¿Qué busca lograr China en Medio Oriente con el acuerdo de Hamás y Fatah?

Para algunos expertos, a China se le suele considerar como un mediador más confiable que Estados Unidos. Pero ¿logrará poner fin a una disputa de décadas y unir al frente palestino?

El ministro de Relaciones Exteriores China, Wang Yi, recibió a los líderes palestinos en Beijing el 23 de julio de 2024. Foto: AA
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El ministro de Relaciones Exteriores China, Wang Yi, recibió a los líderes palestinos en Beijing el 23 de julio de 2024. Foto: AA

Los líderes de Hamás y Fatah, las dos principales facciones políticas de Palestina, anunciaron a principios de esta semana su disposición para lograr una unidad después de décadas de disputa. La noticia, clave para Gaza, se dio a conocer durante una reunión muy publicitada en China.

Al firmar la "Declaración de Beijing", las dos partes acordaron poner fin a las divisiones políticas históricas y fortalecer la "unidad nacional" palestina.

La cumbre en Beijing también incluyó a otros 12 grupos palestinos como parte de los esfuerzos de reconciliación que lidera China, los cuales comenzaron con un encuentro inicial pero no concluyente realizado en abril en la capital china.

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Aunque persisten las dudas sobre la confiabilidad y la sostenibilidad de este acuerdo significativo, que podría llevar a que los palestinos por fin tengan un liderazgo fuerte y unido, es el papel de China como pacificador lo que ha captado la atención mundial.

“Medio Oriente es un microcosmos de lo que ofrece el nuevo orden chino”, explica a TRT World Diren Dogan, profesor visitante de relaciones internacionales en la Universidad de Oxford.

Luego de su papel en marzo de 2023 como facilitador de un acuerdo entre Irán y Arabia Saudita, dos naciones con una rivalidad de larga data, la participación de China en el intento por lograr la unidad palestina --posiblemente como precursor de una solución de dos Estados-- podría consolidar aún más su rol emergente como un mediador fiable.

Dogan explica que es significativo el acercamiento de Beijing a Medio Oriente, el cual comenzó a finales de 2022 con esfuerzos por establecer nuevas asociaciones con países como los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita.

“Su objetivo fue involucrar a los líderes regionales en lo que denominó el ‘Siglo Chino’. Sin embargo, el estallido del conflicto palestino-israelí interrumpió este proceso”, añade Dogan.

No es solo humanitario

Los expertos destacan que la participación de China en la cuestión palestina está impulsada por preocupaciones humanitarias y por consideraciones pragmáticas.

“Es el mayor socio comercial de Medio Oriente y el mayor importador de petróleo de la región… busca asociaciones en lugar de alianzas”, señala a TRT World Degang Sun, profesor y director del Centro de Estudios de Oriente Medio de la Universidad de Fudan.

Si bien la política de China en Medio Oriente buscó alguna vez el beneficio económico, dejando de lado los enredos políticos de principios del siglo XXI, Sun apunta a que el país cambió su política regional. En esa línea, ahora está listo para “proyectar no solo su fuerte poder económico sino también su poder diplomático blando”.

Estabilizar la región es algo crucial para China, en especial por sus inversiones en la Iniciativa del Cinturón y la Ruta, el proyecto de infraestructura global de 1.000 millones de dólares que une a la nación asiática con el resto del mundo a través de Medio Oriente.

La influencia continua del gigante asiático en esta zona podría llevar a más cambios en la dinámica del poder global o al menos sellar su papel como un actor importante en la región. Encontrar una solución al conflicto palestino-israelí puede ser el camino.

Una división profunda

Asegurar un liderazgo palestino unido es un paso crucial para lograr la paz y, en el mejor de los casos, poner fin a la agresión genocida de Israel contra Gaza --que ya se acerca a los 10 meses y ha matado a casi 40.000 palestinos--, así como a los 76 años de ocupación ilegal israelí.

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Sin embargo, lograr esta unidad ha sido desafiante por las profundas diferencias entre los grupos palestinos.

Fatah, la principal facción de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), ha mantenido un control parcial sobre los territorios palestinos en la Cisjordania ocupada desde que se firmaron los Acuerdos de Oslo en 1993. Hamás, una organización política con un ala de resistencia armada (las Brigadas Qassam), ha gobernado Gaza desde 2007, tras ganar las elecciones legislativas de 2006.

La OLP, dirigida por Fatah, es el único grupo al que se le ha permitido representar al pueblo palestino en las Naciones Unidas desde 1974, cuando se le concedió el estatus de observador bajo el liderazgo de Yasser Arafat. Sin embargo, algunos miembros de la ONU como Reino Unido, Estados Unidos y Canadá han tachado a Hamás de "grupo terrorista" desde hace tiempo.

La ruptura entre Hamás y Fatah data de antes las elecciones, lo que dio lugar a un conflicto armado en 2006, y tiene su raíz principalmente en diferencias políticas e ideológicas.

A lo largo de los años, ambas facciones han buscado con frecuencia reconciliarse y unificar su lucha contra la ocupación israelí. Pero a pesar de las reuniones mediadas por varios jefes de Estado desde 2006 en ciudades como Estambul, Moscú, La Meca, El Cairo, Beirut y Doha, estos esfuerzos han fracasado consistentemente.

La reunión celebrada en Beijing a principios de abril marcó un nuevo intento de unidad, que algunos consideran potencialmente más esperanzador que los esfuerzos anteriores, Y esto se debe a que a China se le ve como un mediador “más fiable y neutral, menos partidista” que Estados Unidos o Europa, según Richard Falk, profesor emérito de derecho internacional en la Universidad de Princeton.

Falk, exrelator de la ONU sobre los Derechos Humanos en la Palestina Ocupada, dijo a TRT World que la posición de apoyo de China a la condición de Estado de Palestina crea incentivos más fuertes para un enfoque cooperativo. “Induce a ambas partes a ser más respetuosas con la Declaración de Beijing que establece los términos del acuerdo alcanzado”, añadió.

¿Decadencia de Estados Unidos, ascenso de China?

El acuerdo logrado en Beijing señala que se establecerá un marco de liderazgo unificado temporal, con sede en Ramallah, en el próximo mandato.

Esto ayudará a que el proceso de negociación entre Israel y Palestina deje de estar predominantemente bajo el control de Estados Unidos, destaca Dogan.

Muchos creen que el Gobierno de EE.UU. ha perdido credibilidad debido a su inquebrantable apoyo a Israel y su incapacidad para influir en el fin de la sangrienta ofensiva desde el 7 de octubre. Pero su imagen en declive se remonta incluso a la Guerra del Golfo de los años de 1990, dice el experto regional Dogan.

China ha capitalizado la caída de la imagen de EE.UU. para criticar públicamente al país, pues su fracaso a la hora de encontrar una solución viable al persistente conflicto palestino israelí es una continuación de este declive.

La influencia de China ahora es aún más significativa: "Si Palestina puede establecer su propia unidad e integridad y reparar las divisiones internas, puede valerse por sí misma, incluso si Estados Unidos sigue apoyando a Israel", destaca Dogan a TRT World.

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