Así evitan tribus palestinas los saqueos a la ayuda humanitaria en Gaza
Líderes palestinos acusan a Israel de facilitar el robo de los escasos alimentos y medicinas que logran entrar en Gaza, pues consideran la protección de la ayuda humanitaria como un deber sagrado
Un grupo de jóvenes palestinos pertenecientes a tribus locales se reúne a un kilómetro de distancia del cruce de Kissufim, controlado por el Ejército de Israel.
Ubicados en la zona de amortiguación entre Jan Yunis y Deir al Balah, en el sur de Gaza, la misión de estos hombres es clara: proteger de saqueos a los camiones de ayuda humanitaria que entran en el enclave.
Estos hombres –cuyas casas, granjas y propiedades han sido destruidas por las repetidas incursiones israelíes– ahora patrullan los dos lados de un camino de tierra. Armados con palos y porras, y en algunos casos con armas de fuego pequeñas, vigilan que en la zona no haya ladrones ni otras personas interesadas en apoderarse de la ayuda.
“Esta es una misión nacional, humanitaria y religiosa", declaró Awda Abu Khamash, autoproclamado coordinador de una iniciativa tribal de base que se dedica a proteger la ayuda humanitaria. Dirigiéndose a un grupo de jóvenes voluntarios durante una misión el mes pasado, dijo: “Nuestra tarea es asegurar que estos envíos lleguen a sus destinos sin ningún daño”.
Robos a la ayuda humanitaria
Para muchos, la misión se ha tornado sagrada, especialmente después de que a mediados de noviembre sujetos enmascarados asaltaron un convoy de casi 100 camiones de ayuda de la ONU. Los agresores utilizaron armas y dejaron a varias personas heridas en uno de los peores robos de ayuda durante la ofensiva israelí contra Gaza.
En Gaza, asolada por la hambruna, estas pandillas de hombres armados se han convertido en la principal barrera para la distribución de ayuda humanitaria. Saquean los camiones que entran a Gaza, y operan abiertamente en una zona fronteriza restringida, a pesar de la presencia del Ejército de Israel. Los comerciantes ricos compran luego la ayuda robada en el mercado negro para después venderla a precios exorbitantes a palestinos en situación de hambruna.
Palestinos en Gaza hacen fila para recibir raciones de alimentos para sus familias. / Foto: Reuters
La situación es tan grave que, el 1 de diciembre, la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) detuvo la entrega de ayuda en el cruce Karem Abu Salem, entre Israel y Gaza. En ese momento denunció que era “imposible” suministrar la ayuda de manera segura.
Ahora que la ayuda internacional ha comenzado a entrar lentamente en Gaza a través de Kissufim, las familias locales –incluyendo miembros de las tribus Abu Hudhaf, Abu Khamash y Samiri– unieron su fuerzas hace ya más de un mes con el propósito de proteger los suministros humanitarios.
En una serie de declaraciones, se comprometieron a proteger la ayuda humanitaria, a movilizar voluntarios y a emitir severas advertencias a los posibles ladrones para repeler los saqueos, incluso si se requiere el uso de armas de fuego.
La coalición informal ha señalado que los esfuerzos colectivos para proteger los cargamentos son “un deber nacional” ante la crisis de hambruna que azota al enclave.
“Nuestro éxito yace en la reputación de estas tribus”, dijo Abu Khamash a TRT World. “Solo su presencia disuade a muchas personas del intento de robar.”
“Esta es nuestra manera de evitar que los jóvenes fueran arrastrados a actividades criminales,” dijo el líder, un expolicía que se jubiló anticipadamente bajo el gobierno de la Autoridad Palestina. “Los alentamos a proteger a su comunidad en lugar de asediarla”, añadió.
Protegiendo la harina y las medicinas
La iniciativa ha logrado reunir a más de 100 voluntarios. La mayoría no recibe ninguna compensación. Unos cuantos son convocados por agencias humanitarias y tienen un subsidio mínimo, que a duras penas cubre el costo del transporte y de las pocas balas que disparan ocasionalmente a modo de advertencia para disuadir a posibles atacantes.
Un camión transporta ayuda humanitaria para Gaza en el cruce Kerem Abu Salem. / Foto: Reuters/Amir Cohen.
“Cada misión tiene su riesgo”, dice Abu Khamash, refiriéndose tanto a las pandillas armadas como a las fuerzas israelíes, que anteriormente han atacado a voluntarios en Rafah y otros lugares.
Los voluntarios, que al principio viajaban sobre los camiones de ayudar a protegerlos, ahora prefieren escoltar los convoyes en automóviles para mayor seguridad. En el último mes, la iniciativa ha logrado tres entregas exitosas, sin que se haya reportado ningún robo.
Sin embargo, Abu Khamash sigue preocupado sobre la sostenibilidad de la misión, dado el estado urgente económico de muchos de los voluntarios.
