El brasileño que revitaliza el bosque urbano vacío de Río de Janeiro

Fernandez es el biólogo y defensor del medio ambiente detrás del proyecto Refauna que da nueva vida al Bosque de Tijuca, protegiendo sus especies nativas y su equilibrio ecológico.

La iniciativa busca impulsar la conservación y restauración de especies nativas y procesos ecológicos en el Bosque de Tijuca, una joya de biodiversidad. / Foto: Kashfi Halford.
Others

La iniciativa busca impulsar la conservación y restauración de especies nativas y procesos ecológicos en el Bosque de Tijuca, una joya de biodiversidad. / Foto: Kashfi Halford.

En una pequeña y pintoresca trattoria italiana, ubicada a la vuelta de la esquina del icónico Palacio de Copacabana, en Brasil, aparece Fernando Fernandez.

El biólogo conservacionista tiene puesta una camiseta con la imagen de un capibara naranja, un gran roedor de América Latina, acompañada por las palabras "Este es mi disfraz humano” mientras recibe a TRT Español para conocer su trayectoria en la conservación.

"He pedido el mismo plato aquí durante los últimos 30 años", afirma el brasileño de 63 años.

Mientras se relaja antes de comer sus agnolottis verdes de queso y champiñones, Fernandez cuenta historias sobre su infancia que abordan su fascinación por cómics como 'Os bichos', que trata sobre animales salvajes de África como leones feroces en la portada. Dentro del cómic podía sumergirse en un mundo de criaturas feroces.

Durante su juventud, Fernandez leía muy a menudo en su casa familiar en Ipanema, un barrio del sur de Río.

Algunos de sus mejores recuerdos incluyen pasar los veranos en Teresópolis, una pequeña ciudad enclavada entre las exuberantes montañas del bosque atlántico de Río de Janeiro.

Este paraíso natural, donde los verdes bosques alcanzan las nubes, alberga una diversa flora y fauna, incluyendo el palo de Brasil, un árbol de gran importancia histórica y económica, palmeras, orquídeas y bromelias, ranas, sapos, serpientes, titíes, tamarinos, monos capuchinos y incluso pumas.

La ciudad, a menudo envuelta en niebla, ofrece un escape sereno de la bulliciosa metrópolis. Sus impresionantes paisajes están dominados por el icónico pico Dedo de Deus (El Dedo de Dios), una aguja de granito que se eleva hacia el cielo.

Others

El último registro de monos aulladores en la selva de Tijuca fue realizado en 1832 por Charles Darwin. (Foto cortesía Refauna)

"El bosque rodeaba nuestra casa. Aunque apenas íbamos, por la noche me quedaba despierto con la sinfonía del bosque a mi alrededor e imaginaba a todos los animales haciendo ese increíble ruido", cuenta.

Fernandez pasó gran parte de su infancia en un mundo de fantasía, leyendo libros y escuchando los sonidos del bosque en su casa de verano.

Durante este tiempo, desarrolló un profundo amor por los animales, especialmente los roedores.

Más tarde, esta cercanía le sirvió mientras completaba su doctorado en Inglaterra, donde uno de sus trabajos consistía en etiquetar cientos de ratones salvajes en el bosque de Hamsterley.

"Cuando los etiqueté, les di una pequeña caricia y les hablé de forma calmada", recuerda.

Después de completar su investigación de doctorado, cuando tenía poco más de 30 años, regresó a su ciudad natal para convertirse en profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), donde la grandeza natural ocupa un lugar central.

Estas experiencias explican de cierta manera cómo su espíritu imaginativo fundó el Proyecto Refauna, junto con su colega Alexandra Pires.

La iniciativa busca impulsar la conservación y restauración de especies nativas y procesos ecológicos en el Bosque de Tijuca, una joya de biodiversidad en el corazón de la extensa metrópolis de Río de Janeiro que cuenta con más de seis millones de habitantes.

