El grave impacto de los seguros médicos privados para los latinos de EE.UU.
Estados Unidos no tiene cobertura médica universal. Casi la mitad de la comunidad latina de este país no dispone de seguro de salud debido a sus altos costos y a la precariedad laboral.
Tras más de siete años en Estados Unidos, Elisabel Sanjuanelo decidió dar de baja su seguro médico de salud. Aunque su llegada desde Venezuela no fue fácil, tanto ella como su marido consiguieron regularizar su situación migratoria y obtener un puesto de trabajo.
Pronto empezaron a valorar la conveniencia de contratar un seguro sanitario privado, ya que la empresa del sector de la construcción para la que trabajaba Roberto, su marido, no le ofreció cobertura sanitaria con el contrato laboral.
Entonces Roberto sufrió su primer accidente de trabajo, la incisión de un clavo en la pierna, lo que les puso en alerta al verse obligados a pagar 2.000 dólares por la cura. Ello les llevó a contratar un seguro privado familiar de 350 dólares mensuales, que decidieron aprovechar para hacerse una revisión general. Sin embargo, la cita con el doctor de atención primaria les supuso tener que abonar 200 dólares extras de copago y otros 200 dólares por los análisis de sangre.
“Al tercer año, la cuota mensual subió a 450 dólares y al quinto, a 1.000, en ese momento decidimos dejar el seguro médico y arriesgarnos ‘a vivir en el alambre’”, relata Elisabel en diálogo con TRT Español. “Somos conscientes de que vivir así es un peligro pero ese dinero supone muchísimo para nuestra economía así que estamos apostando por el pago en caso de necesidad puntual”, añade.
La última visita a la nueva clínica de Alexandria, en Virginia, a la que ahora acuden, es más económica que la media. Sin embargo, debieron pagar 400 dólares por unos análisis de sangre y un electrocardiograma realizados a su marido, y 300 dólares por la retirada de un dispositivo anticonceptivo para ella, lo que consideran un precio “razonable”. Aun así viven “con el miedo de tener que afrontar una emergencia médica que requiera ingreso hospitalario o una operación quirúrgica”.
“Es un problema porque con mis ingresos no soy elegible para el programa público Medicaid del Gobierno, pero un seguro privado no es asumible para nuestra economía. Una situación en la que están la mitad de nannies (niñeras) con las que coincido en el parque habitualmente”, dice Elisabel.
Un sistema opaco y diverso
Otras dificultades, como el idioma o una renta económica más débil, dan lugar a que el acceso a la atención médica privada entre los latinos sea más reducido que el de otros grupos de población del país norteamericano, según un informe del Centro de Investigación Pew.
Las consecuencias de la falta de seguro de salud privado son graves y van desde la quiebra económica en caso de enfermedad grave, hasta la detección tardía de enfermedades que habrían sido subsanables con una atención temprana.
Y es que “el sistema privado funciona muy bien para la gente que tenga acceso al mismo. Un gran problema que tenemos en este país es que tener seguro sanitario no es lo mismo que tener acceso al sistema sanitario”, explica Andrew Blakely, cirujano oncológico del Instituto Nacional de Salud (NIH) estadounidense, que habla con TRT Español a título particular y no como representante del NIH ni del Instituto Nacional del Cáncer (NCI).
El sistema de seguros privados es diverso. Según Blakely, “hay seguros básicos que no cubren casi nada, pero cumplen la norma de no tener que desembolsar un copago. Por otro lado, hay gente con buen seguro que sin embargo tiene que pagar bastante por ir al servicio de urgencias o por una cirugía”.
Otra característica es que dicho sistema es opaco. “Es muy difícil saber de forma previa y exacta cuánto cuesta un procedimiento o admisión antes de llevarlo a cabo. Solamente se tiene conocimiento de ello al final del proceso, cuando llegan las facturas del hospital, del cirujano, y del anestesista”, detalla el cirujano.
Sin embargo, y como parte positiva, la gran ventaja del sistema sanitario estadounidense es “lo avanzado y actualizado que es. Aquí una persona (con acceso adecuado) puede recibir un cuidado extraordinario con medicamentos e intervenciones no disponibles en otros países”.
“Puede ser un sistema difícil de navegar para los pacientes latinos. Aunque haya traductores de español, creo que muchos pacientes no se sienten entendidos por los médicos, por sus valores, su cultura y los estereotipos sobre la gente latina. Los médicos aquí suelen ser menos cálidos que en otros países, y eso limita las interacciones entre paciente y médico, y desincentiva las preguntas de los pacientes”, añade el doctor Blakely.
Situación complicada para los migrantes latinos
En estos momentos, y según datos de la Oficina del Censo de EE.UU., la población latina es el grupo minoritario más numeroso y de más rápido crecimiento en el país, constituyendo aproximadamente el 19% de la población total del país.
De ese grupo, los migrantes en situación irregular (unos diez millones de personas) no pueden optar por los seguros de salud públicos ni privados con amplia cobertura, aunque sí pueden acceder a ciertos cuidados a través del programa MadicAid de Emergencia, financiado por cada uno de los estados del país.
A pesar de estas opciones, la mitad de la población migrante latina no tiene ningún tipo de seguro médico, una situación peor que en otras comunidades, según una encuesta de KFF-Los Angeles Times. Enfermedades cardíacas, cáncer, accidentes, diabetes y obesidad son algunas de las principales causas de enfermedad y mortalidad entre los hispanos, en base a los datos aportados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades del gobierno de Estados Unidos (CDC).
Washington DC, la capital del país, es un reflejo de la situación. Como señala un reciente informe, “a pesar de su creciente presencia, los latinos sólo representan el 11,5% de la población total en el Distrito de Columbia; sin embargo, se ven desproporcionadamente afectados por los malos resultados en materia de salud y las desigualdades sociales”.
Este estudio publicado por La Clínica del Pueblo, institución dedicada desde 1938 a atender las necesidades de salud de los migrantes hispanos, recoge además que “los latinos que residen en dicho distrito tienen más del doble de probabilidades de ser diagnosticados con VIH, más probabilidades de sufrir diabetes, y tienen tasas de obesidad más altas que sus contrapartes blancos. También reportan un mayor número de problemas de salud mental en comparación con otros grupos raciales y étnicos”.