“Suelen gastar de sus propios bolsillos” para pagar gasolina, bastones y balas, señaló. “Lo que reciben apenas cubre los costos, y aún así siguen”.
En esa línea, subrayó la inmensa necesidad de ayuda y la importancia de impedir que los suministros vitales caigan en las manos equivocadas. "No podemos hacerlo solos. Esta misión requiere el apoyo de todos: tribus, la sociedad civil, los grupos de jóvenes e incluso facciones políticas", insistió.
El papel de Israel
Un voluntario que anteriormente participó en la protección de convoyes en Rafah acusó a las fuerzas israelíes de permitir los robos indirectamente.
Varios miembros de tribus palestinas se reúnen para proteger la ayuda humanitaria que entra a Gaza. / Foto: Mohamed Soleimane
Algunos miembros de estas organizaciones afirman que las fuerzas israelíes están permitiendo que hombres armados de Rafah saqueen los convoyes de ayuda que entran en Gaza y que exigen pagos de protección.
“El Ejército facilita el acceso de las pandillas, al dirigir los camiones hacia zonas de alto riesgo y luego atacando a nuestros equipos de seguridad con disparos”, le dijo a TRT World, una fuente que pidió el anonimato.
Relatando un incidente desgarrador, describió cómo un convoy de 14 camiones de ayuda fue atacado hace unas dos semanas. "Un ladrón abrió fuego y el ejército israelí respondió disparándonos e hiriendo a tres de nuestro equipo, uno de ellos gravemente", dijo Abu Khamash.
Trece camiones fueron saqueados: sólo uno logró escapar.
"El ataque ocurrió en una zona militarizada cerca del Ejército de Israel, donde es claro que podrían haber identificado el origen de los disparos. Los voluntarios a menudo abandonan sus vehículos a kilómetros de la zona segura más cercana y caminan hacia los camiones, esquivando las balas de las pandillas y las fuerzas militares por igual", declaró la fuente. También señaló que siete miembros de su familia extendida murieron durante misiones similares.
A pesar de estos peligros, los voluntarios reciben una compensación mínima.
“Conseguimos envíos de harina gratis", explicó la fuente. “Por otros camiones de ayuda recibimos 2.500 shekels (693 dólares) por camión, y para los productos comerciales, alrededor de 1.000 dólares por camión. Estas cantidades ni siquiera cubren el costo de las balas, y mucho menos el riesgo”, añadió.
La fuente también se refirió a las acusaciones de que ciertas tribus son cómplices del robo.
“Nuestro trabajo desmiente estas afirmaciones. Estamos protegiendo la ayuda, no robándola”, dijo.
Abu Khamash También subrayó que la iniciativa tribal “sigue funcionando independientemente de cualquiera fuerza de seguridad palestina”, lo que evita enredarse en divisiones políticas. Sin embargo, la fuente pidió que alguna fuerza de seguridad oficial enfrente el creciente problema del robo organizado, al advertir que la capacidad de las tribus por sí solas puede muy pronto resultar desbordada.
Protectores tribales
Amjad al-Shawa, director de la Red Palestina de ONG, coincide con esta afirmación. Dada la naturaleza comunitaria de la sociedad palestina, el papel tribal es “central y esencial” afirma. Sin embargo, recalcó que este esfuerzo no basta por sí solo.
"La lucha contra el robo de ayuda humanitaria requiere la plena participación de todos los componentes de la sociedad palestina", dijo a TRT World. "La ocupación ha desmantelado las estructuras policiales en Gaza, incluidos el poder judicial y la policía civil, para crear un entorno que conduce a la anarquía", indicó.
El Ejército de Israel, dijo, encamina los camiones a través de rutas accesibles a los grupos armados y limita intencionalmente los suministros de ayuda para fomentar la competencia y el robo.
Pero existen alternativas potenciales para prevenir el robo, entre ellas la reapertura de cruces adicionales y el aumento del volumen de ayuda y bienes permitidos en Gaza para reducir el incentivo al saqueo, dice al-Shawa. “Si los precios disminuyen y los bienes se vuelven ampliamente disponibles, el robo de ayuda ya no valdrá la pena", afirma.
Adicionalmente, propuso desviar los camiones por caminos menos transitados por las pandillas, como los que están cerca de la frontera con Egipto o directamente adyacentes a las zonas controladas por Israel, donde se dice que los asaltos son menos frecuentes.
Al-Shawa también abogó por la restauración de la policía civil de Gaza para supervisar las entregas de ayuda en un marco aceptable para todas las posiciones políticas.
"Por ahora, los voluntarios tribales siguen siendo los defensores de primera línea del frágil sistema de suministro de ayuda de Gaza, arriesgando sus vidas para garantizar que los suministros vitales lleguen al creciente número de personas necesitadas", afirmó.
Este artículo se publica en colaboración con Egab.