¿Es Trump expansionista? Un repaso por intervenciones de EE.UU. en América

Aunque no está claro si las ambiciones de Trump sobre el Canal de Panamá, Canadá y Groenlandia son genuinas o solo buscan provocar, plantean si el pasado intervencionista de EE.UU. podría repetirse.

En esta foto de archivo del 20 de diciembre de 2011, un hombre sostiene una bandera panameña mientras visita las tumbas de las personas que murieron durante la invasión militar estadounidense de diciembre de 1989 en el cementerio Jardín de la Paz en la ciudad de Panamá. Foto: Arnulfo Franco
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En esta foto de archivo del 20 de diciembre de 2011, un hombre sostiene una bandera panameña mientras visita las tumbas de las personas que murieron durante la invasión militar estadounidense de diciembre de 1989 en el cementerio Jardín de la Paz en la ciudad de Panamá. Foto: Arnulfo Franco

Semanas antes de llegar a la Casa Blanca, el presidente electo, Donald Trump, comenzó a promover ciertas ideas con tintes expansionistas que recuerdan el pasado intervencionista de Estados Unidos en el continente americano.

Entre sus afirmaciones recientes, destacan la propuesta de que Canadá se una a EE.UU. como el estado 51, la exigencia de que Panamá ceda el control de su estratégico canal y la sugerencia de que Groenlandia, territorio danés, sea entregado por razones de seguridad nacional.

“Ni siquiera sabemos si Dinamarca tiene derecho legal sobre eso, pero si lo tiene, debería cederlo”, declaró Trump.

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Estas declaraciones han reavivado debates globales, pero la historia de las intervenciones estadounidenses en América revela un patrón conocido.

Desde la ocupación de los territorios del norte de México en el siglo XIX, pasando por décadas de intervenciones militares en Centroamérica, Washington ha impuesto repetidamente su influencia.

Para muchos demócratas, estas declaraciones son aterradoras. Sin embargo, también sacan a la luz una larga y controvertida historia de invasiones estadounidenses en todo el continente americano: territorios confiscados, gobiernos derrocados y regímenes instalados en nombre del Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe.

En el pasado, Estados Unidos ha jugado un papel clave en el derrocamiento de gobiernos contrarios a sus intereses en Sudamérica. Ha moldeado los escenarios políticos de países como Argentina, Brasil, Chile y Bolivia, dejando a menudo una estela de inestabilidad.

En al menos seis países de América, Washington ha intervenido militarmente. Un repaso por sus invasiones.

México

En 1846, Estados Unidos inició un conflicto con México que culminó con el Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848. Este obligó a México a ceder más de la mitad de su territorio, incluyendo California, Nevada y Arizona, entre otros.

El tratado también consolidó el control estadounidense sobre Texas, anexado tres años antes. Aunque el conflicto expandió las fronteras de EE.UU., dejó un legado amargo, incluso entre sus protagonistas.

Ulysses S. Grant, quien luego sería presidente de Estados Unidos, lo calificó como “uno de los más injustos jamás librados por una nación fuerte contra una más débil”, una sombra que aún persiste sobre este capítulo de la historia.

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La batalla del Río San Gabriel fue una victoria decisiva de las fuerzas estadounidenses contra los californianos durante la conquista estadounidense de California a México. (Wikipedia Commons)

Cuba

La relación de Cuba con Estados Unidos incluye dos periodos de ocupación tras la Guerra Hispano-Estadounidense de 1898, cuando España cedió la isla a Washington.

La primera ocupación (1898-1902) concluyó con el reconocimiento de la independencia cubana, considerado por algunos historiadores como un prototipo temprano de la “construcción de naciones” liderada por Estados Unidos.

La segunda ocupación, en 1906, ocurrió con el pretexto de estabilizar la isla tras la caída de un gobierno respaldado por EE.UU. Terminó en 1909 con la elección de un presidente proestadounidense, José Miguel Gómez.

Estas intervenciones, aunque justificadas como esfuerzos de estabilización, resaltan la vulnerabilidad de la isla frente a la influencia de Estados Unidos.

Nicaragua

Nicaragua, el país más poblado de Centroamérica, se convirtió en un punto clave durante las llamadas Guerras del Banano a inicios del siglo XX.

Aunque Nicaragua había conseguido su independencia en 1838, su volátil panorama político —definido por enfrentamientos entre liberales y conservadores— creó una brecha para la influencia estadounidense.

En 1912, y tras el llamado de líderes conservadores, tropas estadounidenses invadieron el país, manteniendo una presencia militar hasta 1933. Durante dos décadas, Washington tuvo un poder desproporcionado sobre la vida política y económica de Nicaragua.

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Marines estadounidenses con la bandera capturada del líder revolucionario antiamericano nicaragüense Augusto C. Sandino en 1932. (Foto Wikipedia Commons)

Haití

La historia de Haití respecto a la intervención estadounidense es también un reflejo de sus actuales luchas contra la inestabilidad.

Entre 1915 y 1934, Haití soportó casi dos décadas de ocupación estadounidense bajo el pretexto de resolver problemas socioeconómicos. En realidad, la intervención protegió intereses económicos de empresas estadounidenses, como la Haitian American Sugar Company (HASCO) y un banco central gestionado desde Nueva York.

La ocupación dejó una profunda huella en Haití, transformando su panorama político y generando resentimiento por el control extranjero, una dinámica que sigue resonando hoy en día mientras la nación enfrenta una crisis de gobernanza y seguridad.

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Marines estadounidenses se enfrentan a fuerzas haitianas antiamericanas en la entrada de Cap-Haïtien, una ciudad portuaria en la costa norte de Haití. (Wikipedia Commons)

República Dominicana

Algo similar ocurrió en República Dominicana: también enfrentó una intervención de Estados Unidos, tras un golpe de Estado en 1916, que expuso la fragilidad de los intereses económicos occidentales.

La ocupación, que duró hasta 1924, buscó estabilizar la región y asegurar el acceso a una de las minas de oro más grandes de América Latina, actualmente operada por Barrick Gold (60%) de Canadá y Newmont (40%) de Estados Unidos.

Panamá

Al declarar su independencia de Colombia en 1903 con el apoyo de Estados Unidos, Panamá se convirtió en la sede del Canal de Panamá, una vía clave para el comercio mundial.

Construido por Washington entre 1903 y 1914, el canal permaneció bajo control estadounidense hasta 1977. En 1989, bajo el mandato de George H. W. Bush, tropas estadounidenses invadieron Panamá para derrocar a Manuel Noriega, exaliado de la CIA convertido en líder militar rebelde.

Noriega fue depuesto por una operación militar estadounidense que disolvió las fuerzas armadas panameñas. La ocupación estadounidense terminó a principios de 1990, después de que un presidente proestadounidense asumiera como líder del país.

Teniendo en cuenta el pasado intervencionista de Estados Unidos, las declaraciones de Trump sobre el Canal de Panamá, Canadá y Groenlandia, cobran un significado más allá de lo teatral. Reflejan una verdad más profunda: Washington ha usado por siglos su poder militar y político para expandir su influencia en América.

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