Aerolíneas Argentinas: la tensión y el desasosiego de un ícono nacional

Milei busca volver a privatizar la aerolínea estatal fundada por Perón, privatizada por Menem y estatizada por Cristina Kirchner. Algunos la consideran un ícono nacional, otros un gasto injustificable.

Más allá de su simbolismo a nivel nacional, la aerolínea estatal ostentó históricamente una prevalencia en el mercado aerocomercial argentino. Foto: Getty Images. / Photo: Reuters
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Más allá de su simbolismo a nivel nacional, la aerolínea estatal ostentó históricamente una prevalencia en el mercado aerocomercial argentino. Foto: Getty Images. / Photo: Reuters

Para muchos argentinos la línea aérea de bandera fundada por Juan Domingo Perón constituye un ícono del patrimonio nacional. Para otros, representa un gasto injustificable en un país pauperizado.

A poco de asumir la presidencia, Javier Milei envió al Congreso el Proyecto de la Ley de Bases con el fin de impulsar la reforma del Estado prometida en campaña. Retomando la iniciativa implementada por Carlos Menem en 1989, el Proyecto contempló la privatización de Aerolíneas Argentinas. Pero la Ley de Bases sancionada por el Congreso excluyó a la compañía de la lista de empresas “sujetas a privatización”.

Milei no abandonó su intención de que el Estado se desprenda de Aerolíneas y el miércoles decretó que está "sujeta a privatización."

Así el debate volvió a la palestra en una coyuntura de creciente tensión por los paros impulsados por los gremios aeronáuticos. El Gobierno apeló a concientizar a la sociedad en contra de los privilegios que mantienen los trabajadores de la aerolínea, como pasajes sin cargo para el empleado y su grupo familiar, además de pases ilimitados abonando el 10 % de la tarifa.

Luego de decretar que Aerolíneas Argentinas queda “sujeta a privatización”, la administración Milei apuesta a ganar el apoyo del Congreso. La opinión de los argentinos está dividida, a favor y en contra de la privatización.

Una historia de logros y frustraciones

Más allá de su simbolismo a nivel nacional, la aerolínea estatal ostentó históricamente una prevalencia en el mercado aerocomercial argentino. Actualmente, según la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), Aerolíneas Argentinas se ubica en el primer puesto del ranking de compañías aéreas que realizan vuelos internacionales al país y tiene la mayor cuota de mercado en los vuelos de cabotaje. Casi un tercio de los vuelos internacionales a Argentina los realiza “Aerolíneas” y alrededor de dos tercios de los pasajeros que utilizan el transporte aéreo en el país lo hacen a través de esta compañía.

Desde su creación como Empresa del Estado en 1950 (Decreto N° 26.099), la línea de bandera supo construir una imagen de prestigio y seguridad internacional, pero sus resultados frecuentemente fueron deficitarios.

Con la asunción de Carlos Menem, en 1989, se sancionó la Reforma del Estado (Ley 23.696), en cuyo marco se llevó adelante la controvertida privatización de Aerolíneas Argentinas. Ésta arrancó con el Decreto 1591/89 y se concretó en julio de 1990, cuando la empresa se adjudicó al consorcio liderado por la aerolínea estatal española Iberia.

Las negociaciones entre el adquirente y el gobierno argentino fueron conflictivas, pero Aerolíneas Argentinas S.A. mantuvo los privilegios de la línea de bandera. La gestión de Iberia fue deficiente desde el inicio y condujo a Aerolíneas a la convocatoria de acreedores en el año 2000. Luego de pasar por otros operadores, la empresa fue adquirida por el consorcio español Marsans, cuya gestión agravó la crisis de la aerolínea.

En 2008, Aerolíneas Argentinas S.A. fue nacionalizada por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner (Ley 26.412). Desde su reestatización, la empresa incrementó su plantel de trabajadores y amplió su flota. Aunque los destinos y rutas también se expandieron, su deuda pasó de 495 a 925 millones de dólares (entre 2008 y 2015) y su patrimonio negativo, si bien mejoró (de -1.118 a -101 millones de dólares en el período), requirió constantes aportes del Tesoro nacional.

En la campaña presidencial de 2015, el entonces candidato Mauricio Macri se comprometió a no privatizar Aerolíneas y durante su presidencia la empresa continuó siendo estatal. Aunque su gobierno buscó mejorar la gestión de la compañía, los resultados continuaron siendo deficitarios. Pese a ello, en 2018 y 2019, Aerolíneas fue distinguida como una de las mejores líneas aéreas de América Latina.

