El asedio de Milei a la ciencia en Argentina

Los científicos en Argentina luchan contra el ajuste y la desidia bajo la administración del líder ultraderechista Javier Milei.

“Defender la educación pública es defender la nación”, se lee en un cartel de protesta en Córdoba, Argentina. Foto: Ignacio Conese
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“Defender la educación pública es defender la nación”, se lee en un cartel de protesta en Córdoba, Argentina. Foto: Ignacio Conese

En Argentina, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), fundado a finales de la década de 1950, se erige como uno de los organismos de investigación pioneros en América Latina, aunque su futuro parece incierto.

Desde que en diciembre de 2023 el presidente Javier Milei llegó al poder, prometiendo abrir la economía con reformas integrales, el futuro del Conicet parece turbio en medio de la promesa del político libertario de privatizar la institución.

En agosto del año pasado, durante una entrevista, Milei cuestionó la productividad y el rendimiento del Conicet. Para algunos representó la continua retórica política del líder, mientras que para otros señaló un posible cambio en las prioridades de financiación de su administración de extrema derecha.

El diputado libertario, que obtuvo el 30% de los votos en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), fue tachando todas las dependencias del Estado que eliminaría si llegaba a gobernar. Entre ellas incluyó todas las áreas que se dedican a la ciencia y la tecnología en el país.

“Que la ciencia y la tecnología queden en mano del sector privado”, dijo Milei, mientras tachaba del organigrama al Ministerio de Ciencia y Técnica en una entrevista televisiva con un noticiero local. Y agregó: “Que se ganen la plata sirviendo al prójimo con bienes de mejor calidad y mejor precio, como hace la gente de bien”

Al ser consultado por los miles de investigadores y científicos cuyos salarios dependen del Estado, Milei puso en duda su utilidad: “¿Qué productividad tienen?, ¿qué han generado los científicos?”. Y advirtió que “no se nota” su aporte en el desarrollo económico y el progreso social.

Sin dinero para la factura eléctrica

En la ciudad de Córdoba, a 700 kilómetros de Buenos Aires, la Dra. Carolina Touz, directora del Instituto de Investigaciones Médicas Ferreyra de Córdoba, comenta sobre la dirección de la administración argentina. En su oficina, en el primer piso del octogenario instituto que dirige, la Dra. Touz dice que ve de parte de las nuevas autoridades nacionales una profunda falta de apreciación y comprensión con respecto al trabajo que realizan los científicos argentinos, los institutos como el Ferreyra y el Conicet.

El instituto, enfocado principalmente en la investigación neurocientífica, opera con el apoyo conjunto de la Universidad Nacional de Córdoba y del Conicet. Este último enfrenta severas restricciones presupuestarias que desencadenaron protestas en todo el país el 23 de abril, lo que resultó en que más de un millón de manifestantes se tomaran las calles.

Si bien el presidente Milei no ha buscado la privatización del Conicet, como insinuó inicialmente durante su campaña, la institución ha sufrido recortes presupuestarios sustanciales bajo las medidas de austeridad de su gobierno, similares a las impuestas a las universidades nacionales.

"El presupuesto que se nos asignó se determinó a finales de 2022, sobre la base de proyecciones para 2023. Sin embargo, en el período intermedio se produjo una inflación galopante, lo que hizo que nuestros fondos actuales fueran insuficientes para sostener las operaciones. La situación es terrible", dice Touz.

La directora destaca la profunda tensión financiera que, según ella, enfrenta el instituto, donde trabajan alrededor de 100 investigadores.

Touz también explica una serie de desafíos derivados del aumento de los gastos operativos, incluida la cuadruplicación de los costos de la electricidad en los últimos meses, que el instituto lucha por absorber.

