¿Qué esperar de la economía mundial tras las elecciones de Estados Unidos?

Todo indica que las elecciones presidenciales en Estados Unidos van a abrir una nueva etapa en la economía mundial, aunque parecería que se caracterizará por una mayor perturbación y peor rendimiento.

Cuando acabe este 2024 se habrán celebrado 76 elecciones generales en todo el mundo. Sin embargo, parece obvio que la de mayor trascendencia para la economía internacional será la presidencial de Estados Unidos. Foto: Getty Images
Getty Images

Cuando acabe este 2024 se habrán celebrado 76 elecciones generales en todo el mundo. Sin embargo, parece obvio que la de mayor trascendencia para la economía internacional será la presidencial de Estados Unidos. Foto: Getty Images

Las propuestas económicas de Kamala Harris y Donald Trump, candidatos presidenciales en Estados Unidos, así como las de los grupos que los apoyan para gobernar, no permiten ser optimistas sobre el efecto que tendrán las próximas elecciones del 5 de noviembre sobre la economía internacional.

Cuando acabe este 2024 se habrán celebrado 76 elecciones generales en todo el mundo. Sin embargo, parece obvio que la de mayor trascendencia para la economía internacional será la presidencial de Estados Unidos.

Máxima incertidumbre

Es muy difícil hacer una previsión concreta sobre las consecuencias de esta elección para la economía mundial. Primero porque dependerá, lógicamente, de quién gane, pues Harris y Trump llevan propuestas bastante diferentes en sus programas económicos. Segundo porque la posibilidad de aplicar con integridad cada una de ellas dependerá de la ventaja obtenida y del control que sus respectivos partidos obtengan sobre el Congreso y el Senado, algo completamente impredecible.

De hecho, no se puede descartar que se produzca un empate técnico o una victoria tan estrecha de uno de los candidatos que obligue a tomar decisiones arbitrales. Las cuales llevarían no sólo un retraso importante y muy problemático, sino quizá a conflictos civiles postelectorales de consecuencias, ahora mismo, incluso difíciles de imaginar.

Leer más
Leer más

Trump y Harris luchan por el voto latino en recta final de las elecciones

La situación es, pues, de máxima incertidumbre y es bien sabido que esto constituye un factor de peligro y deterioro económico. Mucho más si, como acabo de decir, se prolonga a causa de un resultado impreciso o puesto en cuestión.

En todo caso, para tratar de intuir el efecto sobre la economía mundial de una victoria de Trump o de Harris hay que ir por partes.

Trump: proteccionismo que puede volverse contra Estados Unidos

Si Donald Trump gana las elecciones, el efecto seguro será un potente refuerzo del proteccionismo comercial estadounidense, pues su propuesta electoral es aumentar los aranceles entre un 10% y un 12% con carácter general y un 60% para las importaciones procedentes de China.

Incluso si, en últimas, los aranceles aplicados fueran más reducidos, lo que se puede establecer de antemano es que de entrada harán daño a un buen número de economías asiáticas de base exportadora, también a otras europeas y a la economía global.

En general, se resentiría el comercio internacional, pero quizá no en el sentido que muchos informes apuntan y, desde luego, no en completo favor de Estados Unidos.

Su propia economía resultaría afectada, disminuiría el crecimiento y posiblemente sufriría la presión alcista de precios que obligará a movimientos de tasas de interés que, seguramente, generarían tensión entre la Casa Blanca y la Reserva Federal, pues frenarían aún más la actividad.

Alternativamente, lo más seguro sería que una renovada estrategia proteccionista de Estados Unidos obligara a cada vez más países a unirse y reforzar los procesos de desdolarización. También que acelerara la creación de nuevos espacios y relaciones de comercio alternativos.

Y, aunque China se viera lógicamente afectada por esa estrategia de Trump, no me parece realista creer que lo fueran en la medida tan exagerada que vaticinan algunos análisis: ¿no es muy ingenuo pensar que sus autoridades no hayan preparado a su economía desde hace tiempo para enfrentarse a un escenario del comercial internacional como el que se anuncia? A mi juicio, más bien pudiera ocurrir que la amenaza trumpista se convierta en el incentivo más potente que pudiera tener la economía china para acelerar su autonomía estratégica, ampliar y diversificar mercados, y consolidar lazos con otros socios comerciales.

