Cómo un grupo millonario mantiene en caos al país más pobre de Occidente

En Haití, un grupo de familias posee medios y bancos, además de tener alianzas con países vecinos y dominar controles fronterizos para contrabandear armas. Los ricos que ganan millones con violencia.

Haití tiene la tasa de millonarios más alta de cualquier país de América, lo que revela la profunda desigualdad que asola a esta nación. Foto: Getty Images
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Haití tiene la tasa de millonarios más alta de cualquier país de América, lo que revela la profunda desigualdad que asola a esta nación. Foto: Getty Images

La República de Haití no es solo el país más pobre del hemisferio occidental: es el más explotado, el más incomprendido y el más desigual.

Haití tiene la tasa de millonarios más alta de cualquier país de América. En una entrevista titulada “Las familias gobernantes haitianas crean y matan monstruos”, el veterano autor, analista y activista haitiano, Jafrik Ayiti, pone la lupa sobre una decena de oligarcas de piel clara que controlan las principales actividades económicas y políticas de la nación caribeña.

“Familias” que se mantienen fuera de la atención de los medios internacionales, a los cuales sólo les preocupa la “crisis que genera la violencia de las pandillas”. Los paramilitares representan al lumpenproletariado de Puerto Príncipe, que empuñan armas y abrazan la violencia en un intento por controlar franjas cada vez mayores de los crecientes guetos de la capital. Aunque, sin duda, no son los peces más gordos.

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Este, sin embargo, es un error epistemológico intencional. La mayor parte del análisis debería centrarse en las tres fuerzas principales detrás de la crisis paramilitar de Haití: 1) una pequeña camarilla de magnates que detentan el poder económico y político; 2) la clase política corrupta, encabezada por los funcionarios antipopulares del Partido Haitiano de los Calvos (PHTK), y 3) lo más importante, el Estado imperial estadounidense que, durante más de un siglo, ha definido a Haití como una de sus colonias.

El Estado dentro del Estado: los señores de la guerra

Los Bigio, Apaid, Mev, Brandt, Boulos y un puñado de otras familias multimillonarias, junto con sus políticos contratados por el gobernante Partido Haitiano de los Calvos (PHTK), como Ariel Henry, Michel Martelly y el asesinado Jovenel Moïse, forman un Estado dentro de un Estado. Gran parte de lo que ocurre en la política haitiana, desde golpes políticos, llamados a intervención militar, hasta asesinatos selectivos, se remonta a la lucha de poder que ocurre entre los diferentes grupos rivales títeres del Core Group.

Es importante identificar y demarcar quiénes son los señores de la guerra, en su mayoria blancos, completamente aislados de las necesidades y la realidad del 99,9% de la población haitiana. Sólo esta pequeña camarilla bien conectada tiene los aeropuertos, puertos y contactos fronterizos privados necesarios para contrabandear armas y otros objetos de contrabando a Haití.

Echemos un vistazo a otras familias poderosas en Haití y su historiales en materia de “democracia”.

La familia Bigio: lo más ricos y dueños de un puerto señalado por tráfico de armas

El sitio web Ayibo Post informa sobre la amplia cartera económica de la familia del multimillonario haitiano Gilbert Bigio, incluido su propio puerto privado recientemente construido de Lafito, justo al norte de la capital.

Hay acusaciones de que los grupos paramilitares que destruyen al Estado haitiano han empleado el puerto para importar armas pesadas necesarias para superar a las del estado. Por ello, Canadá ha sancionado a Bigio, el ciudadano más rico de Haití, por su presunto papel en la financiación del tráfico de armas y de las pandillas. Lo que hace que estas acusaciones sean aún más interesantes es el señalamiento de que el presidente dominicano, Luis Abinader, tiene relacionescon Bigio. Pablo Daniel Portes Goris es el director general de la empresa GB Energy de Bigio y asesor financiero de Abinader. Walkiria Caamaño y Joan Fernández Osorio también son ejecutivos de Bigio y trabajan para el presidente dominicano.

Individuos como Bigio han sido históricamente intocables en ambos lados de la frontera. Las élites dominicanas no son antihaitianas cuando se trata de trabajar con sus oligarcas que representan un 0,01% de Haití, y quienes facilitan el drenaje de las riquezas del otro tercio de la isla. La clase política y económica dominante de República Dominicana históricamente se ha asociado con líderes haitianos corruptos contra el 99,9% de Haití y ambos poderes en la isla inciden en las situaciones políticas de ambos países.

La familia Apaid: contactos con Coca-Cola, “donaciones” de presidentes y talleres clandestinos

Los Apaid, una de las familias más ricas de Haití, son propietarios de GMC Zone Franche (Zona de Libre Comercio) y Alpha Industries. Como la mayoría de las familias ultrarricas haitianas no viven en Haití.