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Más de un millón de manifestantes salieron a las calles de las principales ciudades de Argentina para manifestarse públicamente contra los recortes y las políticas educativas de Milei el 23 de abril. Foto: Ignacio Conese

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Marcha universitaria en Córdoba, Argentina. Foto: Ignacio Conese

Touz explica que la actual administración ha congelado becas personales de investigadores, acuerdos internacionales y fondos de desarrollo de organizaciones como el Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización Mundial de la Salud.

Estos fondos, destinados a fines de investigación, los administra la Agencia de Promoción Científica y Técnica, que nombró nuevos dirigentes a mediados de marzo, después de una vacante de cuatro meses. De estás autoridades depende el normal funcionamiento y ejecución de presupuestos y fondos que, en muchos casos, ni siquiera dependen del estado nacional, sino que son asignados por agencias de cooperación internacionales y extranjeras.

"Hay un nivel preocupante de inacción. Las tareas críticas están estancadas debido a obstáculos burocráticos, incluidas las compras vitales de reactivos necesarios para la detección de patologías. Esta situación no tiene precedentes en nuestra experiencia bajo ninguna administración anterior", lamenta Touz, mientras ofrece un recorrido por las instalaciones a TRT Español.

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Un kiosco improvisado en el que se utilizan fondos para ayudar a sostener el mantenimiento del edificio. Foto: Ignacio Conese

Los investigadores consideran que se trata de un cambio radical respecto de los inicios del Conicet, cuando lo fundó en 1958 el premio Nobel Bernardo A. Houssay, presidente inaugural.

Desde entonces, la institución ha consolidado su posición como uno de los organismos de investigación más prestigiosos con una amplia fuerza laboral y presencia en todo el país y la región.

El Conicet cuenta con 11.000 investigadores, una cifra similar de becarios, 2.500 técnicos y 1.500 administrativos distribuidos en 325 institutos y centros de investigación a nivel nacional.

También colabora con casi 60 universidades estatales y numerosas instituciones privadas.

A nivel internacional, el Conicet goza de un importante reconocimiento, ubicándose como la vigésima institución científica gubernamental más destacada a nivel mundial, según el ranking anual Scimago. Cabe destacar que supera en diez lugares a la NASA, a pesar del presupuesto sustancialmente mayor de esta última, lo que pone de relieve la posición excepcional del Conicet como la única institución latinoamericana entre las 500 mejores.

A pesar de detractores como Milei, los logros del Conicet siguen siendo formidables, con cerca de 1.000 patentes activas y la creación de 55 empresas privadas atribuibles a las innovaciones de sus investigadores. Sin embargo, las investigaciones dicen que el futuro de la institución está en juego a medida que continúan desarrollándose los debates sobre su papel en el panorama científico de Argentina.

Frustración e incertidumbre

En el recorrido junto con la Dra. Touz por las instalaciones del Instituto Ferreyra, TRT Español se encontró con un grupo de investigadores y pasantes que compartieron sus frustraciones y desafíos personales por las políticas gubernamentales y los recortes presupuestarios.

De chaquetilla blanca sentada en su escritorio y rodeada de fotos de colegas y sus familiares Evelin Cotella, una bióloga que participa en un programa de repatriación de científicos iniciado en administraciones anteriores, expresó su consternación por los trabas burocráticas que obstaculizan el acceso a los fondos de investigación concedidos en el extranjero.

"Regresé al país creyendo en el potencial para que haya ciencia de calidad aquí. Ahora, estoy estancada, sin poder acceder a fondos vitales porque no hay nadie disponible para aprobarlo. Es desconcertante. Parece que priorizan equilibrar una hoja de cálculo de Excel en lugar de utilizar estos fondos para el propósito previsto", se lamentó Cotella.