El Bosque de Tijuca supo ser hogar de una gran variedad de vida silvestre. Pero, hace más de un siglo, se convirtió devastadoramente en un "bosque vacío", un término para describir un bosque desprovisto de muchas de sus especies animales nativas.

Others

Muchas de sus especies se han extinguido localmente, pero gracias a los esfuerzos del proyecto Refauna, han "renacido", (Foto Vitor Marigo)

La exuberante vegetación y los imponentes árboles aún pueden dar una imagen de abundancia, pero la ausencia de fauna crucial cuenta una historia de profunda pérdida.

El último registro de monos aulladores en la selva de Tijuca fue realizado en 1832 por Charles Darwin, y el último registro de roedores agutíes fue en 1970.

Décadas de caza e invasión urbana han silenciado los llamados de los monos aulladores, el susurro de los agutíes y el suave paso de las tortugas.

Estas pérdidas, y las de otras especies nativas, incluidos ocelotes, tapires, guacamayas y jaguares, alteran el delicado equilibrio del ecosistema, afectando desde la dispersión de semillas hasta la regeneración del propio bosque, explica Fernandez.

Sin su fauna nativa, el Bosque de Tijuca se transformó prácticamente en una sombra de lo que fue antes. El vacío significa una pérdida de biodiversidad y un debilitamiento de la red ecológica que sustenta la vida.

El proyecto Refauna y el “renacimiento” de especies

Muchas de sus especies clave se han extinguido localmente pero, gracias a los esfuerzos del proyecto Refauna, han "renacido", explica Fernandez.

"La esencia del proyecto Refauna es restaurar la fauna de un lugar determinado y las interacciones ecológicas de esta fauna para que el ecosistema vuelva a funcionar bien", afirma.

Hace unos 15 años, Fernandez y su entonces estudiante de doctorado Gustavo Oliveira-Santos se encontraron con un artículo controvertido, 'Pleistocene Rewilding'. Allí, el conservacionista Josh Donlan exploraba la reintroducción de grandes mamíferos similares a los extintos de la época del Pleistoceno –hace aproximadamente 10.000 años– en sus antiguos hábitats de América del Norte.

Fernandez y Oliveira-Santos no estaban de acuerdo en muchos puntos, por lo que escribieron un artículo académico destacando los defectos de las ideas de Donlan.

Su artículo alternativo, "Reactivación del Pleistoceno, ecosistema de Frankenstein y una agenda de conservación alternativa", fue el nacimiento de la idea de “Refaunación” como concepto científico.

Esto los llevó a poner su teoría en práctica y a encontrar especies para reintroducir en el bosque vacío de Tijuca y, finalmente, crear el proyecto Refauna.

Others

Fernandez desarrolló un profundo amor por los animales, especialmente los roedores. (Foto cortesía Refauna)

"Fue una casualidad que sucediera", explica Fernandez con una sonrisa en el rostro.

Su exesposa Alexandra, también ecologista, había estado trabajando con el agutí de rabadilla roja, un pequeño roedor conocido por sus cuerpos elegantes y esbeltos, colas cortas y patas largas. Su experiencia llevó a la pareja a explorar la posibilidad de reintroducir esta especie clave en el bosque de Tijuca.

Aproximadamente un año después, en 2010, los primeros agutíes fueron liberados en el Parque Nacional de Tijuca.

El agutí era considerado el animal perfecto para iniciar el proceso de Refaunación. Desempeña un papel crucial en sus ecosistemas como dispersor de semillas, a menudo enterrando semillas como reserva de alimento, ayudando en la propagación de diversas especies de plantas. También ocupa un lugar bajo en la cadena trófica (herbívoros) y, lo que es más importante, no es una especie en peligro de extinción.

Fernandez describe como un error pensar que el proyecto sólo se centre en especies en peligro de extinción, dadas las dificultades para obtener permisos específicos y los mayores riesgos de reintroducir especies amenazadas. En cambio, el equipo selecciona especies menos amenazadas.

