Mientras Israel intensificaba sus ataques aéreos contra pueblos y ciudades del sur del Líbano, el grupo de chat de WhatsApp familiar no paraba de recibir mensajes. Todos estaban pegados a las noticias.
Reda Gharib se despertó inusualmente temprano el 23 de septiembre. Desde Senegal, donde vivía, observaba desde la distancia de otro continente con preocupación los videos y fotografías que compartían sus hermanas y tías, que mostraban las explosiones en los alrededores de su barrio en Tiro, la histórica ciudad costera del Líbano.
Ante los ataques, sus tías decidieron marcharse a Beirut. Sin embargo, su padre, su madre y sus tres hermanas no tenían planes de abandonar su hogar.
Después de que su padre anunció por el grupo que había recibido una llamada del ejército israelí instándolos a evacuar o arriesgar sus vidas, el chat se quedó en silencio. Diez minutos después, Reda llamó a su padre, pero no contestó.
El apartamento de los Gharib había sido alcanzado directamente por un ataque aéreo israelí, ante el que la familia no tuvo tiempo de escapar. En el ataque murió el padre de Reda; Ahmed, un oficial retirado del ejército libanés, y su madre Hanan, además de sus tres hermanas.
"La totalidad del apartamento desapareció. Regresó a sus cimientos. Era como si no hubiera nada allí", relató Gharib desde la capital senegalesa, Dakar, donde vive desde el año 2020.
El ejército israelí dijo que había atacado un emplazamiento de Hezbollah que ocultaba lanzacohetes y misiles. Sin embargo, Reda Gharib subrayó que su familia no tenía ninguna relación con Hezbollah.
El impacto directo destruyó su apartamento, mientras que sus vecinos de arriba y abajo sólo sufrieron daños, lo que sugiere que el objetivo era una parte específica del edificio. Para Reda, ese era el hogar de su familia.
El ataque fue uno de los más de 1.600 que Israel dijo haber llevado a cabo el 23 de septiembre, el primer día de un bombardeo intensificado del Líbano que ha llevado a cabo durante el último mes.
Ese día murieron más de 500 personas, una cifra de víctimas que no se había observado en la Gaza ocupada en un solo día hasta la segunda semana, según Emily Tripp, directora de Airwars, un grupo de seguimiento de conflictos con sede en Londres.
Israel ha prometido paralizar a Hezbollah para poner fin a más de un año de fuego transfronterizo por parte del grupo militante respaldado por Irán que comenzó al día siguiente del ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023.
Asimismo, Israel afirma que sus ataques se dirigen contra miembros e infraestructuras de Hezbollah. Sin embargo, hay cientos de civiles entre las más de 2.000 personas muertas en los bombardeos del último mes, a menudo familias enteras asesinadas en sus casas.
Desde entonces, la calle donde vivía la familia Gharib -una zona de tiendas, edificios residenciales y oficinas de organismos internacionales en el distrito de Al Housh de Tiro- ha sido objeto de repetidos ataques aéreos y ahora está desierta.
“Israel se llevó a mi familia y sus recuerdos”
Reda, de 27 años, piloto y empresario, se mudó a Senegal en busca de un futuro mejor, pero siempre planeó regresar a Líbano para formar una familia.
Estaba muy unido a sus tres hermanas, guardaba sus secretos y era su mejor amigo, dice. Al crecer, su padre solía estar ausente, por lo que él y su madre se encargaban de los asuntos familiares.
La última vez que visitó a su familia fue en mayo de 2023, cuando su hermana Maya, estudiante de ingeniería, se comprometió. Había planeado casarse el 12 de octubre. Pero al aumentar las tensiones con Israel en septiembre, los planes de Reda de volver a casa para la boda eran inciertos. Ella le dijo que lo pospondría hasta que él pudiera ir.
Tras el ataque, su prometido, también oficial del ejército, encontró su cadáver y los del resto de su familia en el depósito de cadáveres de un hospital de Tiro.
“No estaba destinada a celebrar su boda. En su lugar, la hicimos desfilar como una novia hacia el paraíso”, dijo Reda. El día que iba a celebrarse la boda publicó fotos de su hermana, incluido su vestido de novia.
Su hermana Racha, de 24 años, estaba a punto de graduarse como dentista y planeaba abrir su propia clínica. “Le encantaba la vida”, afirmó.
Su hermana menor, Nour, de 20 años, era estudiante de dietética y se preparaba para ser entrenadora personal. Reda la llamaba “la alegría de la casa”.
Ya no queda nada de su familia, salvo algunas fotos en su teléfono y en las redes sociales.
“Estoy muy dolido. Pero sé que el dolor será mayor cuando llegue a Líbano”, dijo Reda. “Ni siquiera queda una foto de ellos colgada en las paredes. Sus ropas no están allí. Su olor ya no está en la casa. La casa ha desaparecido por completo”.
“Se llevaron a mi familia y sus recuerdos”.