¿Por qué el estrecho de Magallanes es un paso estratégico en disputa?
La vía interoceánica más al sur del mundo es una prometedora alternativa al canal de Panamá, una ruta estratégica para el comercio internacional y un punto clave para acceder a la Antártida.
Una versión previa de esta nota mencionaba que el estrecho de Magallanes está ubicado en territorio argentino, lo cuál es incorrecto. El estrecho de Magallanes está oficialmente ubicado en territorio chileno, a excepción de su extremo más oriental tocado por Argentina. El título de la nota tampoco hace referencia a una disputa entre Argentina y Chile por la autoridad sobre el Estrecho, sino a una disputa geopolítica entre potencias internacionales compitiendo por rutas comerciales. Sentimos la confusión que esto haya podido causar, ha sido un fallo editorial y sin intención de apoyar ninguna narrativa respecto a la potestad sobre dicho estrecho.
Ubicado en el extremo sur de América del Sur, el estrecho de Magallanes es una de las únicas vías navegables naturales que conectan los océanos Atlántico y Pacífico. Si bien durante siglos la región fue habitada por poblaciones originarias, con la llegada de navegantes europeos a principios del siglo XVI el paso marítimo adquirió una relevancia estratégica para el comercio mundial que se mantiene hasta nuestros días.
Bautizado así en referencia al navegante portugués Fernando de Magallanes, a partir del siglo XVI este estrecho permitió a las flotas europeas evitar las peligrosas travesías por el cabo de Hornos y eludir el inestable canal de Drake para el comercio interoceánico. Su uso como ruta marítima permitió acrecentar el intercambio de bienes entre Europa y las Américas antes de que el canal de Panamá se construyera en el siglo XX.
En la actualidad, en un contexto de transición geopolítica, el estrecho de Magallanes resurge como un nodo estratégico, no solo por su relevancia en el comercio interoceánico sino también por su proximidad a la Antártida, una región de creciente interés para las grandes potencias. ¿Qué relevancia actual tiene el estrecho? ¿Cuál es su lugar en las actuales disputas geopolíticas? ¿Y cuáles son las oportunidades y desafíos que enfrenta América Latina en la gestión de este paso estratégico?
El estrecho de Magallanes en el actual contexto de transición geopolítica
Aunque el canal de Panamá facilitó el tránsito entre los océanos Atlántico y Pacífico, durante las últimas décadas, el proceso de transición geopolítica y la emergencia de nuevos polos de poder a nivel global han revitalizado la importancia del estrecho de Magallanes como vía marítima clave para el comercio global.
Con la expansión del comercio intercontinental y el reposicionamiento del Asia Pacífico como centro de gravedad de la economía global, Magallanes ha cobrado importancia como una de las principales alternativas al canal de Panamá, especialmente en un contexto de creciente tensión en las rutas comerciales tradicionales. En los últimos 20 años, naciones sudamericanas con costa en el Atlántico, como Argentina, Brasil y Uruguay, han convertido a China en su primer o segundo socio comercial. Con lo que el estrecho se posiciona como una vía estratégica para la dinámica del comercio interregional.
A su vez, la agudización de las disputas geopolíticas impacta de lleno en el comercio internacional. La posibilidad de bloquear pasos marítimos estratégicos como el estrecho de Malaca o el canal de Suez, sumado a la incapacidad del canal de Panamá para permitir el paso de los modernos buques portacontenedores de gran porte, hace que el Magallanes adquiera una nueva relevancia geopolítica.
La presencia británica en el Atlántico Sur
Desde 1833, Gran Bretaña mantiene presencia militar en las islas que Argentina llama Malvinas y cuya soberanía reclama, lo que constituye un punto de importante fricción geopolítica. Estas islas tienen una gran importancia estratégica, no solo por su proximidad al estrecho de Magallanes, sino también por las reservas de petróleo y gas que se encuentran en sus alrededores.
En este contexto, el Reino Unido ha construido en las islas el Complejo de Mount Pleasant, su base militar más grande del Atlántico Sur. La presencia británica en las islas no solo permite ubicar de forma permanente personal y equipamiento militar (incluso arsenal nuclear) ante cualquier conflicto geopolítico, sino tener una base de operaciones de inteligencia para monitorear en tiempo real cualquier actividad en el Atlántico Sur. La base militar de Malvinas refleja no solo la intención de controlar el tráfico marítimo interoceánico, sino que también permite al país proyectar poder sobre la Antártida, un área de creciente relevancia en las actuales disputas geopolíticas.
La presencia de China
En su estrategia de diversificación de rutas comerciales y alianzas globales, la República Popular China ha mostrado interés en el estrecho de Magallanes como un punto neurálgico para el comercio con América del Sur. En octubre de 2022, el gobernador de la provincia argentina de Tierra del Fuego emitió un decreto por el cual autorizaba la construcción de un puerto multipropósito por parte de una empresa china, mediante una inversión de 1.250 millones de dólares. Además, contemplaba la construcción de una central eléctrica y una planta de productos químicos.
Como era de esperarse, la posibilidad de que China construyera un puerto multipropósito en la región más austral del mundo despertó las alarmas en el gobierno de Estados Unidos. Es que una hipotética terminal portuaria china en las cercanías del estrecho de Magallanes no solo ayudaría al comercio de mercancías entre China y América Latina, sino que también representaría una puerta de entrada a la Antártida, una región en la que Beijing ha mostrado un creciente interés tanto por sus recursos naturales como por su potencial estratégico para la investigación científica.
La respuesta de Estados Unidos
La respuesta estadounidense no se hizo esperar. En junio de 2023, por la presión mediática y las amenazas de Estados Unidos, el proyecto de construcción de un puerto chino en Tierra del Fuego fue cancelado.
Ese mismo año, la general Laura Richardson, al frente del Comando Sur de EE.UU, realizó una visita a varios países de América Latina, en la que expresó las preocupaciones de Washington por el creciente interés de China en la infraestructura portuaria y las rutas marítimas clave en la región.
A su vez, en abril de 2024, el presidente de Argentina, Javier Milei, se reunió en Ushuaia con Richardson, encuentro en el que acordaron la construcción de una Base Naval Integrada del Comando Sur de Estados Unidos en el sur argentino.
La presencia de Estados Unidos en América Latina, a través del Comando Sur y otras iniciativas de cooperación militar, responde no solo a intereses de seguridad nacional, sino también a la necesidad de garantizar el control de las rutas comerciales y de contener las influencias externas. La visita de Richardson y sus declaraciones sobre la creciente presencia china en América Latina son una señal clara de que Estados Unidos está dispuesto a reforzar su presencia militar y económica en la región, con el fin de preservar su influencia y controlar los puntos estratégicos, como el estrecho de Magallanes.
Necesidad de una estrategia latinoamericana
A pesar de la creciente importancia del estrecho de Magallanes y de la Antártida en las actuales disputas geopolíticas, los países de América Latina y el Caribe carecen de una estrategia conjunta para defender el interés regional en esta zona clave. La región, en este marco, enfrenta el riesgo de profundizar la pérdida de su soberanía ante la agudización de las tensiones globales.
Proponer una estrategia común desde el sur global para proteger el estrecho y las aguas circundantes, así como para gestionar los recursos de la Antártida de forma sostenible, debería ser una prioridad para los países latinoamericanos. Solo mediante la cooperación y una visión compartida podrá la región defender sus intereses frente al norte global.