Por ejemplo, la reintroducción del mono aullador pardo, una especie nativa de la Mata Atlántica, se convirtió en la segunda especie en la que se centró el proyecto Refauna. Estos primates, conocidos por sus llamadas distintivas y de largo alcance, alguna vez prosperaron en la región, pero se extinguieron localmente entre principios y mediados del siglo XIX.

Su desaparición era un misterio, posiblemente debido a la caza o a enfermedades, pero su regreso fue crucial para la restauración ecológica que Fernando imaginaba.

En 2015, el primer grupo de monos aulladores fue reintroducido en la Selva de Tijuca. "En aquel momento era un pequeño grupo de cinco animales", continúa.

Others

Fernandez describe como un error pensar que el proyecto sólo se centre en especies en peligro de extinción. (Foto Kashfi Halford)

Altibajos, desafíos y triunfos

Pero el proyecto enfrentó desafíos. Después de que el primer grupo fue reintroducido en Tijuca, un par de años después se produjo un brote de fiebre amarilla.

Devastó las poblaciones de monos en todo Brasil, deteniendo temporalmente los esfuerzos de reintroducción; fue casi un milagro que los monos aulladores reintroducidos en el proyecto Refauna no se vieran afectados por el brote, que en algunas zonas de Brasil mató hasta el 90% de las poblaciones silvestres, según Sérgio Lucena Mendes, un destacado primatólogo brasileño.

A pesar de estos desafíos, Fernandez y su equipo perseveraron; Refauna retomó su misión, armada con una nueva estrategia: vacunar contra la fiebre amarilla a todos los monos aulladores reintroducidos. Este enfoque innovador tenía como objetivo salvaguardar a la especie de futuras epidemias y garantizar su supervivencia a largo plazo.

"La idea del programa es que todos los animales reintroducidos sean vacunados para que podamos garantizar su supervivencia al menos durante su vida", recuerda Silvia Bahadian Moreira, veterinaria del Centro de Primatología de Río de Janeiro que ayudó a desarrollar la vacuna.

La dedicación de Fernandez y su equipo dio sus frutos: se observó que los monos aulladores consumían 60 especies diferentes de plantas en Tijuca, contribuyendo significativamente a la dispersión de semillas y la regeneración del bosque.

Estos primates carismáticos también reavivaron un sentido de biofilia entre la población urbana local, fomentando una apreciación y una conexión más profundas con el mundo natural.

"La conservación es a la vez el corazón y la mente, el amor y la razón", explica apasionadamente Fernando. Usó la analogía de una casa para ilustrar este punto: los ladrillos representan la ciencia, mientras que el mortero simboliza el amor.

Ambos son esenciales para construir un programa de conservación sólido, manteniendo todo unido a través de los altibajos, los desafíos y los triunfos.

Others

Silvia Bahadian Moreira, veterinaria del Centro de Primatología de Río de Janeiro que ayudó a desarrollar la vacuna. (Foto: Silvia Bahadian Moreira, CPRJ)

Fernandez destaca que uno de sus momentos favoritos de la iniciativa fue ver una cría de agutí nacida en el medio silvestre. Su rostro se iluminó mientras contaba el recuerdo.

Para personas como Fernandez, el proyecto Refauna se ha convertido en algo más que un simple esfuerzo ecológico; es un faro de esperanza, un testimonio del poder de la imaginación y la perseverancia.

El alguna vez silencioso Bosque de Tijuca está recuperando lenta pero seguramente su voz, resonando con los llamados de los monos aulladores, el susurro de los agutíes en la maleza y los suaves pasos de la tortuga jabuti y la promesa de un ecosistema vibrante y próspero.

"La cantidad de buena voluntad que genera un proyecto como éste es enorme", reflexiona Fernandez.

"Estamos trayendo una de las cosas que el mundo más necesita en este momento: la esperanza".

Route 6