Según las autoridades constitucionales de Haití y de toda la región, el mandato presidencial de Jovenel Moïse finalizó el domingo 7 de febrero de 2021, pero al día siguiente, el periódico Le Moniteur publicó un decreto presidencial, en el que Moïse regalaba 8.600 hectáreas de las reservas de tierras agrícolas del país y 18 millones de dólares en subvenciones, al empresario Andre Apaid. Coca Cola contrató al multimillonario haitiano para cultivar stevia en el departamento de Artibonite, 80 kilómetros al norte de Puerto Príncipe. Esta exuberante tierra es ahora el hogar del proyecto de zona franca agroindustrial Savane-Diane, propiedad de Apaid, que paga a los haitianos salarios miserables para producir aguacates, stevia y otros cultivos de exportación. Los sindicatos haitianos realizaron protestas el 1 de mayo contra los Apaids, propietarios de talleres clandestinos, declarando: “Denunciamos la inestabilidad planificada y los miserables salarios de la tuberculosis”.

André Apaid fue el fundador del Grupo 184. Después de que Jean Bertrand Aristide ganara nuevamente las democráticas elecciones presidenciales en 2001, creó el Grupo 184 para oponerse a la agenda del nuevo presidente, que incluía un salario mínimo más alto y 21.000 millones de dólares en reparaciones de parte de Francia.

Las mismas familias, hoy sancionadas por Canadá, son las que siempre han trabajado contra cualquier verdadero sentido de democracia popular en Haití. Sólo una exposición exhaustiva de estos individuos, muchos de los cuales han trabajado estrechamente con el gobierno y las finanzas estadounidenses, revelará quién está armando y financiando a las pandillas en Puerto Príncipe.

La familia Boulos: dueña de medios, cadena de supermercados, hoteles y concesionaria de autos

Reginald Boulos es otro ejemplo vivo de un oligarca sombrío e intocable. Nacido y formado principalmente en Estados Unidos, este inversor de 68 años se convirtió en presidente del Intercontinental Bank S.A. en 1996. En representación del grupo familiar Boulos Investment Group, supervisó en 1998 la fusión de su empresa con Sogebank, uno de los bancos más grandes de Haití. El Sogebank obtuvo en 2020 las mayores ganancias de toda la banca en el Caribe. A medida que la economía mundial y caribeña se contraía con la crisis económica generada por la pandemia de COVID-19, Sogebank vio cómo sus márgenes de beneficios aumentaban en un 40%.

Al igual que en Estados Unidos, existen muchos lazos entre la propiedad privada y los medios de comunicación. Boulos es uno de los propietarios claves de Le Nouveau Matin, uno de los diarios más antiguos de Haití. Es uno de los vástagos más ricos de Haití y también es propietario de la cadena de supermercados Delimart, de Autoplaza, una importante concesionaria de automóviles, de Megamart, tiendas de comestibles y el famoso hotel El Rancho.

En cualquier conversación formal o informal en Haití, la gente se apresura a recordar que Haití no produce armas ni drogas. En un informe del pasado año la ONU reconoció que las armas que llegan a las agrupaciones paramilitares en Haití salen de puertos en Miami, e incluso llegan a usar puertos dominicanos para penetrarlos a Haití.

La población define la crisis paramilitar (“pandillas”) como una crisis planificada y organizada por estos principales actores detrás de escena, el caos dentro del caos es planificado. Recuerdan con entusiasmo a cualquiera que esté dispuesto a escuchar que ellos no dirigen las aduanas ni la seguridad fronteriza. Tienen claro de dónde provienen todas las armas que alimentan los ataques indiscriminados de los escuadrones de la muerte contra la vida civil.

Un pueblo contra los mafiosos de traje y corbata

El pueblo haitiano se apresura a señalar que la principal contradicción no es con los ignorantes buscones que obedecen a intereses extranjeros. Los paramilitares son maestros en denunciar las masacres pero no a los culpables. No importa cuántos dedos y cabezas corten, de algún modo se presentan como los más inocentes de los 16.000.000 de haitianos que habitan el planeta Tierra.

El pueblo haitiano dice que su batalla no es contra “los mafiosos en chanclas”, sino contra los “mafiosos de traje y corbata”. Ven que Jimmy “Barbecue” Chérizier, ​líder de una alianza de los 9 grupos pandilleros más poderosos de la isla, es como un estafador de medio pelo. La contradicción central es con los amos que pagan, secuestran y arman a Barbecue y al resto de agrupaciones paramilitares.

Barbacue no es más que un lacayo ruidoso en una conspiración mucho más amplia contra Haití. Muy por encima de Barbecue, los Gobiernos de Haití, República Dominicana y Estados Unidos presiden una elaborada conspiración que lleva siglos en marcha contra la autodeterminación de Haiti. Y las familias de multimillonarios en la isla, seguirán moviendo cielo y tierra para que esa conspiración siga en marcha por toda la eternidad.

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