Es diseñador, lucha contra prejuicios y lleva la causa palestina a la moda

Mientras en Berlín la keffiyeh está prohibida en escuelas y quienes la llevan en Francia enfrentan multas y arrestos, el diseñador Bekkaoui busca recuperar el mensaje profundo de la prenda palestina.

El diseñador Aziz Bekkaoui transforma el keffiyeh (bufanda tradicional palestina) y la bandera palestina en piezas de alta costura con un propósito. Foto: Raymond van Zessen
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El diseñador Aziz Bekkaoui transforma el keffiyeh (bufanda tradicional palestina) y la bandera palestina en piezas de alta costura con un propósito. Foto: Raymond van Zessen

Desde niño, Aziz Bekkaoui, uno de los primeros grandes diseñadores que llevó la solidaridad con Palestina a las pasarelas, tuvo claro que amplificar la voz del pueblo palestino era una prioridad. Sin embargo, recién en 2014, con su colección para el Día Mundial del Keffiyeh, pudo plasmar este mensaje a través de la moda.

Bekkaoui transforma el keffiyeh (bufanda tradicional palestina) y la bandera palestina en piezas de alta costura con un propósito. Su colección incluye diseños como un casco y una mochila keffiyeh, y una manta palestina.

"Al integrar el estampado del keffiyeh y la bandera palestina en piezas atemporales y elaboradas con gran detalle, la colección busca honrar el patrimonio palestino", explicó Aziz a TRT Español. “Y, de ese modo, darle una relevancia duradera y moderna”.

A través de la fundación Maison Palestine, parte de los beneficios de la colección de Bekkaoui se destinan a proyectos de apoyo a periodistas, activistas, artistas y líderes de opinión que trabajan para generar conciencia sobre la causa palestina.

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El día en que el arte más tradicional de Buenos Aires homenajeó a Palestina

Nacido en Berkane, Marruecos, Aziz emigró con su familia a los Países Bajos. Tenía seis años. Gracias a sus padres, desde pequeño, tomó conciencia de la lucha del pueblo palestino. "Me criaron con una visión clara sobre los derechos humanos y otros temas que, para un niño, eran difíciles de entender", recuerda.

Su conexión con Palestina, asegura, siempre ha estado ahí. No solo por el genocidio actual, sino por los 77 años de ocupación que el pueblo palestino sigue soportando.

Aunque en un principio su interés se inclinaba hacia la arquitectura y las artes visuales —pasaba horas creando en casa—, su camino lo llevó finalmente al diseño de moda en la Universidad de las Artes ArtEZ en Arnhem, Países Bajos, donde exploró múltiples disciplinas creativas.

Cuando la moda trasciende la pasarela

Hoy Aziz es uno de los diseñadores más reconocidos de Países Bajos, y ve la moda como "algo más que estética".

"Seamos sinceros”, reconoce. “La moda no salva vidas. Pero puede hacer que la gente reflexione, genere conciencia e incluso las motive a actuar".

A lo largo de la historia, la moda ha sido una herramienta clave para movimientos antiguerra. En la década de 1960, el pelo largo y los pantalones acampanados simbolizaban la oposición a la Guerra de Vietnam, ayudando a generar una comunidad dentro del movimiento pacifista.

Desde el inicio del genocidio israelí en Gaza, esta tradición ha resurgido con fuerza, con símbolos palestinos como los olivos o las sandías extendiéndose por todo el mundo en forma de estampados en camisetas, pañuelos y prendas que han llegado desde los campus universitarios hasta los parlamentos y las alfombras de eventos internacionales.

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Cada pieza tejida en cachemir y lana es un homenaje al keffiyeh en su esencia más pura. Sin contexto, advierte Bekkaoui, el keffiyeh se convierte en "un simple conjunto de hilos, sin alma ni significado". Foto: Raymond van Zessen

Luchando contra un keffiyeh 'sin alma'

Para Bekkaoui entender la tradición y la artesanía es clave. "¿De dónde viene algo? ¿En qué contexto surgió? ¿Qué necesidad llevó a su creación? ¿Cómo se hizo? ¿Qué materiales y técnicas se utilizaron?", plantea. Y estas preguntas dieron forma a su Colección Mundial del Keffiyeh, en colaboración con el Museo Textil.

Cada pieza tejida en cachemir y lana es un homenaje al keffiyeh en su esencia más pura. Sin contexto, advierte Bekkaoui, el keffiyeh se convierte en "un simple conjunto de hilos, sin alma ni significado".

Mientras su trabajo respeta y reivindica el valor cultural de esta prenda, la industria de la moda la ha convertido en un simple accesorio comercial.

