La figura de Colón, central en debate sobre racismo y desigualdad en EE.UU.

Cristóbal Colón ya no es visto como el descubridor de las Américas, sino como el responsable de la desigualdad racial. Esta visión ha llevado a un extenso debate sobre los monumentos que lo recuerdan.

Varias estatuas de Colón fueron derribadas o vandalizadas en los últimos años por grupos que piden una revisión histórica. / Foto: Getty Images
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Varias estatuas de Colón fueron derribadas o vandalizadas en los últimos años por grupos que piden una revisión histórica. / Foto: Getty Images

Cristóbal Colón ya no es visto como el descubridor de las Américas, sino como el responsable de la desigualdad sufrida por las minorías raciales. Un argumento presentista compartido por una parte importante de la población, que rechaza aquello que le recuerda, como sus estatuas.

El detonante surgió en 2020, unas semanas después de la muerte del afroamericano George Floyd a manos de la policía en Minneapolis (Minnesota).

A partir de ese momento, y en plenos disturbios desatados por el surgimiento del movimiento Black Lives Matter contra la violencia policial y su componente racial, comenzaron los ataques a varias estatuas del descubridor.

Texas, Nuevo México, Nevada, Florida, Virginia, Colorado o Massachussets son solo algunos de los estados que han visto cómo figuras erigidas en su honor eran decapitadas, derribadas, pintadas o atacadas.

Detrás de todo ello se encuentra un movimiento contestatario contra el racismo y el abuso sobre las comunidades minoritarias del país.

Estatuas y Columbus Day

Sin embargo, el debate tuvo su inicio antes del asesinato de Floyd. Ya en 2017, la ciudad de Nueva York inició una comisión para decidir el futuro de la estatua de Cristóbal Colón, situada en Central Park.

La escultura, que había sido donada en 1982 por la Genealogical and Biographical Society, en conmemoración del IV centenario de la llegada a América del descubridor, fue vandalizada en agosto de ese año. La frase escrita con pintura encima de la escultura decía: “Hate will not be tolerated” (“El odio no será tolerado”).

El entonces alcalde Bill de Blasio, de ascendencia italiana, como es considerada en Estados Unidos la figura de Colón, decidió mantener el monumento en su sitio, añadiendo elementos informativos que ayudaran a explicar la dimensión histórica del personaje.

Al mismo tiempo, anunció la creación de otro monumento dedicado al reconocimiento de las comunidades indígenas.

De forma paralela, a lo largo de los últimos diez años ha ido desapareciendo la celebración del Columbus Day (fiesta federal en todo el país desde 1937), que ha sido sustituido en varios sitios por el Día de los Pueblos Indígenas.

En 2019, la capital estadounidense se sumaba a esta nueva tradición que ya han puesto en marcha 130 ciudades y ocho estados del territorio estadounidense.

Sin embargo, son muchas las localidades que aún llevan su nombre. Se estima que hay hasta 6.000 enclaves (ríos, montañas o pueblos, entre otros, incluyendo el Distrito de Columbia en el que se encuentra la capital del país), bautizados en memoria del descubridor, según un informe del Data+Feminism Lab del Massachusetts Institute of Technology (MIT).

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Una estatua de Cristóbal Colón fue derribada por manifestantes el 10 de junio de 2020 en St Paul, Minnesota. (GETTY IMAGES)

Voces a favor

En el mes de octubre de 2023, tres años después de que una estatua de Colón fuera vandalizada, pintada con la frase “dejen de celebrar el genocidio” y retirada de su ubicación original en la ciudad de Providence (Rhode Island), la figura de bronce reapareció en Johnston, a unos cuantos kilómetros de distancia.

El alcalde de esta localidad, Joseph Polisena Jr., señaló que los ciudadanos están contentos de dar a Colón un nuevo hogar porque “es un personaje importante, no solo para los italoamericanos, y forma parte de la historia americana y mundial visto desde una perspectiva histórica”.

Polisena aseguró ante los medios que, aunque comprende las críticas al descubridor, considera injusto usar los estándares de 2023 para medir las acciones realizadas hace 500 años. La estatua fue inaugurada unos días después con éxito de público.

En contra

El número de personas indígenas en suelo estadounidense oscila entre los 3,1 y 8,7 millones, según IWGIA, una organización dedicada a promover, proteger y defender los derechos de estos pueblos.

El 20% de ellos vive en sus zonas de origen o en pueblos nativos de Alaska, siendo el estado de California el que cuenta con un mayor número de población nativa.

En 2012, Estados Unidos reconoció a 574 entidades tribales como tribus indias americanas o nativas de Alaska, con sus respectivos territorios.

Aunque también hay tribus indias no reconocidas por los estados, todas ellas son naciones nativas a nivel federal. Su tasa de pobreza es del 18%, muy por encima de la del resto del país que, según la Oficina del Censo era del 12’4%, en 2022.

La situación de pobreza y la violencia que ejerce la policía sobre las minorías raciales es fuente de frustración.

La razón: sus expediciones dieron lugar a la conquista y esta al genocidio de sus antepasados.

“Estas estatuas representan a un personaje y evento violento, lo cual pudo ser causa de dolor tanto a las comunidades indígenas como al resto de las minorías étnicas. Al mirar más allá de esta figura, vemos las voces de estas personas que han sufrido a lo largo de la historia”.

“La retirada de estos monumentos supone un acto simbólico, una forma de reconocer el dolor del pasado y construir un futuro donde se pueda celebrar la diversidad”, dice a TRT Español Ivonne Corona, estudiante estadounidense de Ingeniería y Aviación, de ascendencia latina.

“Veo este cambio como un nuevo capítulo donde la historia se cuenta desde múltiples perspectivas, lo cual crea comprensión y respeto hacia estas comunidades, entre las que me encuentro, fomentando una narrativa más inclusiva”, añade Corona.

Papel del Gobierno

Aunque los afroamericanos y latinos se han erigido en las comunidades más combativas en este tema, la minoría de indios norteamericanos ha sido la más perjudicada en suelo estadounidense, al ser también la principal por número de habitantes en el momento de la llegada de los colonos británicos (principios del siglo XVII).

Fue a partir de entonces cuando los indígenas norteamericanos empezaron a perder sus tierras y la posibilidad de explotación de sus recursos naturales.

En 1824, con el objetivo de mejorar su calidad de vida, promover oportunidades económicas y proteger los activos de los indios norteamericanos y los nativos de Alaska, el Gobierno de Estados Unidos creó la Oficina de Asuntos Indígenas (BIA por sus siglas en inglés).

Leyes como la de Ciudadanía India, en 1924, les otorgó la ciudadanía estadounidense y el derecho al voto, y la de Autogobierno Tribal, en 1994, cambiaron la forma de hacer negocios entre el gobierno federal y las tribus, pero aun así, los habitantes indígenas han permanecido como la minoría racial más desfavorecida de todo el país.

Conscientes de ello, el subsecretario del Tesoro de la administración Biden, Wally Adeyermo, anunció recientemente una nueva financiación para pequeñas empresas de comunidades tribales.

La inversión, de 86 millones de dólares, se integró como parte del Plan de Rescate estadounidense para estas comunidades, que Adeyermo definió como “la mayor realizada (entre las pequeñas compañías indígenas) en la historia de la nación”.

El objetivo: mejorar sus condiciones de vida, algo que varios siglos después sigue siendo una cuestión pendiente.

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