Una madre siria relata los horrores de la masacre de Hama en 1982

El 2 de febrero de 1982, la masacre de Hama partió la vida de Muazzez Kerricha. La mujer, que hoy tiene 82 años, dice la obligaron a elegir entre sus dos hijos para "salvar" a uno.

Muazzez Kerricha, de 82 años, recuerda con claridad la masacre de Hama, en Siria, en 1982. Ese día, relata, las fuerzas del régimen del partido Baaz la obligaron a elegir entre sus dos hijos. / Foto: AA.
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Muazzez Kerricha, de 82 años, recuerda con claridad la masacre de Hama, en Siria, en 1982. Ese día, relata, las fuerzas del régimen del partido Baaz la obligaron a elegir entre sus dos hijos. / Foto: AA.

Muazzez Kerricha, de 82 años, recuerda con claridad la masacre de Hama, en Siria, en 1982. Ese día, relata, las fuerzas del régimen del partido Baaz la obligaron a elegir entre sus dos hijos.

Durante décadas, el régimen sirio prohibió cualquier mención de la masacre. Pero, después de que en diciembre de 2024 cayera el gobierno de mano dura que por 61 años mantuvo el Baaz, los sobrevivientes han comenzado a romper su silencio.

Las fuerzas del régimen irrumpieron en viviendas y arrestaron a los jóvenes mayores de 15 años. Ahí fue cuando forzaron a Kerricha a tomar una decisión desgarradora entre sus dos hijos. Temiendo perderlos a ambos, optó por entregar al mayor, Majid, para proteger a su hermano menor.

Majid regresó a casa 13 años después, solo para enterarse que su padre había fallecido.

Kerricha recordó que los ataques a Hama comenzaron la tarde del 2 de febrero de 1982, el mismo día en que su familia regresó de Alepo.

"Estaba tan asustada de que mataran a mis hijos", confesó. "Los ataques comenzaron por la tarde. Las ventanas temblaban por los intensos disparos de los tanques. Bajamos al sótano y apilamos tierra y libros detrás de la puerta".

Contó que, al principio escucharon aviones sobrevolando, y al segundo día de la masacre, los tanques empezaron a bombardear las casas.

El momento más difícil

También describió cómo la División 47 del Ejército de Siria detuvo a hombres jóvenes cuando ingresaron al centro de la ciudad. Entonces, calificó el momento en que se vio obligada a entregar a su hijo como "el más difícil" de su vida.

"Cuando entraron a nuestro barrio, se llevaron también a nuestros jóvenes. Les rogué que se llevaran sólo a uno de mis dos hijos, porque tenía la sensación de que los iban a ejecutar", dijo.

"Entregué a uno de mis hijos, de lo contrario, los habrían matado a los dos. Entregué a un hijo para que no me mataran a los dos", continuó.

Kerricha contó que miembros de los Batallones de Defensa, bajo mando del coronel Rifaat Assad, también detuvieron a su marido durante las redadas.

Kerricha dijo que salió de su casa el tercer día de los ataques para buscar a la hija de su hermano. "Cuando nos dejaron salir de la casa, vimos muchas cosas. Vimos cómo mataban a gente. El este de la mezquita de Omar Ibn Al-Jattab estaba lleno de cadáveres".

El sacrificio de un hermano

Su hijo, Majid Rammal, que ahora tiene 65 años, dijo que antes de que el ejército llegara a su casa, observaban desde la ventana del sótano lo que ocurría afuera.

"Desde allí vimos cómo mataban a civiles desarmados. Mataron al hijo de nuestro vecino Hatim con un disparo de tanque".

Majid contó que no podían moverse. "Sólo los que lo vivieron conocen ese miedo. Yo me sacrifiqué para que mi madre pudiera salvar a mi hermano. Cuando nos llevaron, pensaba dónde nos iban a ejecutar", afirmó.

También contó que fueron trasladados en un vehículo militar a una fábrica de porcelana en la carretera a Homs, a unos 44 kilómetros al sur de Hama.

"La fábrica daba mucho miedo. El lugar parecía una película de terror. Torturaban a la gente hasta matarla. A Hikmet Hani, un oftalmólogo, le sacaron los ojos con un trozo de hierro y lo ejecutaron una hora después".

Estuvo retenido en la fábrica durante un mes.

“Entrábamos al interrogatorio con 10 personas y salíamos con tres. Durante el interrogatorio nos acusaron de ser personas armadas. Sus señalamientos estaban listos, acusaban a todos de eso. No acepté esas acusaciones”.

Luego fue trasladado a la prisión de Tadmor, donde lo torturaron durante 13 años.

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Fin del régimen del Baaz

Con la caída del régimen de Al-Assad, los sobrevivientes, como Kerricha y Majid, exigen que se haga justicia por aquellos que fueron asesinados y desaparecidos en 1982.

Después de la toma de Damasco el 8 de diciembre de 2024 por parte de las fuerzas opositoras, comenzó una nueva fase en la historia del país, marcada por la creación de centros de reconciliación. Sin embargo, muchos miembros del antiguo régimen se negaron a rendirse, lo que generó nuevos enfrentamientos en varias provincias.

El gobierno de 61 años del Partido Baaz —y el control del poder de 53 años de la familia Al-Assad— terminó oficialmente con la toma de la capital de Siria por parte de la oposición, dando paso a una era de transición y esperanzadora, para los sobrevivientes de la masacre de Hama.

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