El escritor palestino que se niega a guardar silencio sobre Gaza

Ahmed Abu Artema, periodista y poeta de Gaza, promotor de la Gran Marcha del Retorno en 2019, ha sufrido la agresión israelí. Tras ser herido en un ataque, perdió a sus familiares. Sigue resistiendo.

Ahmed Abu Artema nació como refugiado en 1984, décadas después de la Nakba, la catástrofe. Foto: Nadia Baalbaki.
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Ahmed Abu Artema nació como refugiado en 1984, décadas después de la Nakba, la catástrofe. Foto: Nadia Baalbaki.

El escritor palestino Ahmed Abu Artema nació como refugiado en 1984, décadas después de la Nakba, la catástrofe. Su familia había sido desplazada de Al Ramla en 1948, durante la limpieza étnica de alrededor de 800.000 palestinos expulsados de sus aldeas.

“Nunca pude visitar la aldea de mi familia, crecí escuchando siempre historias sobre mis abuelos antes de 1948,” explica.

Solo el padre de Ahmed tuvo la oportunidad de viajar, y contó que la casa de sus padres era idéntica a las fotos, pero ahora israelíes vivían ahí.

Así creció Ahmed en Rafah, en el sur de Gaza, dentro de una familia de palestinos refugiados que siempre mencionaba las “fuertes” esperanzas de retornar a la comunidad.

Era un niño intelectual, solitario y su lugar favorito era la Biblioteca Municipal Pública de Rafah, donde pasaba al menos 6 horas diarias mientras otros jugaban al fútbol. Sus secciones preferidas eran poesía, literatura e historia donde aprendió a entender el mundo y la importancia de las palabras.

“Cuando leía libros, me inspiraba y sentía que estaba conectando con otras culturas del mundo para entenderlo”, cuenta.

Allí se convirtió en admirador del dibujante Naji al Ali, activista palestino asesinado en Londres en 1987 y creador del famoso Handala, un niño que da la espalda al observador como gesto que lo convierte en testigo de los horrores de Israel.

Pero al silencio de la biblioteca lo interrumpió entonces el estruendo de la agresión israeli.

Entre los recuerdos de la infancia, Ahmed cuenta las brutalidades israelíes durante la Primera Intifada que comenzó a finales de 1987, cuando un vehículo del Ejército israelí mató a cuatro palestinos en un automóvil. Aquello desencadenó protestas que se extendieron por Cisjordania, Gaza y Jerusalén para enfrentar a la ocupación de décadas de Israel sobre Palestina.

“El Ejército entró en medio de la noche a nuestra casa y destruyeron todo lo que había”, cuenta Ahmed en exclusiva con TRT Español. “Intenté esconderme en un callejón, pero tuve que salir porque los gases me sofocaron, sentí que moriría ahogado”.

Su padre participaba de las protestas como la mayoría de los palestinos. Ese día “tuvimos mucho miedo viendo a los soldados dentro de la casa”. Muchas veces Ahmed y su familia debían vivir en otros sitios durante varios días.

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“Las masacres en Gaza, las canciones de los revolucionarios y los libros fueron influencias importantes en mi formación”, dice el escritor que busca romper el cerco mediático que enfrentan los palestinos para difundir su narrativa. Foto: Nadia Baalbaki.

Ese día “había muchos palestinos manifestándose, y los israelíes disparaban balas y gases para todos lados, aún tengo el sabor del gas lacrimógeno en mi boca”. Todos fueron forzados a abandonar sus casas.

“Es un recuerdo horrible para un pequeño, esto creó mucho miedo en los niños y en todas las familias. Todavía recuerdo el largo toque de queda que tuvimos en 1991, que duró 6 meses”, relata..

“Sólo se nos permitía salir de casa unas horas de vez en cuando para ir a comprar cosas de primera necesidad. Si salías de casa en otros momentos, los soldados podían disparar.”

Ahmed cuenta que siendo un niño vio cómo “los soldados israelíes acorralaban a la gente y destruían sus casas porque algunos de los residentes participaban en las actividades de resistencia de la Primera Intifada.”

“Las masacres en Gaza, las canciones de los revolucionarios y los libros fueron influencias importantes en mi formación”, dice el escritor que busca romper el cerco mediático que enfrentan los palestinos para difundir su narrativa.

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Cuando comenzó la Segunda Intifada en el año 2000, Ahmed tenía 17 años. El primer ministro de Israel en ese momento “Ariel Sharon fue el responsable de ordenar la destrucción de miles de casas, la mayor parte en Rafah”, rememora el palestino. Foto: Nadia Baalbaki.

Prisioneros

Cuando comenzó la Segunda Intifada en el año 2000, Ahmed tenía 17 años. El primer ministro de Israel en ese momento “Ariel Sharon fue el responsable de ordenar la destrucción de miles de casas, la mayor parte en Rafah”, rememora el palestino.

Durante una incursión, “Rachel Corrie, una chica estadounidense que vino a nuestra zona para mostrarnos su solidaridad, fue asesinada por una excavadora del ejército israelí que destruyó la casa mientras ella dormía”, cuenta Ahmed.