Kamala Harris: menos Biden y con menos munición

Una eventual victoria de Harris llevaría a reforzar en mayor medida la demanda interna (el consumo, la inversión y el gasto público) como motor de la economía de Estados Unidos. Es lo que ocurrió bajo la presidencia de Biden, a quien hay que reconocer que lo hizo con bastante éxito, evitando una recesión, poniendo ciertos frenos al gran capital, reforzando a los sindicatos y preocupándose, en mayor medida que sus antecesores, por la redistribución del ingreso.

Sin embargo, ha sido la propia Kamala Harris quien se ha desmarcado ya de las medidas más avanzadas de su propio mandato como vicepresidenta. No sólo por la presión de los grupos que financian su campaña de última hora. También, y esto es muy importante, porque el aumento incesante de la deuda obligará a poner más límites, de los que ya soportó Biden, a la expansión del gasto en Estados Unidos. Sobre todo, como es lo más probable, si el Partido Demócrata no dispone de mayorías suficientes en las dos cámaras.

El efecto de esa estrategia sobre la economía de Estados Unidos es relativamente fácil de predecir: un menor impulso al crecimiento. Por tanto, lo más realista es pensar que la fuerza de la economía estadounidense, como fuente de alimentación del comercio y la economía internacionales, no aumentaría si gana Harris. Lo más probable es que disminuya, aunque quizá no tanto como en el caso de una victoria de Trump.

Por otro lado, en ambos casos se puede tener plena seguridad sobre algo quizá aún más decisivo. Las fuentes de ingresos que reciben para sus respectivas campañas electorales permiten aventurar con bastante certeza que Estados Unidos seguirá siendo el centro de financiarización de la economía internacional, generando y trasladando volatilidad e inseguridad a los mercados financieros y, por tanto, a la economía productiva de todo el planeta.

En contraste es posible que haya diferencias notables en cuanto a la lucha contra el cambio climático, para la cual Estados Unidos debería ser un pilar fundamental. Parece claro que una victoria de Trump incluso podría suponer un paso hacia atrás muy peligroso, no sólo en su propio país sino en todo el planeta, dada la naturaleza sistémica y global de este problema.

Auge del militarismo

Aunque debido a causas diversas, creo que se puede establecer que, gane quien gane las próximas elecciones en Estados Unidos, se derivará un incremento del gasto en defensa, del militarismo y del riesgo de guerras consiguiente. Lo que inevitablemente hará que empeore el desenvolvimiento general de la economía internacional.

La apuesta militarista de Harris se deduce no sólo de lo ocurrido durante su mandato como vicepresidenta. También de sus declaraciones durante toda la campaña electoral. Lo más probable es que Harris no se separe ni un milímetro de la estrategia de seguridad formulada por los grandes centros de diseño estratégico de Estados Unidos, y defendida a capa y espada por Biden durante su mandato. Me refiero a sentir que China representa un riesgo existencial y que cada minuto que pase sin enfrentarlo directamente juega en su contra.

Por eso creo que la tónica de una posible presidencia de Harris será la de seguir aumentando el presupuesto de defensa, exigir mayores compromisos militares a sus socios de la OTAN y la apertura de nuevos frentes bélicos que contribuyan a debilitar la posición geoestratégica de China o de sus posibles aliados.

Y algo parecido ocurriría en caso de una victoria de Tump, aunque por una razón diferente.

Cabe la posibilidad de que este quisiera depender en menor medida –como tantas veces ha anunciado– del paraguas colectivo de la OTAN. Pero eso produciría un semejante incremento del militarismo y de contaminación al conjunto de las economías. Especialmente en las europeas, pues tendrían que elevar mucho más cuantiosamente su gasto militar.

El efecto de cualquiera de estas dos posibilidades será que habrá muchas más dificultades para financiar políticas de bienestar y estabilidad, menos empleo global y más obstáculos para el desarrollo de la actividad en la economía productiva y civil.

Malos tiempos

Todos estos elementos me llevan a pensar, parafraseando la copla popular, que ni con Harris ni con Trump tienen los males del mundo remedio. Ninguno de los dos ha hecho propuestas que apuesten con determinación el hacerles frente a los grandes males de la economía mundial. Ambos hacen apuestas militaristas, de proteccionismo comercial o, en ambos casos, de financiarización y unilateralidad en el planteamiento de los asuntos internacionales que van a impedir que la economía mundial mejore gracias al antiguamente llamado "dividendo de la paz" o al de la cooperación entre países de diferentes regímenes políticos y económicos. No hay nada más nocivo y peligroso que la resistencia de un imperio para evitar a cualquier costo su inevitable decadencia.

Route 6