La apropiación del keffiyeh va desde la moda rápida hasta el lujo. La marca británica de moda TopShop lo transformó en un "mono bufanda", y la cadena de tiendas de ropa estadounidense Urban Outfitters comercializó versiones en varios colores hasta que las retiró, según explicaron, "debido a la sensibilidad de la prenda".

Las marcas de lujo también han explotado su diseño. Balenciaga lo incluyó en su colección Traveler de 2007, y Louis Vuitton vendió en 2021 versiones con su monograma por cientos de dólares. Mientras tanto, el último fabricante de keffiyeh en Palestina, la fábrica Hirbawi en Hebrón, lucha por mantenerse a flote frente a la producción masiva y la presión de la ocupación.

Irónicamente, diseñadores israelíes como Dorit Baror y Yaron Minkowski han reclamado su derecho a utilizar en sus creaciones este símbolo palestino.

Para Bekkaoui, el keffiyeh es mucho más que un trozo de tela: es un símbolo de resistencia y una herramienta de comunicación cultural con más fuerza que una bandera.

"Es fundamental conocer y contar esas historias”, advierte Aziz. “Ya sea con el estampado del keffiyeh o con el pied-de-poule (un patrón de cuadros claros y oscuros alternados que se usa en la tela), que también tiene miles de años de historia".

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Para Bekkaoui, la reacción negativa a su Colección Mundial del Kefiyeh se manifestó en forma de aislamiento profesional. Foto: Burak Goraler

Criminalizando el keffiyeh

Desde el 7 de octubre, el pañuelo palestino ha sido señalado en Occidente como símbolo de odio y terrorismo. El año pasado, Jonathan Greenblatt, director ejecutivo de la Liga Antidifamación (ADL, por sus siglas en inglés), una organización estadounidense contra el antisemitismo, comparó el keffiyeh palestino con la esvástica nazi.

En Berlín, capital de Alemania, a pesar de albergar la diáspora palestina más grande de Europa con 300.000 personas, las escuelas han prohibido el keffiyeh por considerarlo una "amenaza para la paz escolar".

Francia ha implementado restricciones similares, donde las personas se enfrentan a arrestos, multas o se ven obligadas a quitarse sus keffiyeh.

La represión se extiende más allá de Europa. La legislatura de Ontario, en Canadá, ha prohibido los keffiyeh en sus cámaras, mientras en Estados Unidos quienes los usan se han enfrentado a ataques violentos, siendo el más notable un tiroteo contra tres estudiantes universitarios, uno de los cuales quedó paralizado.

Para Bekkaoui, la reacción negativa a su Colección Mundial del Keffiyeh se manifestó en forma de aislamiento profesional. "Compañeros de trabajo y amigos se distanciaron, algunos incluso boicotearon mi trabajo e intentaron censurarme”, se lamenta. “Fue un período difícil, pero también fortaleció mi compromiso de mantenerme fiel a mis valores, incluso frente a la adversidad".

A pesar del rechazo de la industria y la creciente demonización del keffiyeh, Bekkaoui mantiene su visión. "A través de la moda, quiero denunciar la injusticia a la que se enfrentan los palestinos en nuestro supuesto mundo civilizado", afirma. Mientras sus círculos profesionales se alejan, los seguidores han mostrado un apoyo abrumador.

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"El mundo de la moda está lleno de doble moral", afirma Aziz. "Cuando lancé la Colección Keffiyeh recibí rechazo y críticas de quienes decían que la política y la moda no debían mezclarse". Foto: Raymond van Zessen

Doble moral en la industria de la moda

Tras el conflicto entre Rusia y Ucrania, marcas como Balenciaga y su empresa matriz, Kering, no tardaron en pronunciarse públicamente por la paz y en anunciar donaciones millonarias a la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). El grupo multinacional francés especializado en productos de lujo LVMH siguió el ejemplo con una donación de 5 millones de euros a la Cruz Roja. Gigantes de la moda como Louis Vuitton, Dior, Hermès y Gucci se han unido a las sanciones internacionales, cerraron tiendas rusas y pausaron las ventas en línea.

Sin embargo, la industria de la moda ha guardado un silencio absoluto sobre el genocidio israelí en Gaza.

"El mundo de la moda está lleno de doble moral", afirma Aziz. "Cuando lancé la Colección Keffiyeh recibí rechazo y críticas de quienes decían que la política y la moda no debían mezclarse. Luego en 2022, las principales casas de moda y revistas apoyaban abiertamente a Ucrania".

A pesar de todo, su compromiso con la causa palestina sigue intacto. "Seguiré incorporando temas de resistencia y justicia en mis colecciones. Quiero seguir usando la moda como una herramienta para crear conciencia y amplificar sus voces”, concluye Aziz. “Hasta que Palestina sea libre".

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