Los asesinatos en masa eran comunes en esos años: “Cometieron una masacre en 2004, 10 palestinos fueron masacrados durante una protesta por aviones que los bombardearon”.

Ahmed evalúa su vida y piensa: “Estamos dentro de una prisión”.

Mientras tanto estudió ingeniería en la Universidad Islámica de Gaza, pero no terminó porque se había enamorado del periodismo, carrera a la que se dedicó el resto de su vida.

“Me encantó, sentí que estaba haciendo mi hobby porque me gusta leer y también escribir, lo que me permite expresarme”, y además “a amigos y mi escuela les gustaban mis escritos”, comenta.

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Recuerdos y pesadillas: la vida a través del lente de un fotógrafo de Gaza

La primera vez que salió de Gaza fue en 2005, luego de que Israel retirara el asentamiento de Netzarim tras 38 años de colonización. La frontera con Egipto se abrió, así que Ahmed se adentró allí tres días antes de cerrarse nuevamente. En 2011 salió por segunda ocasión, cuando volvió a Egipto y luego visitó Estados Unidos para participar en conferencias relacionadas con Palestina, profundizando su rol como portavoz de su comunidad.

La gran marcha del retorno

Motivado por la frustración y la angustia ante aquella prisión Ahmed cuenta que “la idea de la libertad estuvo desde mi infancia. Sigo soñando con vivir sin fronteras”.

En Gaza hay millones de palestinos viviendo en condiciones miserables, “la mayoría de los refugiados vivimos en situaciones catastróficas, y estamos esperando volver a nuestras casas algún día”. Y además “hay miles de detenidos en las prisiones israelíes”, explica.

Como algunos organismos de derechos humanos, Ahmed lo llamó “un régimen de apartheid”.

Impulsados por otros acontecimientos en el Oriente Medio cuenta que “cientos de miles personas que participaron en las manifestaciones me inspiraron personalmente y escribí sobre ello”, dice el escritor.

En 2018, “el bloqueo israelí a Gaza estaba en su punto máximo porque moríamos lentamente. Ahí se me ocurrió escribir que, como dos tercios de nosotros somos refugiados, ¿por qué no cruzar la valla de la frontera con Israel para decir que queremos regresar a nuestro hogar?”.

Aquello fue publicado en Facebook y tuvo como respuesta la participación de miles de palestinos en la Gran Marcha del Retorno durante un año, en la que se dirigían hacia los muros de separación reclamando volver a sus tierras.

“Gritamos ‘aquí estamos, queremos libertad, justicia’ en forma pacífica, de hecho muchas mujeres, niños y ancianos participaron, además de jóvenes y varones adultos”. Aún así “los israelíes mataron a más de 200 palestinos e hirieron a miles desarmados, muchos de los 36.000 heridos fueron amputados”.

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Tras la destrucción de la casa, su familia quedó dispersa. La mayoría están en Gaza, entre ellos sus tres hermanas, pero sin comida ni electricidad. Foto: Nadia Baalbaki.

En el genocidio

Años despues, ha vivido el genocidio desde el 7 de octubre en carne propia.

Tras el comienzo de la masacre, Ahmed logró difundir la narrativa palestina al exterior con su escritura. Por eso, fue uno de los blancos más buscados por Israel como tantos otros periodistas.

Ahmed y su familia fueron víctimas de ataques aéreos. Su casa estaba ubicada en una zona residencial de Rafah, cuando un 24 de octubre le cayó una ronda de bombardeos. Incluso era una región considerada “zona segura” hacia la que se forzaba a los civiles palestinos a migrar desde el norte, donde estaban los ataques más intensos.

En aquel ataque “mataron a casi toda mi familia, seis murieron en el acto”, cuenta con angustia. “Ninguno era combatiente, entre ellos estaba mi hijo mayor de 13 años, Abdullah, a quien amo con la vida. También estaban mis dos sobrinos que eran niños”, añadió.

Ahmed sobrevivió y fue atendido en el Hospital Nasser en Jan Yunis por las quemaduras de segundo grado que sufrió.

Durante los días de hospitalización murió su hijo más pequeño de 2 años, Abboud.

Después de largos días de terapia intensiva Ahmed salió del hospital. Aún está en Gaza para reportar y resistir el genocidio donde la mayoría de las víctimas son mujeres y niños.

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“Sufrimos por más de 70 años, venimos peleando por justicia y nuestros derechos desde 1948,” concluye. Foto: Nadia Baalbaki.

Tras la destrucción de la casa, su familia quedó dispersa. La mayoría están en Gaza, entre ellos sus tres hermanas, pero sin comida ni electricidad. Su hijo Abdelrahman está a salvo con su abuela en Egipto, pero dos otros continúan heridos en Gaza.

Muchos periodistas como Motaz Azaiza debieron abandonar Gaza por su seguridad tras la masacre israeli de 166 periodistas palestinos y Ahmed ha seguido escribiendo para medios destacados resistiendo con sus palabras y permaneciendo en su tierra.

“Sufrimos por más de 70 años, venimos peleando por justicia y nuestros derechos desde 1948,” concluye.

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