tras la protesta, Palacio dijo que vislumbró el "malestar" generalizado entre estudiantes, profesores y manifestantes.

Catalizador del desarrollo

Muchos en Argentina consideran que la educación pública, gratuita y a la que asisten más de dos millones de alumnos, es el catalizador del desarrollo del país.

Sin un plan de rescate, el posible cierre de la UBA dejaría a 380.000 alumnos a mitad de carrera.

Palacio explicó que el sistema universitario del país cuenta con más de sesenta universidades e institutos universitarios de gestión pública, que atienden a cerca del 80% de los estudiantes.

La UBA tiene una larga tradición académica, de la que han salido 17 presidentes de la nación. Actualmente alberga trece facultades, seis hospitales universitarios, algunos establecimientos de enseñanza secundaria e institutos culturales.

"Debido a las políticas económicas que viene implementando el Gobierno de Milei, que apuntan a reducir el gasto estatal para lograr superávit fiscal, el presupuesto de las universidades públicas (que dependen del financiamiento del Estado) se encuentra congelado, en algunos casos a valores de 2023", explicó Palacio.

El congelamiento coincide con la alta inflación interanual, que registró la escalofriante cifra de 287,9 por ciento entre abril de 2023 y marzo de 2024, y el aumento vertiginoso de los costos de servicios públicos como la electricidad, que en algunos casos superó el 500 por ciento.

Estos factores han repercutido en los costos de funcionamiento de las universidades, afirmó Palacio.

Como consecuencia, las aulas y pasillos de la UBA se han quedado sin iluminación. Además, los profesores han reducido tareas administrativas como la impresión de materiales, explica.

Loading...

Palacio, profesora que ocupa el prestigioso puesto de catedrática de Historia General Económica y Social, afirmó que la inflación también ha afectado sus salarios.

En algunos casos, los sueldos de los profesores se han reducido un 35 por ciento en el último trimestre, hasta situarse en torno a los 150 dólares mensuales en el peor de los casos, lo que ha provocado que algunos tengan que hacer trabajos extra.

Con veinte años de experiencia docente, Palacio señaló que los recortes han obstaculizado su tarea de investigadora.

"Como investigadora y directora de proyectos de investigación de la UBA debo enfrentarme a una severa reducción (en términos reales) de los subsidios destinados a financiar la investigación ya que algunos conceptos están expresados a precios de 2023", dijo.

"Algunos fondos que reciben los investigadores universitarios no alcanzan para cubrir los gastos básicos que requiere la actividad académica", agregó Palacio, en referencia a bibliografías, insumos y costos de congresos.

Mientras los profesores hacían oír su voz, la situación de la universidad tocó la fibra sensible de argentinos como Mateo Abelenda, estudiante de 31 años y aspirante a músico, que está terminando la carrera de composición en la Universidad Nacional de las Artes (UNA).

Para él, la educación pública es un "gran símbolo y un gran orgullo" que, a pesar de sus desafíos, se destaca a la hora de formar profesionales de distintos sectores.

"El hecho de que sea gratuita y de calidad permite que diversos sectores elijan formarse en universidades estatales que tienen gran reputación internacional, y que a su vez desarrollan conocimientos e investigaciones de renombre mundial", dijo Abelenda a TRT.

Aseguró que muchos sudamericanos vienen a estudiar a Argentina, donde suele ser "más accesible económicamente" que algunos de sus países de origen.

Reuters

Una persona sostiene un cartel que dice “Estudiar es un derecho, no un privilegio” durante una protesta contra los recortes de “motosierra” del presidente Javier Milei en la educación pública, en Buenos Aires (Argentina) el 23 de abril de 2024. Foto: Reuters.

Resistencia

Abelenda rechazó el argumento inflacionista de Milei, al insistir en que Argentina ha tenido continuos problemas con la inflación.

El estudiante indicó que la inflación ha sido un problema para los diferentes gobiernos desde el retorno a la democracia en 1983 y apuntó a una dura advertencia para el líder de extrema derecha en medio de su impulso de austeridad.

"Si Milei sigue por este camino, habrá una resistencia en las calles que puede tomar las características de las rebeliones en Chile durante el Gobierno de (Sebastián) Piñera o en Colombia antes del cambio de Gobierno, por destacar dos procesos de rebeliones populares en los últimos años en la región", dice Abelenda.

Palacio explicó que la crisis presupuestaria que atraviesa la educación universitaria pública en Argentina corre el riesgo de quedar eclipsada por demandas más amplias de la sociedad, si no se corrige a medio plazo el desequilibrio entre los aumentos de precios y salarios (y los fondos estatales).

"El Gobierno se enfrenta al desafío de redefinir algunas de sus políticas públicas, que fueron el centro de su publicidad mediática (popularmente caracterizadas como la 'motosierra' y la 'licuadora') si no quiere erosionar su propia base electoral, teniendo en cuenta la fragilidad de la estructura política del partido gobernante", señaló.