Durante el gobierno de Alberto Fernández entre 2019-2023, la pandemia del covid-19 y los cambios en el mercado aerocomercial mundial incrementaron la necesidad de financiamiento del Estado, para sostener una aerolínea cuyos aviones permanecían en tierra. En 2022, el mercado aerocomercial repuntó y los fondos requeridos del Estado disminuyeron. En 2023, Aerolíneas redujo su déficit y llegó casi a equilibrar su patrimonio, aunque continuaba registrando una elevada deuda en dólares (606 millones de dólares, a junio de 2023).

Conflicto e incertidumbre en la aerolínea de bandera

Desde que empezó la gestión de Milei (diciembre de 2023), los paros más resonantes de Aerolíneas Argentinas se registraron el 13 y 14 de septiembre de 2024. Según la empresa, provocaron la cancelación de 319 vuelos, 37.000 pasajeros resultaron afectados y las pérdidas estimadas ascendieron a 2,5 millones de dólares.

En el centro de los reclamos sindicales está el tema salarial, aunque también se esgrimió el achicamiento del plantel de trabajadores impulsado por el Gobierno. El desacuerdo radica en que la empresa ofreció un incremento del 11 %, mientras los sindicatos reclaman un 25%. Los comunicados de la compañía señalan que los sindicatos que lideraron los paros fueron APLA (pilotos) y AAA (tripulantes), aunque otros gremios también desarrollaron medidas de fuerza.

Por su parte, el presidente de Aerolíneas dejó trascender que se trata de trabajadores cuyos salarios y beneficios laborales son superiores al promedio de los asalariados del país.

Ciertamente, los trabajadores aeronáuticos no son los más afectados. En una macroeconomía que registra un marasmo del consumo interno y la inversión bruta fija, la mayoría de los argentinos sufrió la caída del salario real. La dimensión de la crisis se aprecia en las estadísticas difundidas por el INDEC que muestran que el PBI registró en el segundo trimestre una caída interanual del 3,4%, la inflación interanual ascendió al 236,7 % (94,8% acumulado en 2024), y la pobreza del primer semestre alcanzó al 52,9% de los argentinos.

En el fragor del conflicto aeronáutico, y buscando retornar a la escena política, el expresidente Macri reclamó en la red social X un plan de desarme urgente para Aerolíneas. Su mensaje estuvo en concordancia con las acciones emprendidas por la administración Milei. En el Congreso, legisladores del PRO (partido conservador fundado por Macri y aliado del actual gobierno) y la Coalición Cívica presentaron propuestas de privatización.

El debate está abierto para quienes sostienen que tener una línea aérea de bandera es anacrónico, porque cada vez menos países tienen aerolíneas de bandera. Además, los que pregonan por la privatización señalan la ineficiencia con que fue administrada la empresa estatal y las enormes transferencias de fondos que se requieren para su funcionamiento.

Quienes están en contra de la privatización alegan que Aerolíneas vino saneando su situación patrimonial y que muchas rutas no rentables son atendidas exclusivamente por la línea de bandera. Las aerolíneas de bajo costo se centralizan en pocas ciudades del interior del país y, en algunos casos, sus tarifas son iguales o superiores a la línea de bandera.

Perspectivas en el mediano plazo

En señal de que la administración de Milei adoptará una postura dura frente a las presiones gremiales, los voceros del Gobierno anunciaron el inicio de negociaciones con empresas latinoamericanas y el Ejecutivo se prepara para avanzar con la privatización en el Congreso.

El Gobierno que hasta ahora carece de estructura propia necesita el apoyo de otros partidos y, aunque apuesta a tener los votos para aprobar la privatización, el resultado todavía es impredecible. Muchos legisladores representan al interior, localidades donde solo llega la aerolínea de bandera. El Gobierno también dejó trascender que están estudiando alternativas, como la expresada por el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, quien planteó que "una buena posibilidad es dársela a los empleados” si no prospera la iniciativa en el Congreso.

Los meses que vienen posiblemente se atestigüe un crecimiento del conflicto. Además, otros gremios del transporte salieron a respaldar a los aeronáuticos y se evalúa un paro nacional para octubre.

La estrategia de Milei apunta a avanzar en diversos frentes, privilegiando la estabilidad macroeconómica sobre el desempeño del mercado interno, y la privatización de Aerolíneas se orienta a ese objetivo. Pero el próximo año habrá elecciones legislativas y la economía posiblemente sea determinante. Por ahora, la ventaja de Milei es la ausencia de una oposición consolidada, pero las encuestas empiezan a mostrar un debilitamiento de su imagen.

Se transitan tiempos de incertidumbre y la reforma del Estado impulsada por el Gobierno rememora a las políticas de la década de 1990. El desasosiego está sembrado, sobre todo, en trabajadores del sector público que temen que el avance sobre Aerolíneas sea la “punta del iceberg”.

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