Trump quiere cambiar el nombre del Golfo de México: ¿por qué se llama así?
Renombrar el Golfo de México a "Golfo de Estados Unidos" es la más reciente propuesta de Trump, quien insiste en una agenda expansionista poco antes de regresar a la Casa Blanca.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, anunció su intención de cambiar el nombre del Golfo de México por "Golfo de Estados Unidos" mientras se prepara para asumir el cargo a finales de este mes. Pero el nombre de esta región tiene una historia que se remonta a la época colonial y, por supuesto, es anterior a la existencia de Estados Unidos.
"Vamos a renombrar el Golfo de México como Golfo de Estados Unidos. Suena hermoso", declaró Trump a los periodistas el martes.
"Qué bonito nombre, y es lo que corresponde. México tiene que dejar de permitir que millones de personas crucen hacia nuestro país", agregó reiterando su insistente crítica hacia la migración irregular en la frontera sur de EE.UU.
La congresista republicana Marjorie Taylor Greene aseguró que el proyecto de ley será presentado lo antes posible, con el objetivo de oficializar el cambio de nombre.
¿De dónde viene el nombre del Golfo de México?
El Golfo de México es una vasta región marítima que forma parte del océano Atlántico, y lo rodean México, Estados Unidos, Cuba y las Bahamas.
En México, baña las costas de los estados de Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Campeche y Yucatán, mientras que en Estados Unidos llega a Texas, Luisiana, Alabama, Misisipi y Florida. Su ubicación estratégica ha llevado a acuerdos bilaterales entre México y Estados Unidos para definir los límites marítimos y regular las actividades económicas y de navegación.
Ahora bien, si los dos países tienen territorio en este golfo, ¿por qué lleva a México en el nombre? En términos históricos, el Golfo de México formó parte del Virreinato de la Nueva España durante la colonización española, desde el siglo XV hasta el XVIII.
Mapa Marítimo del Golfo de México e Islas de la América. / Fuente: Biblioteca Real Academia de la Historia.
El dominio español abarcaba gran parte de lo que hoy son México y Estados Unidos, incluyendo regiones como Florida, Nuevo México, California y partes de Nevada. Los mapas de la época muestran cómo esta extensa zona fue clave para el comercio y las rutas de navegación del imperio español, subrayando su importancia económica y estratégica.
Sin embargo, el nombre del Golfo de México no se utilizó formalmente hasta principios de la década de 1540. Antes de eso, era considerado por los colonizadores parte del océano Atlántico o el “Mar del Norte”, de acuerdo a la Asociación Histórica del Estado de Texas (TSHA).
El nombre español más utilizado fue “Seno Mexicano”, donde “seno” hace referencia a “golfo” o “bahía”. Sin embargo, también se le llamaba, en función del mapa o la fuente, “Golfo de Nueva España” o “Golfo de México”, que acabó perdurando hasta nuestros días. No obstante, se desconoce cómo le llamaban las comunidades indígenas que habitaban la zona antes de la llegada de los españoles.
¿Por qué es tan importante?
El Golfo de México es crucial por su valor económico, al ser un centro clave para la pesca y el comercio marítimo. Con una superficie de más de 1,5 millones de kilómetros cuadrados, las pesquerías tienen acceso a más de 300 especies, alcanzando producciones que rondan el millón de toneladas anuales, según el Sistema de Información y Análisis Marino Costero (SIMAR) del Gobierno de México. Además, alberga un importante yacimiento de petróleo y gas natural, como descubrieron empresas petroleras de Italia y España.
A nivel geográfico, conecta el océano Atlántico con América del Norte y el Caribe, lo que lo convierte en un punto estratégico de comercio y rutas marítimas.
Una de sus características más destacadas es su influencia en los patrones climáticos globales, ya que participa en el ciclo termohalino, que regula el clima al transportar calor desde los trópicos al Atlántico Norte. Esto no solo impacta las regiones cercanas, sino también áreas más distantes, siendo clave para entender los efectos del cambio climático en los ecosistemas marinos.
Además, el golfo alberga ecosistemas únicos, como arrecifes de coral y manglares, que no solo son hogar de especies protegidas, sino que también contribuyen a la regulación climática.
Trump insiste en expandir Estados Unidos
Renombrar el Golfo de México es solo una de las varias propuestas que el futuro presidente ha planteado para su mandato. Obtener el control del canal de Panamá, querer comprar Groenlandia, o anexar a Canadá como un nuevo estado de EE.UU. son ejemplos de cómo Trump plantea un enfoque expansionista en su política exterior.
Recientemente, Trump no descartó el uso de la fuerza militar para tomar control del canal de Panamá y Groenlandia. Durante una conferencia de prensa, afirmó: "No puedo asegurar nada sobre Panamá ni Groenlandia, pero puedo decir que los necesitamos para la seguridad económica", sugiriendo que Estados Unidos debe tener control sobre estas áreas clave. También amenazó con imponer tarifas comerciales altas a Dinamarca para forzar la venta de Groenlandia, argumentando que la isla es crucial para la seguridad nacional de Estados Unidos y el “mundo libre”.
Las autoridades mexicanas y panameñas no comentaron de inmediato sobre las declaraciones de Trump. Sin embargo, el presidente panameño, José Raúl Mulino, ha rechazado previamente la idea de devolver el control del canal de Panamá a Estados Unidos, que lo administró hasta 1999.
Por otro lado, aunque descartó el uso de la fuerza militar para hacer que Canadá se convierta en el estado número 51, Trump planteó utilizar "fuerza económica" para lograr este objetivo. Aseguró que Estados Unidos gasta miles de millones de dólares para proteger a Canadá y que eliminar la línea fronteriza artificial beneficiaría tanto a la seguridad nacional como a la economía.
Estas propuestas, que incluyen el cambio de nombre del Golfo de México, son parte de un enfoque más amplio que Trump ha utilizado para reforzar la posición global de Estados Unidos y redibujar sus relaciones internacionales. A medida que se acercan su toma de posesión y las decisiones clave que marcarán su presidencia, el mundo sigue observando cómo su política exterior y sus posturas unilaterales impactarán la geopolítica mundial.