¿Cómo Irán lo perdió todo en solo 9 años?
En menos de una década, Irán pasó de ser una potencia en Oriente Medio a la agonía de su influencia, con la pérdida de Siria, una crisis energética y una "fuga de cerebros" que cuestionan su futuro.

La caída del régimen de Assad podría convertirse para Teherán no solo en una catástrofe de política exterior, sino en un momento de verdad, obligándolo a reconsiderar su papel en la región y en el mundo. / Foto: TRT Russian. / Photo: TRT World
Es 2015: Irán celebra la firma de un acuerdo nuclear con Estados Unidos. Las sanciones están a punto de suspenderse y la economía está preparada para crecer. La "Media luna chiíta", desde el mar Mediterráneo hasta el Golfo Pérsico, parece un hecho consumado. Los grupos respaldados por Teherán controlan puntos clave de la región: Hezbollah en el Líbano, Assad en Siria, milicias chiítas en Iraq y los hutíes en Yemen. El líder supremo, Ali Jamenei, dice que Irán se acerca al "cénit" de su poder. El Imperio Persa parece renacer bajo una nueva forma.
Pero los primeros golpes llegaron apenas tres años después. Más específicamente durante la primera presidencia de Donald Trump en Estados Unidos. En 2018, Washington abandonó el acuerdo nuclear y volvió a imponer sanciones estrictas. El rial iraní colapsó, la inflación se disparó. Aunque el verdadero shock llegó con el asesinato del general Qassem Soleimani en 2020. Un misil estadounidense impactó su convoy en el aeropuerto de Bagdad. El arquitecto de la expansión iraní en Oriente Medio murió al instante. Este asesinato demostró que incluso los funcionarios más protegidos del régimen eran vulnerables. Luego se desató una serie de misteriosas muertes de científicos nucleares iraníes. La fachada impenetrable de la seguridad de Teherán se agrietó.
Luego, la verdadera catástrofe estalló después del 7 de octubre de 2023. La ofensiva en Oriente Medio destruyó en cuestión de meses todo el sistema de influencia regional de Irán. Tras la incursión de Hamás en Israel, Hezbollah se vio arrastrado al conflicto con Tel Aviv y sufrió pérdidas devastadoras. Y, en diciembre de 2024, lo impensable ocurrió: el régimen de Bashar al-Assad en Siria, aliado clave de Irán, cayó.
La caída de Damasco fue un golpe aplastante. En una semana, las posiciones avanzadas de Irán retrocedieron desde el mar Mediterráneo hasta la frontera con Iraq, 500 kilómetros más cerca de Irán. Teherán evacuó apresuradamente a 4.500 de sus ciudadanos de Siria. El corredor terrestre hacia la frontera de Israel, construido durante años, desapareció. Potencias globales y regionales —Türkiye, la UE, el Reino Unido y las naciones del Golfo — se apresuraron a llenar el vacío resultante.
En menos de una semana colapsó lo que había tomado décadas consolidar y construir. La Guardia Revolucionaria de Irán trata de mantener una fachada valiente. Sus generales afirman que Assad ya había dejado de ser un aliado confiable. Cuando Israel atacó posiciones iraníes en Siria, matando a 19 comandantes en un año, supuestamente no hizo nada para protegerlos. Algunos incluso sospechaban de una posible colusión secreta con Israel.
Pero las derrotas en política exterior son solo la punta del iceberg de los problemas de Irán. El país está atravesando una grave crisis energética: a pesar de sus vastas reservas de petróleo y gas, los iraníes viven sin luz ni calefacción. Las escuelas están pasando a clases a distancia, las fábricas cierran. El presidente se ve obligado a pedir a los ciudadanos que "bajen el termostato dos grados."
Lo que resulta aún más alarmante es el éxodo masivo de la población. En 2024, la cantidad de estudiantes iraníes en el extranjero alcanzó un nivel histórico. Se van a Türkiye, Canadá, Alemania, y a menudo no regresan. La "fuga de cerebros" socava las perspectivas de desarrollo del país cuando más se necesitan. Mientras tanto, Irán debe deportar a unos dos millones de trabajadores afganos para marzo de 2025, lo que desestabilizará aún más el mercado laboral.
Pero aún más irónicas son las palabras del líder supremo, quien afirma que la "resistencia" no ha terminado. "A la luz de lo que está ocurriendo en Siria, los crímenes cometidos por el régimen sionista y Estados Unidos, y la ayuda que otros les brindan, pensaron que la resistencia había terminado", dijo Jamenei en un discurso televisado. "Están profundamente equivocados". Pronunció su discurso mientras las fuerzas militares iraníes evacuaban apresuradamente Damasco.
Irán difícilmente puede vender relatos sobre el "eje de la resistencia" a alguien, excepto a un puñado de fantasiosos incorregibles. Un país que está siendo expulsado de Siria e Iraq, cuyo presidente está preocupado por ahorrar electricidad, difícilmente puede reclamar el papel de superpotencia regional.
Las tensiones crecen dentro de la élite iraní. Los reformistas han criticado durante mucho tiempo a los militares por malgastar los recursos escasos en costosas aventuras extranjeras. Ahora esperan que la derrota de la Guardia Revolucionaria fortalezca su posición. En su opinión, el estado debería centrarse en la crisis económica interna. De hecho, si Irán hubiera abierto rutas comerciales en lugar de corredores militares, podría haber protegido tanto su influencia como su economía. Pero la historia no se escribe con hipótesis.
El sueño de un "imperio neopersa" se ha chocado contra la realidad del mundo moderno. La pregunta ahora es si Irán puede aprender de su derrota y encontrar un nuevo camino hacia adelante, o si continuará aferrándose a los fantasmas de la gloria pasada, hundiéndose cada vez más en el aislamiento y la crisis.
La caída del régimen de Assad podría convertirse para Teherán no solo en una catástrofe de política exterior, sino en un momento de verdad, obligándolo a reconsiderar su papel en la región y en el mundo. Sin embargo, si Teherán tiene la voluntad política y la previsión para ello sigue siendo una gran incógnita, y la capacidad de Irán para transformarse plantea serias dudas.