¿Qué acuerdos se lograron en la COP29? Las claves del final de la cumbre

A pesar de las tensas negociaciones en la COP29, cerca de 200 naciones aprobaron un acuerdo de financiación climática de 300.000 millones de dólares anuales para países vulnerables y en desarrollo.

Casi 200 naciones aprobaron un pacto financiero de 300.000 millones de dólares anuales para que los países en desarrollo puedan enfrentar la apremiante amenaza del calentamiento global. Foto: Getty Images
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Casi 200 naciones aprobaron un pacto financiero de 300.000 millones de dólares anuales para que los países en desarrollo puedan enfrentar la apremiante amenaza del calentamiento global. Foto: Getty Images

Fueron dos semanas de negociaciones difíciles y noches de insomnio en la COP29, la conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático que se realizó en Bakú, capital de Azerbaiyán. El panorama de los diálogos llegó a parecer poco prometedor y las dudas sobre la posibilidad de algún acuerdo, en especial el relativo a la financiación, se multiplicaban con el paso del tiempo. Pero, en la madrugada del domingo, casi 200 naciones aprobaron un pacto financiero de 300.000 millones de dólares anuales para que los países en desarrollo puedan enfrentar la apremiante amenaza del calentamiento global.

¿En qué consiste exactamente este acuerdo y a qué más se comprometieron los países? Estas son las claves que dejó la COP29.

El acuerdo de 300.000 millones de dólares anuales

Este fue probablemente el acuerdo más esperado de la cumbre: ¿a cuánto aumentaría la financiación de las naciones desarrolladas –los mayores emisores históricos de gases de efecto invernadero– para los países más afectados por la crisis climática?

"Al menos 300.000 millones de dólares anuales desde ahora a 2035", responde el acuerdo de Bakú. El documento establece este "nuevo objetivo cuantificado colectivo" como reemplazo del compromiso anterior de 100.000 millones de dólares anuales.

El acuerdo final compromete a los países desarrollados a cumplir con esa cifra como mínimo para que las naciones más vulnerables puedan integrar modelos más sostenibles a sus economías y puedan prepararse para desastres peores.

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Ahora bien, la cifra del acuerdo es menor a la cantidad que pedían los países en desarrollo, entre 500.000 millones y un billón de dólares, para aumentar la resiliencia frente al cambio climático y reducir las emisiones. Por lo que criticaron la oferta al considerarla demasiado baja. La contribución acordada "es un insulto a la demanda de los países en desarrollo", sostuvo Diego Pacheco, negociador jefe de Bolivia. "El pago de la deuda climática es un derecho de los países del Sur global", defendió. Por su parte, las organizaciones no gubernamentales lo consideran un esfuerzo muy pequeño teniendo en cuenta la inflación.

El secretario general de la ONU, António Guterres, afirmó que esperaba "un resultado más ambicioso, tanto en financiación como en mitigación, para hacer frente al gran desafío que tenemos”. También llamó "a los gobiernos para que vean este acuerdo como una base... y construyan sobre ella".

Y agregó que el pacto “debe cumplirse por completo y a tiempo”. “Los compromisos deben convertirse rápidamente en efectivo. Todos los países deben unirse para garantizar que se cumpla el objetivo máximo de esta nueva meta", reiteró. También llamó a los países a desarrollar nuevos planes de acción climática para toda la economía "mucho antes de la COP30, como se prometió".

Supuestamente, esos 300.000 millones deberían ser una palanca que permita obtener un total de 1,3 billones de dólares para 2035, según el acuerdo. Esa cifra, destinada a los países en desarrollo y vulnerables, concuerda con la financiación exterior que necesitan, según una estimación de los expertos comisionados por la ONU, Amar Bhattacharya, Vera Songwe y Nicholas Stern.

Por otro lado, Estados Unidos y la Unión Europea han querido que las nuevas economías enriquecidas, como China, contribuyan. El borrador final alentaba a los países en desarrollo a realizar contribuciones de forma voluntaria, lo que no reflejaba ningún cambio para Beijing, que ya paga financiación climática en sus propios términos.

Transacciones de carbono entre Estados

Durante la COP29 también se acordaron nuevas normas que permiten a los países ricos y contaminantes comprar "créditos" de carbono a los países en desarrollo, una medida que ya genera temores de que se utilicen para maquillar los objetivos climáticos. La decisión, que se tomó este sábado, llega tras años de un debate espinoso sobre el comercio de créditos de carbono como manera de que las naciones más contaminantes puedan reducir sus emisiones.

Hasta ahora, los créditos de carbono los utilizan sobre todo empresas que quieren de anular sus emisiones, con el fin de presentarse como compañías con un balance de emisiones de carbono neutral.

Los partidarios dicen que un marco respaldado por la ONU para el comercio de carbono podría dirigir la inversión a los países en desarrollo donde se generan muchos créditos. Sin embargo, los críticos temen que si las normas no se establecen correctamente podrían socavar los esfuerzos del mundo para frenar el calentamiento global.

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An Lambrechts, de Greenpeace, dijo que el acuerdo generaba "mercados de carbono con lagunas y falta de integridad" que permitirían a las empresas de combustibles fósiles seguir contaminando. En contraste, Reuben Manokara, de WWF, destacó que el texto final era "un compromiso" y que, aunque no era perfecto, aportaba "un grado de claridad que había estado ausente durante mucho tiempo" en los esfuerzos globales por regular el comercio de carbono..

La idea en esencia es que los países, principalmente los contaminadores ricos, puedan comprar créditos de carbono de otras naciones que estén logrando mejores resultados en sus propios objetivos de reducción de emisiones.

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