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Investigadores del Instituto de Investigaciones Médicas Ferreyra. Foto: Ignacio Conese

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Equipos como el escáner médico de la fotografía se compran con un porcentaje de los fondos que los investigadores obtienen de subvenciones y becas internacionales. Sólo así institutos como el Ferreyra pueden mantenerse al día con los avances tecnológicos en equipamiento. Foto: Ignacio Conese

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Con mucha incertidumbre, los investigadores de todo el país se ven obligados a preguntarse si deben quedarse en Argentina y apoyar estas condiciones o buscar mejores condiciones para desarrollar sus investigaciones en el exterior. Foto: Ignacio Conese

Dentro del campo de investigaciones de estos científicos se encuentran los intrincados mecanismos neuronales que subyacen a la enfermedad de Alzheimer, las conductas de adicción a sustancias y las patologías neuromusculares.

Para becarios de doctorado y posdoctorado como Florencia Dadan, Mercedes Bernadette, Martín Basmadjian y Anahí Rodríguez, los desafíos van más allá de los problemas de financiación y abarcan salarios exiguos, menos de una cuarta parte de la canasta básica de alimentos de una familia.

"Nuestro trabajo abarca años de planificación meticulosa, solicitudes de becas y esfuerzos de publicación. Es un proceso riguroso que requiere pasión y dedicación. Si bien ninguno de nosotros está motivado únicamente por la ganancia monetaria, la remuneración justa y el respeto por nuestro trabajo son esenciales. En la investigación a largo plazo, nuestros esfuerzos se ven gravemente comprometidos en medio de tanta incertidumbre", explicó la bióloga Dadan.

Golpear la base de la pirámide

En el campus de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba, Santiago Benítez, biólogo, becario de doctorado en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal, describe los desafíos operativos que, según él, aquejan al instituto.

En una entrevista telefónica con TRT Español, Benítez detalló las recientes medidas de ahorro de costos del instituto.

Dice que incluye la rescisión del contrato de la empresa de limpieza, la reducción de los contratos del personal administrativo a plazos de tres meses respecto de los contratos anteriores de un año y la falta de cobertura de las vacantes que dejan las renuncias.

Si bien la falta de servicios de limpieza puede parecer trivial, Benítez destacó su profundo impacto en las operaciones de investigación. "La limpieza es sólo la punta del iceberg. Nuestra capacidad para realizar investigaciones está comprometida", comentó Benítez, citando un caso en el que el departamento de ecología carecía de fondos suficientes para cubrir necesidades básicas como el seguro de los vehículos de trabajo de campo.

A pocas cuadras, dentro del campus Córdoba de la Universidad Tecnológica Nacional, se encuentra el Centro de Investigación y Transferencia en Acústica, un polo interdisciplinario adscrito al Conicet.

Guillermo Gilberto, ingeniero electrónico de 38 años que realiza sus investigaciones en el centro, expresó su preocupación por la incertidumbre que rodea la concesión de becas, dejando sus esfuerzos de investigación en el limbo.

A pesar de sus calificaciones para el empleo en el sector privado, Gilberto sigue comprometido con proyectos destinados a ayudar a otros, como juegos de audio diseñados para mejorar la audición espacial, particularmente beneficioso para las personas con discapacidad visual.

"La investigación científica funciona sobre una estructura piramidal. La erosión del apoyo administrativo, los recortes de becas y la suspensión de los ascensos profesionales golpean los cimientos de esta estructura", dice Gilberto.

Gilberto y sus becarios del Instituto Ferreyra perciben paralelismos entre el estado actual de la comunidad científica argentina y los desafíos que enfrentó durante la década de 1990 bajo la gobernanza neoliberal. Expresan su preocupación por el hecho de que el sistema esté sufriendo un desmantelamiento, que recuerda a épocas pasadas, y que los investigadores se sientan marginados y obligados a buscar caminos alternativos.

Sentimiento expresado a TRT Español por la bioquímica Mercedes Bernadette en el Instituto Ferreyra: “Formalmente no cierran nada todavía, pero bajo estás condiciones saben que es imposible seguir. No nos echan, pero si nos muestran a los empujones dónde está la puerta de salida”.

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