Caída de Assad marca un giro radical en la política y resistencia palestina
El colapso del régimen de Assad deja a la deriva a muchas facciones palestinas en Siria. Pero la cambiante dinámica regional abre oportunidades para palestinos que luchan contra la ocupación israelí.
Durante 54 años, el régimen de los Assad, tanto padre como hijo, se cubrió con el manto del arabismo, posicionando a Siria como un firme defensor de Palestina y de su lucha contra la ocupación israelí.
Esta narrativa, argumentan analistas, fue una herramienta conveniente que se utilizó para justificar el aplastamiento de la disidencia, mientras afirmaba enfrentarse a un enemigo más importante. Simultáneamente, el régimen cortejó a las facciones palestinas, ofreciendo apoyo financiero y militar a cambio de lealtad. Todo mientras aprovechaba a estos grupos para promover su propia agenda.
Ahora, con la caída del férreo control de Bashar al Assad, las facciones palestinas que alguna vez cobijó su régimen penden de un hilo. Los analistas advierten sobre ramificaciones extensas, no solo entre los grupos alineados con Assad, sino también entre la causa palestina en general.
Según algunos cálculos, existen más de diez facciones palestinas en Siria, muchas de ellas con poca conexión con Palestina como tal. En cuanto a las facciones palestinas que apoyó, al régimen de Assad siempre lo impulsaron motivos pragmáticos, más que ideológicos.
Personas asisten al funeral de cinco miembros del Frente Popular para la Liberación de Palestina, en Damasco, Siria, el jueves 1 de junio de 2023. Foto: AP/Omar Sanadiki.
El analista Murad Sabbagh destaca que la alianza del régimen con los grupos palestinos fue principalmente una cuestión de imagen. En declaraciones a TRT World, explicó: "El régimen de Assad se presentó como un bastión de la resistencia contra Israel, mientras que al mismo tiempo oprimía a su propio pueblo. Nunca se trató de una solidaridad genuina con la causa palestina".
El panorama para las facciones
El Frente Popular para la Liberación de Palestina-Comando General (PFLP-GC), un grupo armado que fusiona el arabismo y las ideologías marxistas, es una de esas facciones.
Creado tras la ocupación de Cisjordania por parte de Israel en 1967, el pequeño grupo ha reivindicado varios ataques contra objetivos israelíes y occidentales.
El PFLP-GC –al igual que las Brigadas de Retorno y Liberación y el Frente Democrático por la Liberación de Palestina (DFLP)– se alineó estrechamente con el régimen durante la guerra civil siria.
Su lealtad tuvo un gran costo: la hostilidad generalizada por parte de la oposición siria y las acusaciones de complicidad en la destrucción de campos de refugiados palestinos como Yarmouk, en Damasco.
El analista político Ahed Ferwana subraya que estas facciones se enfrentan ahora a una complicada realidad. "Los grupos que lucharon junto a Assad han alejado a los nuevos gobernantes de Siria, lo que pone en riesgo su capacidad para operar en el país. También pueden enfrentar repercusiones legales por su papel en las atrocidades cometidas durante la guerra civil", indica en conversación con TRT World.
Y agrega que el colapso del régimen de Assad significa que dichas facciones –principalmente el PFLP-GC, el DFLP y otras– carecen de patrocinadores alternativos. Podrían perder hasta el 90% de su capacidad para operar, señala el experto.
Futuros diferentes
El impacto de la caída de Assad no será igual en todas las facciones palestinas.
Grupos con conexiones regionales más amplias, como Hamás y la Yihad Islámica Palestina, pueden encontrar formas de navegar con éxito en el nuevo panorama político.
Hamás, el partido gobernante de Gaza que alguna vez fue aliado del régimen de Assad, se distanció al comienzo del levantamiento sirio, alineándose con la oposición y abandonando Damasco en 2012.
Aunque recientemente Hamás intentó reparar los lazos con Assad antes de su caída, Ferwana sugiere que esta reconciliación fue limitada. "Hamás no está tan arraigado en el régimen como otras facciones. Su enfoque pragmático y sus vínculos con los movimientos islámicos que gobiernan Siria ahora podrían ayudarlo a soportar esta tormenta", dice.
Por otro lado, la Yihad Islámica Palestina se enfrenta a un futuro más incierto. Si bien tiene conexiones significativas con Irán y evitó en gran medida involucrarse en la guerra civil siria, su alineación con Asad complica su capacidad para afianzarse en Siria sin él.
Un hombre inspecciona un edificio destruido en la ciudad de Yater, en el sur del Líbano, el 7 de diciembre de 2024, en medio de la frágil tregua actual entre Israel y Hezbollah Foto: AFP.
A la complejidad en Siria se le suma el deterioro de la situación en el Líbano. Este país, que alguna vez fue un plan b para las facciones palestinas, ahora representa una alternativa poco viable por su colapso económico y su inestabilidad política.
Sabbagh destaca que las facciones pueden buscar opciones más lejanas, pero cada alternativa tiene sus propios riesgos. "Operar lejos de Palestina debilita su capacidad de actuar de manera efectiva contra Israel y los deja vulnerables a las presiones internacionales", explica.
Consecuencias geopolíticas
El derrumbe de Assad marca un giro radical en el equilibrio de Oriente Medio a nivel general. Israel, que durante mucho tiempo ha tratado de frenar las amenazas en su frente norte, explota la situación para promover su propia agenda, socavando la unidad de Siria.
Desde que los grupos opositores al régimen de Assad tomaron Damasco el 8 de diciembre, Israel ha lanzado ataques aéreos sin precedentes contra Siria, apuntando a objetivos militares importantes. Además, las fuerzas de Tel Aviv se han adentrado profundamente en el país, más allá de la zona de amortiguación en los Altos del Golán ocupados que se estableció en 1967 tras un acuerdo entre Israel y Siria.
Sin embargo, algunos analistas ven oportunidades potenciales para Palestina. El Dr. Sami Al-Astal, profesor de la ahora destruida Universidad Al-Aqsa en Gaza, sostiene que una Siria estable y democrática podría llegar a convertirse en un aliado de la causa palestina de una manera en que el régimen de Assad nunca lo fue realmente.
"El régimen de Assad utilizó a las facciones palestinas como una herramienta para reforzar su legitimidad", explica. "Un nuevo gobierno sirio podría apoyar a los palestinos política y diplomáticamente sin explotarlos con fines propagandísticos".
El colapso del régimen de Assad también podría llevar a que se replanteen las estrategias de resistencia.
"Los palestinos deben centrarse en fortalecer su sociedad –educación, atención en salud, gobernanza– y, al mismo tiempo, utilizar los canales políticos y diplomáticos para hacer frente a la ocupación. La resistencia armada por sí sola no puede sostener un movimiento de liberación", asegura el experto.
También deben abordarse las divisiones internas entre las facciones palestinas, exacerbadas por el favoritismo de Assad. Al-Astal cree que la caída del régimen podría brindar una oportunidad para sanar las diferencias. "Sin Assad alimentando las rivalidades entre facciones, los grupos palestinos tienen la oportunidad de unificarse bajo el paraguas de la Autoridad Palestina u otro organismo representativo", afirma.
Finalmente, concluye con un optimismo cauteloso: "Una Siria estable puede convertirse en un verdadero aliado en la lucha palestina, no a través de armas y campamentos, sino a través de la diplomacia, la defensa y el apoyo a los derechos del pueblo palestino. El camino por delante es incierto, pero aún puede conducir a una resistencia más fuerte y unida".
Este artículo se publicó en colaboración con la plataforma Egab.