¿Cómo funcionan las elecciones presidenciales en Estados Unidos?
Las elecciones presidenciales en EE.UU. no se definen por el voto popular, que es el que emite cada ciudadano. El sistema involucra a electores y al Colegio Electoral. Esto es lo que debes saber.
Comprender cómo funcionan las elecciones presidenciales en Estados Unidos, y por qué el conteo de votos es diferente, puede parecer un acertijo lleno de términos complejos. La principal razón es que, a diferencia de la mayoría de países, al ganador de la contienda no lo define el voto popular, que es el que emite cada ciudadano el día de las elecciones o en la votación anticipada. Y al tablero de decisión entran figuras clave como los electores y el Colegio Electoral. Así que para que no pierdas pista de lo que sucederá a partir de este martes 5 de noviembre, día de las elecciones, te dejamos la explicación del proceso.
El voto popular es diferente al voto electoral
Sí, esto parece un trabalenguas. Pero ahí está la base de lo que hay que comprender sobre el sistema en las elecciones de Estados Unidos. El voto popular es el de los ciudadanos, es decir, el de cada persona autorizada para votar.
En contraste, el voto electoral queda en manos de los llamados “electores” –valga la redundancia–, que son elegidos en cada estado por el voto popular. De manera que, cuando los ciudadanos acuden a las urnas, votan por los candidatos a presidente y vicepresidente, pero su decisión la va a “representar” –por así decirlo– un elector en su estado que está vinculado a esos candidatos.
En términos sencillos, es algo así como un voto indirecto. Cuando un ciudadano vota, así marque a los candidatos a la presidencia y vicepresidencia, lo que está eligiendo es a los electores que replicarán su decisión más adelante… si ganan la mayoría en su estado.
Ahora bien, aquí se empieza a complicar el escenario, pues los estados no tienen la misma cantidad de electores. Por eso hay unos que son más determinantes que otros en el conteo del voto electoral a nivel nacional.
A cada estado se le asigna un número de electores igual a la cantidad de representantes que tenga en la Cámara más dos senadores. Y esto varía dependiendo de la población de cada estado: más habitantes, mayor número de electores.
Para entenderlo con ejemplos: California tiene 55 electores, Texas 34, Nueva York 31, Florida 27, Pensilvania 21, pero Vermont, Delaware y Dakota del Norte tienen apenas 3 cada uno. Y aquí empieza el juego matemático: el candidato presidencial que haya obtenido la mayoría del voto popular en cada estado se lleva el total de votos electorales, sin importar que la diferencia haya sido de apenas cientos o miles de votos. Es todo o nada, básicamente. Las únicas excepciones son Maine y Nebraska que asignan a sus electores con un sistema proporcional.
El número mágico: 270
En total, Estados Unidos estableció 538 electores para todo su territorio desde 1964. Esto es importante porque los candidatos presidenciales necesitan al menos 270 votos electorales (que equivale exactamente a la mitad más uno) para ganar la Casa Blanca.
Este sistema de votación indirecta ha desatado fuertes críticas en varias elecciones presidenciales, pues se ha dado el caso de que un candidato gana el voto popular pero no la presidencia, porque su rival le saca una mínima ventaja en ciertos estados y entonces se lleva el total de los votos electorales.
Así ocurrió en 2016 con Hillary Clinton, quien obtuvo la mayoría de los votos de los ciudadanos a nivel nacional, pero su rival Donald Trump se impuso en el voto electoral. Otro caso recordado es el de George W. Bush y Al Gore en el 2000: esa elección estuvo tan reñida que la victoria de Bush se declaró por 537 votos, después de un recuento accidentado en Florida, una decisión de la Corte Suprema y 36 días. El alto tribunal falló a favor de Bush y Al Gore concedió la victoria, no sin antes manifestar su desacuerdo con la decisión.
¿Y si ningún candidato logra los 270 votos? Entonces la decisión pasa a manos del Congreso.
En este caso, la Cámara de Representantes elige al ganador de la presidencia entre los tres candidatos principales que tengan más votos electorales. Por su parte, el Senado elige al vicepresidente entre los dos candidatos principales restantes. Esto sucedió dos veces; en 1800, cuando la Cámara de Representantes intervino para elegir a Thomas Jefferson, y en 1824 con la elección de John Quincy Adams como presidente.
¿Qué es el Colegio Electoral? Un proceso, no un lugar
Por su nombre, no es complicado imaginar que el Colegio Electoral es un lugar o una institución. Sin embargo, se trata en realidad del proceso para elegir al presidente en Estados Unidos. ¿Quién lo compone? Exacto, los 538 electores de todos los estados. Una vez contado el voto popular y asignado el voto electoral, es posible saber quién ganó las elecciones si hay un candidato con al menos 270 votos electorales. Pero para hacerlo oficial (sí, es una formalidad), los electores se reúnen en sus estados a mediados de diciembre y dan su voto.
¿Qué pasa si un elector no vota por el candidato que ganó el voto popular en su estado? Si bien la Constitución no determina que esta deba ser la regla, algunos estados exigen que los electores cumplan con el mandato ciudadano. Si un elector vota por otra persona, puede ser multado, descalificado y reemplazado por un elector sustituto, o incluso podría ser procesado por su estado.
Entonces, el Colegio Electoral se compone de tres etapas: la selección de los electores por voto popular, la reunión de los electores en la capital de su estado para votar por el presidente y vicepresidente a mediados de diciembre y el conteo de todos los votos electorales en el Congreso de Estados Unidos el 6 de enero del siguiente año. En este último paso, el vicepresidente en ejercicio cuenta en voz alta los votos y se certifica la elección en todas sus instancias. De hecho, este era el proceso que se estaba llevando a cabo en el Capitolio el 6 de enero de 2020 cuando manifestantes irrumpieron en el lugar y causaron disturbios.
Justamente, después de esa irrupción que buscaba evitar la certificación de la victoria de Joe Biden sobre Donald Trump, el Congreso actualizó la Ley de Conteo Electoral para, entre otras cosas, establecer el 11 de diciembre como la fecha en la que el gobernador de cada estado debe certificar los resultados de las elecciones y presentar su lista de electores. Cualquier impugnación legal debe completarse antes del 16 de diciembre, porque esos miembros del Colegio Electoral votarán al día siguiente.
Finalmente, el 20 de enero el nuevo presidente se posesiona.