Sin embargo, algunos estudiantes parecen tener opiniones distintas sobre la educación en Argentina.

Milei cosechó el 70% del voto joven en noviembre, y Fernando Tosto, un estudiante de Economía de 29 años de la UBA, apoya el enfoque de la educación del autodenominado presidente anarcocapitalista.

Este residente en Buenos Aires, quien asistió a colegios privados antes de la UBA, dijo que la educación pública no es "gratuita", sino que proviene de los impuestos de los ciudadanos.

Reuters

Un manifestante sostiene un cartel durante las protestas.

Milei, intentando justificar sus amplios recortes, afirmó que las universidades de gestión pública son institutos que "se utilizan para negocios turbios y para adoctrinar", algo que resuena en las declaraciones en Tosto y de lo que afirmó haber sido testigo.

En términos más generales, el estudiante de la UBA dijo que el ministro de Economía, Luis Caputo, está haciendo un buen trabajo, pero cree que la educación pública, en particular "los fondos universitarios", se están politizando.

"Lo que pide el Gobierno es que se hagan auditorías para ver y mostrar cómo se gasta el dinero de los contribuyentes en las universidades públicas", dijo Tosto a TRT, y añadió que cree que algunas universidades no cumplirán con dichas demandas.

Tosto, quien afirma que su educación inicial fue de carácter religioso, consideró que esta motivación política subyacente alimenta las protestas.

"Creo que la mayoría de las protestas fueron asumidas por políticos oportunistas de partidos de la oposición que aprovecharon para utilizar esta protesta para hacer campaña política y atacar al Gobierno de Milei", afirmó.

Sin embargo, no todos los integrantes del sistema de educación pública están de acuerdo.

El profesor de secundaria Cristian Cejas destacó que los problemas generalizados en el sistema educativo público no son nada nuevo y que Milei ha dado prioridad a otras preocupaciones antes que a la educación.

"El Gobierno de Milei ha empezado una lucha contra la inflación a través de lo que denomina el 'achicamiento del Estado'; lo que implica el recorte del gasto público, el despido masivo de trabajadores, la destrucción de ministerios y su conversión en secretarías", explica a TRT.

Milei ha subrayado la necesidad de alcanzar el déficit cero, lo que también implica recortar las subvenciones.

Sin embargo, la educación pública ha significado que algunos, como Emanuel Franco, de 35 años, y empleado del gobierno local en la ciudad de Reconquista, en la provincia del noreste de Argentina, se convirtiera en el primero de su familia en asistir a la universidad.

Franco está "convencido" de que hay que defender la educación pública, que considera la "base" de un país.

"Va (la educación pública) más allá del acceso a la educación; es la formación de profesionales que impulsan el país; es la base del desarrollo y de la generación de oportunidades (movilidad ascendente)", dijo Franco a TRT.

Luciano Cogoma recibió una educación pública desde la primera infancia hasta el bachillerato, antes de licenciarse en periodismo en un instituto privado, y recientemente fue despedido.

Este padre de 36 años considera que la política actual en torno a la educación pública está firmemente impulsada por la economía, e insiste en que esta administración no cree en "la educación como un derecho, sino como un negocio".

Por eso señaló que los argentinos tienen que presupuestar los costos en función de la inflación, mientras que el salario mínimo no alcanza a cubrirlos, en medio de la campaña de austeridad de Milei.

Loading...

Ante el descontento, Milei concedió un aumento del 70 por ciento en la financiación de los gastos de funcionamiento de las universidades públicas en marzo, seguido de otro 70 por ciento para mayo y una subvención única para los hospitales universitarios.

Sin embargo, los críticos afirman que los gastos de funcionamiento excluyen los salarios de los profesores, que suponen alrededor del 90 por ciento del presupuesto universitario.

Mientras Argentina registra una tasa de pobreza del 50 por ciento, Cogoma ve con malos ojos el "experimento anarcocapitalista" de Milei, insistiendo en que hay capacidad de financiación.

Sin embargo, Milei sigue prometiendo ajustar las arcas del Estado y reducir el gasto público. Su administración ya ha invertido en defensa, con la firma de un acuerdo de 300 millones de dólares para la adquisición de 24 aviones F-16.

En abril, Argentina también anunció una base militar conjunta con Estados Unidos. EE.UU. prometió "40 millones de dólares en Financiación Militar Extranjera (FMF) para apoyar la modernización de la defensa argentina", y detalló en que la medida está "reservada a socios importantes".

Cogoma ve ahora que la vida en Argentina bajo Milei empieza a cambiar radicalmente.

"Un país que produce reactores nucleares, desarrolla satélites espaciales y tiene cinco premios Nobel no puede dejar de financiar su educación, a menos que exista un plan deliberado para volver a ser una colonia", afirmó.

"Hoy les toca a las universidades, que han levantado la voz. Pero mañana, veremos a los pensionistas cuyos ingresos se recortan brutalmente, a las empresas que despiden trabajadores, a los comedores sociales que no reciben alimentos, etc.".

Route 6